Lío en Irak, aparato que lanza flechas y en la punta traen veneno, baños inmundos, hombre que se degolla, tractor que rompe paredes, niña de ojos verdes.
Lío en Irak, aparato que lanza flechas y en la punta traen veneno, baños inmundos, hombre que se degolla, tractor que rompe paredes, niña de ojos verdes.
Me encuentro metido en un berenjenal o en camisa de once varas. Como lo prefieras.
Tengo que entrar a Irak.
El problema que me surge es que en este país hay una mujer que pretendo llevarme a vivir conmigo.
Los informes que tengo son desalentadores. Nadie puede llevarse mujeres de este país. Sus leyes son rígidas. Pensé en hacerles la solicitud a las autoridades respectivas pero me comentaron que ni me atreviera. Estos cerrados son capaces de colgarte ¡.
Aún así me atrevo a todo.
Iré a su parlamento y le diré que esa mujer me interesa y no pienso dejarla.
Alguien me da una idea:
Oye Alfredo y porqué no fabricas un aparato que dispare flechas. Las flechas las untas con veneno. Estás flechas llevaran además una memoria inteligente así como una canción que les diga que la música es bendita y que en nombre del amor y la justicia todo se puede.
Dicho esto inicio su construcción.
Procedo a hacer una lista de los materiales que necesitaré.
Para no hacerles un libro con los detalles técnicos les puedo informar que el aparato ya está listo y dispara flechas, flechas mortales ¡
Subo por una escalinata.
Llevo consigo el arma que dispara flechas.
Entro al parlamento. Puedo ver un sinnúmero de iraquíes. Ellos visten con túnicas y otros con traje. Hago ruido, ellos voltean a verme y les grito que estoy dispuesto a todo con tal de llevarme a Fadilah Marian. Un iraquí se levanta de su sillón y me dice que eso nunca sucederá ¡ Después todos corren con el próposito de atraparme. Parapetado en una esquina comienzo a lanzarles flechas. Mato a tres. El tumulto se me viene encima y logro herir a unos cuantos más.
Una vez sometido. Me ponen de pie y me colocan una soga. Mandan traer a Fadilah. Ella viste de negro, tiene la cara cubierta, solo la reconozco porque me dijo Estoy contigo Alfredo.
Sin más trámite, me hacen un jucio express. Me dicen que he trasgredido las leyes del amor. Y que ningún individuo del otro lado del mar está autorizado a dejar panzonas a sus mujeres.
Intento decirles que Fadilah no está panzona, pero ellos no hacen caso.
Dan la orden. Un individuo de brazos velludos acciona una palanca y el mecate se cierra..
Alcanzo a ver cuando Fadilah levanta los brazos como pidiendo piedad, piedad para el que sufre. De nada me valió.
Ahora entro a unos baños inmundos. Los baños apestan a orines y a mucha mierda. Llevo de la mano a una niña de siete años. Es mi hija rubia. Un hombre flaco de barba desaliñada se rasura mirándose al espejo. Nos mira y me dice que sí le traje carne fresca. Ten mucho cuidado con los que dices pendejo le grito ¡ El hombre no me responde se limita a echarse jabón en la cara.
Intento buscar una salida. La pestilencia es enorme.
Las paredes de este baño tienen el zarro acumulado. Paso a una sección y lo que miro son más señores encuerados bañándose. Esto para mi es un asco. Descubro una puerta. La puerta está atorada. Busco alguna palanca para abrirla. Me encuentro una varilla, la introduzco, la puerta cede. Salgo con mi hija rubia.
Esta es una pared de ladrillos rojos. Escucho un estruendo. La pared se cede, la rompe la fuerza de una máquina que truena cosas.
En la máquina viaja otra niña. Ella tiene los ojos verdes y la cara sucia. El hombre que conduce me dice alegre: Señor señor, ya le traje a su hija.
Le pregunto que sí él sabe cuantas hijas tengo?
A mí me dijeron que son muchas ¡ Que sus hijas son muchas..
Y esta niña de quién será?
Ella es hija de una señora llamada Fadilah.
La conoce?
