PALACIO NACIONAL, COCACOLAS, TIO LALO, AUGUSTO ALGUERO..
PALACIO NACIONAL, COCACOLAS, TIO LALO, AUGUSTO ALGUERO..
En las frías noches de México y en donde la calaca cada vez tiene más trabajo decido entrar como todos ustedes a los momentos del sueño. Por un momento me olvido de los dolores lumbares, o las reumas pinches y allá voy:
Primero te voy a decir que andaba yo metido en uno de esos autobuses que circulan por la ciudad y que son como féretros que andan, latas chatarras que al momento que avanzan hacen un ruido de vejez, los tornillos les saltan, sus asientos desgarrados y allá van:
A bordo vamos como cuarenta personas apachurradas, gentes sin privilegios y voy pensando en que escribiré cuando los que no hablan y no dicen nada le tocó los hombros para que despierten. El Palacio Nacional símbolo de México esta hundido mas de siete metros, quizá ocho, no lo puedo saber porque no llevo regla en ese momento, nadie se inmuta, les grito que México ahora si se está hundiendo literalmente.
Los edificios aledaños también están varios metros debajo de su nivel. Como en los sueños todo es posible en el lugar del Palacio Nacional está la Catedral, ella es la hundida con todas sus consecuencias, es decir los dos sistemas ya dieron de sí, también sus edificios. Las calles se encuentran levantadas y los adoquines que algún albañil colocó son ahora piedras en desorden. A los usuarios de la miseria y sus viajes diarios de mediocridad les importa un bledo que los edificios estén hundidos.
Lo que me faltaba. Ahora hasta en mis sueños tengo patrocinadores.
Una mujer vestida de edecán llega hasta mi casa y me dice que si tomo Cocacola.
¿Quién nó le digo ?. Me pide recordar sobre las presentaciones de este refresco. Ah¡ había una en mis tiempos que costaba treinta y cinco centavos, era un envase chiquito de vidrio. Luego vino el pinche plástico y ahora estamos invadidos de pep por toda la ciudad.
La joven me dice que ahora mis necesidades en cuanto a la sed se terminaron. Atrás de ella salen otros muchachos y me muestran la botella de diez litros para que siempre tenga . Luego se meten a mi casa cargados de botellas llenas. Esto es en agradecimiento por haber tomado nuestro refresco a lo largo de los años. Se van y me dejan pensando. ¿ Que hice yo para merecer esto?.
Me voy a un salón que parece más bien el escenario de una película de Martín Scorcesse, por allá sentado un señor septuagenario que los que lo ven expresan que es un loquito. Pero nó señor, es mi tío Lalo, él fue un literato que se llevaba de a cuartos con
José Revueltas,Hermilo Abreu Gómez y Margarita Paz Paredes, sus textos eran espesos, hay qe educarse para comprender digo yo.
Lalo tiene unos gatitos recién nacidos,los metió en una caja. Me ve y me llama con su mano flaca. Me explica que no pudo despedirse de mí cuando murió y me explica porque se alejó para refugiarse en esa biblioteca de Durango. El y sus razones.
También miro en ese mismo salón a Adolfo Carbajal, va hablando con una chica. Para ese momento me encuentro encaramado en una parte alta, le grito para decirle que allá sentado estás mi tío que ahora habla con Gustavo Rojas. Ni se conocieron…
Lo que si me puede es saber que en Madrid falleció Augusto Algueró, autor de Penélope y la Chica ye yé. Un abrazo en donde esté por sus composiciones y su aporte a la cultura.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpuebldoetierra.
Nec spe, nec metu.
16 de enero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
En las frías noches de México y en donde la calaca cada vez tiene más trabajo decido entrar como todos ustedes a los momentos del sueño. Por un momento me olvido de los dolores lumbares, o las reumas pinches y allá voy:
Primero te voy a decir que andaba yo metido en uno de esos autobuses que circulan por la ciudad y que son como féretros que andan, latas chatarras que al momento que avanzan hacen un ruido de vejez, los tornillos les saltan, sus asientos desgarrados y allá van:
A bordo vamos como cuarenta personas apachurradas, gentes sin privilegios y voy pensando en que escribiré cuando los que no hablan y no dicen nada le tocó los hombros para que despierten. El Palacio Nacional símbolo de México esta hundido mas de siete metros, quizá ocho, no lo puedo saber porque no llevo regla en ese momento, nadie se inmuta, les grito que México ahora si se está hundiendo literalmente.
Los edificios aledaños también están varios metros debajo de su nivel. Como en los sueños todo es posible en el lugar del Palacio Nacional está la Catedral, ella es la hundida con todas sus consecuencias, es decir los dos sistemas ya dieron de sí, también sus edificios. Las calles se encuentran levantadas y los adoquines que algún albañil colocó son ahora piedras en desorden. A los usuarios de la miseria y sus viajes diarios de mediocridad les importa un bledo que los edificios estén hundidos.
Lo que me faltaba. Ahora hasta en mis sueños tengo patrocinadores.
Una mujer vestida de edecán llega hasta mi casa y me dice que si tomo Cocacola.
¿Quién nó le digo ?. Me pide recordar sobre las presentaciones de este refresco. Ah¡ había una en mis tiempos que costaba treinta y cinco centavos, era un envase chiquito de vidrio. Luego vino el pinche plástico y ahora estamos invadidos de pep por toda la ciudad.
La joven me dice que ahora mis necesidades en cuanto a la sed se terminaron. Atrás de ella salen otros muchachos y me muestran la botella de diez litros para que siempre tenga . Luego se meten a mi casa cargados de botellas llenas. Esto es en agradecimiento por haber tomado nuestro refresco a lo largo de los años. Se van y me dejan pensando. ¿ Que hice yo para merecer esto?.
Me voy a un salón que parece más bien el escenario de una película de Martín Scorcesse, por allá sentado un señor septuagenario que los que lo ven expresan que es un loquito. Pero nó señor, es mi tío Lalo, él fue un literato que se llevaba de a cuartos con
José Revueltas,Hermilo Abreu Gómez y Margarita Paz Paredes, sus textos eran espesos, hay qe educarse para comprender digo yo.
Lalo tiene unos gatitos recién nacidos,los metió en una caja. Me ve y me llama con su mano flaca. Me explica que no pudo despedirse de mí cuando murió y me explica porque se alejó para refugiarse en esa biblioteca de Durango. El y sus razones.
También miro en ese mismo salón a Adolfo Carbajal, va hablando con una chica. Para ese momento me encuentro encaramado en una parte alta, le grito para decirle que allá sentado estás mi tío que ahora habla con Gustavo Rojas. Ni se conocieron…
Lo que si me puede es saber que en Madrid falleció Augusto Algueró, autor de Penélope y la Chica ye yé. Un abrazo en donde esté por sus composiciones y su aporte a la cultura.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpuebldoetierra.
Nec spe, nec metu.
16 de enero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
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