DESFILES, CUERDAS, NUMEROS...
DESFILES, CUERDAS, NUMEROS
Me encuentro en medio de un desfile. Hay un grupo números de personas de edad menor. Todos van vestido uniformemente de trajes verde mar. Yo estoy entre ese tumulto. Parece que nos encontramos a la espera de una proyección. A un costado de donde nos ubicamos hay una pantalla que más bien parece un anuncio espectacular. A ras del suelo. Aparece un anuncio gubernamental, luego otro grupo de niños electrónicos, ellos van vestidos de azul fuerte o marino dicen.
A un costado de los niños y como si fuera un maestro de escuela pública va Felipe Calderón dando indicaciones a los infantes para que sigan y tomen un comportamiento adecuado. Los niños llevan en sus manos banderas de su país.
Por mi parte llevo entre las manos un huevo con forma ovoidal. Es en primera instancia de una materia sólida como si fuera el material de que se componen las canicas.
Lo tengo entre las manos, debe de ser por el calor que el ovoide comienza a ponerse aguado pero sin descomponerse. Un joven apunta con su dedo índice con el interés de romperlo. Intento esconderlo porque si este explota o estalla de su interior saldrá una criatura de formas insospechadas.
Se termina el desfile de niños y detrás de estos aparece ahora uno militar. Al momento en que pasan los soldados, se les coloca en la pantalla el número de efectivos que componen las fuerzas armadas. También pasan tanques, soldados trepados que sujetan ametralladoras, pasan caballos con la cola peinada y que van arrojando bolas de caca que a su vez sueltan un vapor caliente. Ojalá que alguien la recoja y haga composta para los jardines. De no hacerlo esta misma caca seguirá el camino de los drenajes, luego a las cloacas, luego a los ríos y después a los mares.
Una mujer que se llama Lourdes se encuentra sentada en un banco. Ella intenta escribir los datos que aparecen en pantalla. La miro para decirle que no se complique que luego le llevó el DVD. Ella guarda su libreta luego me voy.
Ahora estoy en una calle de amplitud, decido sentarme en la banqueta, hace lo mismo un hombre de pelo chino y con aspecto de Guerrerense. Me dice al mismo tiempo que mira un anuncio de zapatos que están bonitas las botas. Se señala los pies y no lleva siquiera chanclas. Me levanto y saco de mis bolsillos dos monedas que acaso valgan algo y se las entrego. Anda y vé. Cómprate lo que te alcance, a lo mejor unos huaraches.
Hay dos cuerdas que se levanta a metro y medio del suelo. Ellas apuntan al cielo. El caso es que se deberá subir o trepar por la que uno decida. Llega una mujer de proporciones gorditas, ella me dice que es mi hermana, pero tiene una cara que no reconozco puede que sí puede que no, ya no sé.
Levanta sus manos y toma la cuerda, encoge su cuerpo y se da a la tarea de subir. Su intento se va al fracaso, esto debe de ser por no hacer ejercicio y además por comer tanta comida chatarra.
Al verse derrotada hace una mueca de enojo y se va….
La otra cuerda es tomada por un hombre de 25 años. El va dispuesto a lograr su hazaña. La toma y se desliza como si de un gusano se tratara. Al rato lo veo y su figura al cielo se va haciendo pequeña, al rato ya no está.
Debajo de nosotros la multitud que va vestida de verde mar toma por el lado derecho. En ella va Montserrat cuando tenía 4 años. La pierdo de vista solo veo su sombrero …..
En un letrero de focos multicolores se anuncian números. A cada uno de los asistentes se le otorga una serie. Si cae por suerte en el número 13, entonces deberé acudir a una oficina para cobrar un premio.
Sentado en un escritorio Pedro Ferriz de Con. El dice con rostro arrugado como de perico que pregunta , da pormenores de los desfiles y adula la perfección, las maneras de agrupar a la gente, el marchar colectivo, el orden y el respeto. Me acerco porque él me llama. Dice Ferriz que si le puedo dar mis apreciaciones de lo que está ocurriendo en este sueño del desfile. Y le digo que puestos a escoger como dice Serrat prefiero bailar aunque no sé a desfilar.
Cuando te dicen marcha ,marcha, intentas en la torpeza de tu niñez a hacerlo. Cuando lo aprendes, te dicen para para. O cuando eres niño te dan palmaditas en la espalda para que eructes, cuando lo aprendiste y eructas de mayor en medio de la fiesta la gente te dice puerco o cochino que es lo menos……
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
30 de enero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
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