LA ARISTOCRACIA DEL BARRIO
LA ARISTOCRACIA DEL BARRIO
Joan Manuel Serrat
Entre el bar y la bolera rondan las aceras controlando el barrio desde la esquina.
En el índice una alhaja.
El pelo a navaja.
Salpicando betún y brillantina.
Óigalos silbar...
Parecen estar esperándole, vecino, para jugar un mano a mano a los chinos.
Son la aristocracia del barrio.
Lo mejor de cada casa tomando el sol en la plaza.
Tienen a la madre anciana, virgen a la hermana y en las Ramblas una que es del asunto.
Un padre que murió un día y la filosofía del tapete, el compañero y el punto.
Mírelo burlar...
Sin pestañear nació chulo y sin remedio.
Pide con seis y se planta en dos y medio.
Son la aristocracia del barrio.
Tahúres, supersticiosos, charlatanes y orgullosos.
Trafican en transistores, en encendedores, en cosméticos y en bisutería hasta que el cante de un socio les cierre el negocio como poco por seis meses y un día.
Igual que se van reaparecerán hechos un figurín, pero con el color y el perfume del talego.
Son la aristocracia del barrio.
Trásnfugas independientes mejorando a los presentes.
Si les sigue usted los pasos verá más de un caso que en la puerta de un Juzgado de Guardia
Por la hembra y el retaco deja hasta el tabaco y hurga en la demandas de la Vanguardia.
Envejecerán horneando pan.
Cada cual muere a su modo.
Qué se va a hacer.
Ha de haber gente para todo.
Y la aristocracia del barrio, sentimentales y buenos, en el bar le echan de menos.
Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
MEXICO.
alfredoarrieta@terra.com.mx
gatodelperro2000@yahoo.com.mx
Joan Manuel Serrat
Entre el bar y la bolera rondan las aceras controlando el barrio desde la esquina.
En el índice una alhaja.
El pelo a navaja.
Salpicando betún y brillantina.
Óigalos silbar...
Parecen estar esperándole, vecino, para jugar un mano a mano a los chinos.
Son la aristocracia del barrio.
Lo mejor de cada casa tomando el sol en la plaza.
Tienen a la madre anciana, virgen a la hermana y en las Ramblas una que es del asunto.
Un padre que murió un día y la filosofía del tapete, el compañero y el punto.
Mírelo burlar...
Sin pestañear nació chulo y sin remedio.
Pide con seis y se planta en dos y medio.
Son la aristocracia del barrio.
Tahúres, supersticiosos, charlatanes y orgullosos.
Trafican en transistores, en encendedores, en cosméticos y en bisutería hasta que el cante de un socio les cierre el negocio como poco por seis meses y un día.
Igual que se van reaparecerán hechos un figurín, pero con el color y el perfume del talego.
Son la aristocracia del barrio.
Trásnfugas independientes mejorando a los presentes.
Si les sigue usted los pasos verá más de un caso que en la puerta de un Juzgado de Guardia
Por la hembra y el retaco deja hasta el tabaco y hurga en la demandas de la Vanguardia.
Envejecerán horneando pan.
Cada cual muere a su modo.
Qué se va a hacer.
Ha de haber gente para todo.
Y la aristocracia del barrio, sentimentales y buenos, en el bar le echan de menos.
Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
MEXICO.
alfredoarrieta@terra.com.mx
gatodelperro2000@yahoo.com.mx
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