Olor a gas, la fría y un señor,peces en una coladera.


Olor a gas, la fría y un señor,peces en una coladera.

































Esto ya se convirtió en un auténtico lío.

El problema comenzó cuando desperté abruptamente.

Y eso fue en medio de este sueño.

Resulta que comencé a oler a gas.

Y ustedes saben que el gas le pusieron un olor penetrante para que te enteres que hay una fuga.

Me levanté de mi camastro y fui a averiguar:

En el suelo estaba tirado un artefacto que venía haciendo las veces de un calentador .

Revisé los diferentes tubos pero en medio de la oscuridad no podía saber por donde se escapaba.

Estaría pendejo de mi cabeza sí encendía la luz o la flama de un cerillo. De inmediato volaríamos todos y al rato ya estaríamos dándole cuentas al creador.

Cosa que no me incomoda porque a decir verdad siempre busqué comportarme con los demás de la mejor manera posible pero en el mundo hay personas con las que nomás no.

Chocas y a veces las discusiones terminan en putazos.

Confieso que si me fui a los golpes con algunos pero eso lo hice nada más para quitarles lo hocicones. Les tumbé los dientes y se volvieron seditas los hijos de su chingada madre…

Bueno. Estoy en el caso del artefacto al que se le escapa el gas.

Hay una tuerca grande que al plomero se le olvidó apretarla. Está prácticamente suelta.

Con una llave de perico comienzo a girar hasta que tope porque si le das de más corres el peligro de que se trasrosque y se eche a perder.



Este señor que anda por acá parece que está interesado en la fría.

No sabe ni que alacrán se echa encima.

Pasa cargando una caja. La fría se acerca. El señor pone cara de pendejo e intenta sonreír pero no puede evitar su nerviosismo cada vez que ve a la fría.

La fría se siente bella y tiene el poder de hacer como sus calzones a quién sea.

Tengo que hablar de una vez por todas con ella.

Que caso tiene que tenga así a este hombre?

La fría está muy cerca. Pasa rozándole el brazo. Al señor se le erizan los pelos.

La fría se aleja, su vestido se mueve con el aire.

Se detiene, mira para atrás y suelta la risotada.

No debería de darle esperanzas… Pero en fin es su cuento.


El señor llega a un cuarto, intenta sostener la caja, saca una llave y abre.

El interior tiene sólo un camastro. Una mesa con trastes y eso es todo.

Deja la caja y se recuesta. Se acuerda de la fría. Saca su fotografía y automáticamente comienza a frotarse el miembro.

Creo que no hay mejor homenaje a ninguna mujer que masturbarse con su foto. Y este hombre lo hace..

De la fría?

Ni me digan.

Ella anda como papalote en el aire. Todos se las piden y a todos se las dá…


Este es un pasillo que viene de por allá.

Es un pasillo en el interior del Camino Real.

A la mitad más o menos hay una coladera.

Me asomo y descubro cientos de pequeños peces.

Además de los peces una moneda de diez pesos.

Llegan dos niños. Uno de ellos me dice que sí le puedo dar los peces?

Cuantos quieres?

Los que me pueda usted dar.

Con un alambre que elaboré en forma de cuchara comienzo a sacar uno a uno. Los deposito en un vaso que el niño tiene en sus manos.

La coladera se queda vacía. Los peces se fueron con los niños.


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
8 de Febrero de 2017.


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