PAPELES COPIAS Y ORIGINALES DE TODOS, PERRO PUERCO ESPIN, POLICIA DISPARANDOME, CUARTO CON PISO DE TIERRA.
PAPELES COPIAS Y ORIGINALES DE TODOS, PERRO PUERCO ESPIN, POLICIA DISPARANDOME, CUARTO CON PISO DE TIERRA.
Parece que me cayó el chahuistle. El edificio en donde se encuentran los papeles que ha producido la humanidad en los últimos cien años han desaparecido. Resulta que me encontraba por entrar a dicho lugar cuando un estremecimiento se apoderó de la tierra. Todo quedó atrapado, afortunadamente no sufrí rasguño alguno y la pude librar. Se acercó Gustavo y con su estatura desmedida se asomó para decirme que en ese extremo había algunos documentos que se referían a mí persona y en donde se asentaba que me estaban investigando. Logró sacárlos de entre el polvo y me los dió en mano propia.
Le pedí que pusiera sus manos enlazadas para que pudiera subirme. Alcancé a mirar cientos de fotografías de mi hijos cuando eran chavales. Entré en un agujero que me permitía. Deambulé entre papeles y escuché gritos de personas que me decían que por favor les buscara sus originales. Debo decir que los míos nunca los encontré.
Topé con una cama alta. Ahí descansaba una regordeta con cara de puta. Le pregunté que había en el otro lado de esa pared. Fue lacónica y me dijo con flojera que los documentos atrapados estaba por allá .
Usé mis manos y rompí la pared. No es que fuera yo muy mamey sino que la pared era de cartón y pude hacerlo. El sitio estaba oscuro y la mujer prosti me indicaba con su mano a que siguiera. Decidí continuar. Ahora me encontraba en un patio como esos de la Alemania vieja, es posible que hubiera sido alguna cárcel, esto lo digo porque las ventanas aún tenían barrotes. Salió de la nada un enorme perro de dos colores, es decir café y negro y parecido a un puerco espín. El animal mostró intenciones de atacarme. Yo que soy intuitivo solo me bastó ver sus ojos rojos para saberlo. Se acercó de tres patadas y cuando estaba a punto le arrojé agua que había en un charco. El agua la tomé con una pala que anteriormente la usaban para echar carbón a esa caldera en abandono.
El perro se disculpó por su fiereza, habló golpeado tal y como lo hacen los alemanes. Me dijo que su interés aparte del hambre que tenía para arrancarme un cacho se centraba en que yo tuviera los documentos de la humanidad completa.
Salí por una pequeña puerta. Una viejita arrugada me dijo que solamente podría tener los papeles si acudía a la calle de nogal. Le hice caso y llegué. En una esquina un uniformado borracho que trastabillaba cayó al suelo con la boca hacia arriba, de su costado derecho logró sacar su arma. Me hizo tres disparos. Por suerte en la noche de este sueño no logró acertar de haberlo hecho ahora estaría en el hospital o curándome los hoyos.
Este animal o individuo se levantó y de momento se acercó otro policía que era su oficial en jefe. Le tomó por la chaqueta y le dijo que se lo llevaría arrestado. Me acerqué y sin pregunta alguna le propiné una patada en los huevos.
Para recuperarme o reponerme acudí a tomar un descanso. Era un lugar caliente, se respiraba azufre y podías oler el azúcar en los ingenios. No sé si el azúcar tiene olor, pero aquí sí.
Una mujer que parecía ser la administradora de ese hotel descanso se acercó. Creo que estaba en Zacatepec o Izúcar de Matamoros.
Me dijo que solo tenía una habitación disponible. Abrió la puerta y descubrí un cuarto en obra con piso de tierra. No supe si debería de quedarme estaba tan cansado y con un dolor de pies, deben de ser los zapatos que desde que los compré me traen frito.
