LA HUELLA DE POLVO

LA HUELLA DE POLVO


















Hace unos instantes en el pensamiento del sueño , descubrí en los barriales de la África negra un hombre de ébano también , que sale de su casa , pisa la tierra y sin que él lo sepa deja la marca de su bota . Una mujer , su mujer , sale discreta y se aproxima a la huella del calzado y la recoge en sus manos con mucho cuidado . Después la lleva a su casa y en un altar a quién sabe qué Dios , arroja el polvo sobre unas veladoras . El hombre aparece y se da cuenta de lo que hace su mujer . Busca una tela de multicolores tonos , la desnuda y después la cubre con la fina tela . Arropados entran en una habitación de corte rústico Y no sé más …
Son aproximadamente las dos de la madrugada . Es una madrugada donde no se escuchan los cantares del gallo. Me aproximo a esa casa en donde viví de niño . Mi madre rentó esa casa de techos negros , en donde se podían apreciar las pisadas de los gatos noctámbulos.
Me encuentro en uno de los patios de tierra negra . Camino intentando no mover alguna maceta con flores . Llegó a una puerta que está sin una bisagra , así que cuando la puedes abrir , la puerta se cae para un lado . Al mirar al frente , veo pasar un chivo negro de prominentes cuernos , los niños del barrio le decíamos el chivo pedotes , porque cerraba su boca y dejaba escapar unos sonidos igualitos a los pedos humanos .
Llego al sitio y me encuentro que no hay luz natural , sé que estoy inmerso en el sueño de este mayo de calor extremo , un mosco se posa en mi muslo flaco y procede a insertar su agujita y saca y liba mi sangre a todo placer.
Estoy en este sitio de mis infancias y como te dije hay una oscuridad extrema , busco cómo Dios me da a entender y logró encontrar unos cables de un acero resistente. Corto los cables a dos metros cada uno , los coloco en cada una de mis manos y los empiezo a agitar como aquellos argentinos con sus boledoras . La gentes que cruzan intentan esquivar los movimientos que hago con los cables , unos lo logran , otros caen con las cabezas decapitadas. Pasan , cercanamente unos perros y también reciben la dosis de cable , este les roza y les trasquila sus pelos .
Abro un ojo del tamaño de un caimán y entre las cobijas de gato se dibuja una señora de aspecto anglosajón , lleva a un niño rubio a una bañera , mientras le repite su nombre , lo coloca tiernamente en línea horizontal sobre el agua limpia y lo sumerge hasta que un círculo de agua se le dibuja en la cara . El niño entra al fondo del agua y de su boca sale una especie de mata negra que se transforma en una niña de doce años . La niña se levanta y pregunta por su mamá , extiende los brazos e intenta irse con la anglo , en este intento la niña de túnica blanca se desvanece como un chorro de agua…
La mujer mira a un extremo de la habitación y dos visiones la miran . Es ella misma y su mismo niño . El sueño me vence y ya no concibo idea alguna . Veo a Antonio Alcántara , reírse porque el doctor le dijo que tenía la próstata en buenas funciones y que ya puede mear a placer.
La mujer blanca , cae a un pozo profundo e intenta Salir agarrándose por las paredes del mismo . Cuando lleva algunos metros escalados hacia la superficie , la niña que se desparramó como agua , sale nuevamente a flote y comienza a tratar de agarrar por los pies a la señora , el ser niña , se desliza como una especie de animal del averno y no sé si logra alcanzarla .
Después copulo y me quedó sumamente dormido atrapado en las estrecheces que puede dar el sueño de sopor….
Ya es de día, el sol de la madrugada nos dicta que hay que empezar . Un hombre se levanta y arroja a un lado sus cobijas de cartón . las deja sobre otros papeles que también le han servido de cobijas . El hombre busca la caridad que algún conmovido le da . El hombre tiene unos ojos parecidos a los micos de las selvas , su pelo , es un pelo cano con meses de no conocer el baño del agua. Intenta sorber el atole de maíz y lo embarra en sus barbas disparejas. Lleva una chamarra que no le sirve el broche , sus zapatos rotos las agujetas gastadas . De entre el pantalón renegrido sobre sale su pierna izquierda , esta se encuentra al grado de lo putrefacto, le emerge pus verde que se confunde con los olores de meses y meses . El hombre no le da importancia a los dolores , convive con ellos . Se sienta sobre la banqueta y mira a los lados distintos , otros ebrios del sueño eterno duermen en un sofá , se envuelven en sus cobijas que algunas vez tuvieron dibujos – Cuanta gente en la indigencia, la ciudad es un lumpen , nadie se baña, nada interesa, hay hombres y mujeres y niños en el desamparo absoluto.
Un hombre se apersona en la lateral del Circuito Interior , se acerca a mi oído y me dice a través del vidrio que le entregue dinero para desayunar, porque acaba de salir de la cárcel. Volteo la cara a otro extremo pienso que me vale puta madre que este acabe de salir del bote. Algo habrá hecho , el ángel del mal.
Me dijo una mujer el sábado pasado que en el noticiero matutino una joven enfermera fue apuñalada en Santa María cosa de diario , la nota roja, la violencia en el alma de los malos , de los perversos diablos de todos los tiempos.
Ahora , ni siquiera me causan nada los locos del partido social , los dejo que vayan , que digan lo que digan, soy, como Salinas ; ni los veo ni los oigo. Busco un radio sonar y Leonard el compositor depresivo me dice que algo como alea jalta est .
Nada inspira , busco el abrigo de las miradas nocturnas , las miradas de los que no existen, las vistas de los que causan asco, la presencia de gentes ratas, de colmillos largos que busquen que roer, la carne de algunos cerdos. Los ojos de los puercos perdidos.

Original de Alfredo Arrieta Ortega.

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