Sí la conozco. Pero nunca la dejé panzona..
No sé que sucedió..
La niña se parece a usted..
Sí le encuentro un parecido…..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
14 de diciembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
Me encuentro metido en un berenjenal o en camisa de once varas. Como lo prefieras.
Tengo que entrar a Irak.
El problema que me surge es que en este país hay una mujer que pretendo llevarme a vivir conmigo.
Los informes que tengo son desalentadores. Nadie puede llevarse mujeres de este país. Sus leyes son rígidas. Pensé en hacerles la solicitud a las autoridades respectivas pero me comentaron que ni me atreviera. Estos cerrados son capaces de colgarte ¡.
Aún así me atrevo a todo.
Iré a su parlamento y le diré que esa mujer me interesa y no pienso dejarla.
Alguien me da una idea:
Oye Alfredo y porqué no fabricas un aparato que dispare flechas. Las flechas las untas con veneno. Estás flechas llevaran además una memoria inteligente así como una canción que les diga que la música es bendita y que en nombre del amor y la justicia todo se puede.
Dicho esto inicio su construcción.
Procedo a hacer una lista de los materiales que necesitaré.
Para no hacerles un libro con los detalles técnicos les puedo informar que el aparato ya está listo y dispara flechas, flechas mortales ¡
Subo por una escalinata.
Llevo consigo el arma que dispara flechas.
Entro al parlamento. Puedo ver un sinnúmero de iraquíes. Ellos visten con túnicas y otros con traje. Hago ruido, ellos voltean a verme y les grito que estoy dispuesto a todo con tal de llevarme a Fadilah Marian. Un iraquí se levanta de su sillón y me dice que eso nunca sucederá ¡ Después todos corren con el próposito de atraparme. Parapetado en una esquina comienzo a lanzarles flechas. Mato a tres. El tumulto se me viene encima y logro herir a unos cuantos más.
Una vez sometido. Me ponen de pie y me colocan una soga. Mandan traer a Fadilah. Ella viste de negro, tiene la cara cubierta, solo la reconozco porque me dijo Estoy contigo Alfredo.
Sin más trámite, me hacen un jucio express. Me dicen que he trasgredido las leyes del amor. Y que ningún individuo del otro lado del mar está autorizado a dejar panzonas a sus mujeres.
Intento decirles que Fadilah no está panzona, pero ellos no hacen caso.
Dan la orden. Un individuo de brazos velludos acciona una palanca y el mecate se cierra..
Alcanzo a ver cuando Fadilah levanta los brazos como pidiendo piedad, piedad para el que sufre. De nada me valió.
Ahora entro a unos baños inmundos. Los baños apestan a orines y a mucha mierda. Llevo de la mano a una niña de siete años. Es mi hija rubia. Un hombre flaco de barba desaliñada se rasura mirándose al espejo. Nos mira y me dice que sí le traje carne fresca. Ten mucho cuidado con los que dices pendejo le grito ¡ El hombre no me responde se limita a echarse jabón en la cara.
Intento buscar una salida. La pestilencia es enorme.
Las paredes de este baño tienen el zarro acumulado. Paso a una sección y lo que miro son más señores encuerados bañándose. Esto para mi es un asco. Descubro una puerta. La puerta está atorada. Busco alguna palanca para abrirla. Me encuentro una varilla, la introduzco, la puerta cede. Salgo con mi hija rubia.
Esta es una pared de ladrillos rojos. Escucho un estruendo. La pared se cede, la rompe la fuerza de una máquina que truena cosas.
En la máquina viaja otra niña. Ella tiene los ojos verdes y la cara sucia. El hombre que conduce me dice alegre: Señor señor, ya le traje a su hija.
Le pregunto que sí él sabe cuantas hijas tengo?
A mí me dijeron que son muchas ¡ Que sus hijas son muchas..
Y esta niña de quién será?
Ella es hija de una señora llamada Fadilah.
La conoce?
Sí la conozco. Pero nunca la dejé panzona..
No sé que sucedió..
La niña se parece a usted..
Sí le encuentro un parecido…..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
14 de diciembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
Comentarios