Cuando la mujer me mostraba el cuarto un gatito gris le saltó a la pierna y logró causarle un rasguño, ella lo retiró discretamente, el gatito le hizo ji ji en un gruñido de amenza, luego se trepó en un árbol de higos.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
18 de enero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
Parece que me cayó el chahuistle. El edificio en donde se encuentran los papeles que ha producido la humanidad en los últimos cien años han desaparecido. Resulta que me encontraba por entrar a dicho lugar cuando un estremecimiento se apoderó de la tierra. Todo quedó atrapado, afortunadamente no sufrí rasguño alguno y la pude librar. Se acercó Gustavo y con su estatura desmedida se asomó para decirme que en ese extremo había algunos documentos que se referían a mí persona y en donde se asentaba que me estaban investigando. Logró sacárlos de entre el polvo y me los dió en mano propia.
Le pedí que pusiera sus manos enlazadas para que pudiera subirme. Alcancé a mirar cientos de fotografías de mi hijos cuando eran chavales. Entré en un agujero que me permitía. Deambulé entre papeles y escuché gritos de personas que me decían que por favor les buscara sus originales. Debo decir que los míos nunca los encontré.
Topé con una cama alta. Ahí descansaba una regordeta con cara de puta. Le pregunté que había en el otro lado de esa pared. Fue lacónica y me dijo con flojera que los documentos atrapados estaba por allá .
Usé mis manos y rompí la pared. No es que fuera yo muy mamey sino que la pared era de cartón y pude hacerlo. El sitio estaba oscuro y la mujer prosti me indicaba con su mano a que siguiera. Decidí continuar. Ahora me encontraba en un patio como esos de la Alemania vieja, es posible que hubiera sido alguna cárcel, esto lo digo porque las ventanas aún tenían barrotes. Salió de la nada un enorme perro de dos colores, es decir café y negro y parecido a un puerco espín. El animal mostró intenciones de atacarme. Yo que soy intuitivo solo me bastó ver sus ojos rojos para saberlo. Se acercó de tres patadas y cuando estaba a punto le arrojé agua que había en un charco. El agua la tomé con una pala que anteriormente la usaban para echar carbón a esa caldera en abandono.
El perro se disculpó por su fiereza, habló golpeado tal y como lo hacen los alemanes. Me dijo que su interés aparte del hambre que tenía para arrancarme un cacho se centraba en que yo tuviera los documentos de la humanidad completa.
Salí por una pequeña puerta. Una viejita arrugada me dijo que solamente podría tener los papeles si acudía a la calle de nogal. Le hice caso y llegué. En una esquina un uniformado borracho que trastabillaba cayó al suelo con la boca hacia arriba, de su costado derecho logró sacar su arma. Me hizo tres disparos. Por suerte en la noche de este sueño no logró acertar de haberlo hecho ahora estaría en el hospital o curándome los hoyos.
Este animal o individuo se levantó y de momento se acercó otro policía que era su oficial en jefe. Le tomó por la chaqueta y le dijo que se lo llevaría arrestado. Me acerqué y sin pregunta alguna le propiné una patada en los huevos.
Para recuperarme o reponerme acudí a tomar un descanso. Era un lugar caliente, se respiraba azufre y podías oler el azúcar en los ingenios. No sé si el azúcar tiene olor, pero aquí sí.
Una mujer que parecía ser la administradora de ese hotel descanso se acercó. Creo que estaba en Zacatepec o Izúcar de Matamoros.
Me dijo que solo tenía una habitación disponible. Abrió la puerta y descubrí un cuarto en obra con piso de tierra. No supe si debería de quedarme estaba tan cansado y con un dolor de pies, deben de ser los zapatos que desde que los compré me traen frito.
Cuando la mujer me mostraba el cuarto un gatito gris le saltó a la pierna y logró causarle un rasguño, ella lo retiró discretamente, el gatito le hizo ji ji en un gruñido de amenza, luego se trepó en un árbol de higos.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
18 de enero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
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