Lalo baila en la calle, la fría y mi miembro viril, una mujer me alecciona para llenar formatos mientras me regaña, Marco Antonio Muñiz llegan en una comitiva.

Lalo baila en la calle, la fría y mi miembro viril, una mujer me alecciona para llenar formatos mientras me regaña, Marco Antonio Muñiz llegan en una comitiva.


































Lalo que te pasa? Porque carajos estás vestido como Azteca?.

No lo sé. Debe de ser una señal me dice.

Lalo se aleja lo más pronto que puede, va moviendo los brazos y los pies de una manera como nunca lo había visto.


De pronto de las calles aledañas salen unas bolas de fuego. No son unas bolas muy grandes , estas bolas me pasan rozando debo de esquivarlas porque me pueden pegar y como son de fuego a lo mejor me queman.
Las bolas siguen zurcándo los espacios y los aires. Flotan. Las bolas adquieren el aspecto de brujas. Y ora estas qué onda?.

Somos brujas cabrón y te vámos a chupar!.

Córrele Lalo le grito. Lalo sigue en su locura. Ahora lleva puesto un penacho. Lalo de detiene y me dice aquí es ¡.

Aquí es qué Lalo?.

El sitio que soñé.

Y que soñaste Lalo?

Que debería de acudir a este lugar en donde estuvo la estatua de Pancho Villa y danzar. Danzar hasta desfallecer.

No sé que le pasa a Lalo. Ya se volvió loco.

Duermo plácidamente en mi catre. Debe de ser la
madrugada.

Escucho entre que quiere y no quiere que alguien toca.

Aún dormido me levanto como Dios me hace entender.

Me asomo. Ah es la fría.

Quiúbole fría que onda?

Te vine a vistar.

Espera voy por la llave.

Se hace un instante. Regreso.

Espérame dejáme buscar cual es. Tengo muchas.

Por fin le atino, abro el candado.

Pásale fría estás en tu casa.

Oye Alfredo que te paso?

Porqué me recibes así?

Como fría?

No entiendo?

Si mírate. Tú crees que yo me merezco esto?. Por Dios Alfredo te pasas en verdad ¡

Al decirme esto descubro que traigo el miembro viril a todo lo que dá.

Espérate fría, no es mi culpa ¡

Yo estoy soñando. Ya sabes tú que en los sueños nadie manda. Y a veces los hombre tenemos este tipo de sueños pero en verdad no era mi intención.

La fría se marcha su rostro es de ira.

Me regreso con las llaves en la mano, me siento en el catre al mismo tiempo que me repito que no es mi culpa de que se me pare el pito. Ni modo. Ya se contentará. Y sí no quiere hacerlo me busco otra. Viejas sobran ¡ Pinche fría tan fijada ¡.

Busco la cobija y me tapo, después vuelvo a soñar.

Pasele señor me dice una mujer vestida de traje sastre.

Sí señorita.

Camino con ella por los pasillos. Ella me pide que me siente en esta silla. Coloca una carpeta y me dice que la lea. Miro unos formatos. A partir de estos momentos usted deberá llenar estos papeles. Pero no son formatos cualquequiera. Estos se deben de llenar de manera meticulosa. De no hacerlo bien, al ingresarlos al sistema el sistema los rechazará automáticamente. Entiende?

Sí señorita.

Procedo a llenar los formatos, tengo en la manos un lápiz bicolor, prefiero el rojo.

Señalo los números, las cifras y algunas palabras de acuerdo al manual de procedimientos.

Regresa la mujer. Me pregunta qué como voy?

Bien señorita, mire usted. Ella clava sus ojos cafés sobre los papeles, muestra una cara de desagrado, como diciendo qué burradas hizo este pendejo?


Esto no sirve ¡ No entendió que le dije que sí usted lo hacía mal el sistema lo iba a rechazar?

Sí señorita.

Pués que cree usted?

Ya los rechazo!

Disculpe usted señorita.

Disculpe señorita ni qué nada.

La señorita tira el trabajo que yo acababa de realizar. Se marcha.

Ahora estoy confuso. No sé sí ella me dara el trabajo o no me lo dara.

Creo que lo que debo de hacer es salir de este lugar antes de que regrese. Sí yo lo hice bien… No sé.


Por la calle de Chopo veo que viene una comitiva. Un carro negro la encabeza. Vine detrás un carro gris y una camioneta. Los tres vehículos se estacionan en batería. Se abre la puerta y baja un locutor que ahora es guardaespaldas de Marco Antonio.

Yo estoy recargado en esta pared a la que ya le hace falta una mano de pintura.

Se baja del carro negro el cantante. El locutor se acerca y le pide a Marco que se apoye en su hombro. Marco está sumamente cansado. Será la edad?.

A estas alturas del partido ya no debería de andar cantándo por acá. Bueno uno no sabe. A lo mejor le sigue gustándo el arte del gorgoreo.



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
26 de Octubre de 2014.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.


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