UN ANIMAL
























Me encuentro metido en un lío.

Tengo que meter en una habitación una banca de iglesia. Como tu sabes este tipo de bancas son demasiado largas.

Intentaré primeramente levantárla y después la iré jalando.

Por desgracia no tengo quién me apoye en esta tarea.

Es sábado.

Pasa a  un lado mío la fría. Ella va vestida con ropa deportiva, supongo que irá a hacer ejercicio.
Me detengo en mi labor y le permito que pase. Escucho  que cierra la puerta y baja la escalera…
Sigo en este problema.

Levanto la banca no debí hacerlo, ya se quedó atorada. Ahora debo meterme por debajo para ver sí de un empujón logro destrabárla.

Cuando estoy a punto de rendirme veo que la fría está sentada en la cama. ¿ Le pregunto que sí no se fue a hacer ejercicio?

Ella balbucea, noto que su expresión cambia,  insisto y le pregunto que le sucedió.

Ella se lleva las mano a la cara y responde que fue  a la cárcel a ver sí podía liberar a un animal.

No me hubiera dicho esto.

Le quito las manos de la cara y le meto dos o tres golpes.

Ella se deja caer en la cama. Me le trepo y le sigo pegándo hasta dejarle el rostro morado  y no sin antes gritarle que es una puta. Puta puta puta. Eres una puta.. Así le digo.


Luego me regreso a seguir trabajando en el lío de la banca.

Pasa media hora. La fría sale de la habitación. ¿ Todavía moqueando me pregunta que sí puedo acompañarla nuevamente a la cárcel?

Chinga tu madre ¡ es lo que le respondo. Ella me toma del brazo e insiste.

Dejo la banca a medio meter y la acompaño.

Durante el camino no le dirijo la palabra. ¿ Pienso que con cuántos se habrá acostado esta hija de puta ?

No tengo idea. Y ahora voy en camino de encontrarme con un hermano de leche.

Llegamos a la estación de policía. La fría conoce al guardia y le pregunta sí podemos pasar a las celdas.
El guardia le dice que sí.

Entramos. Nos dirigimos por unos pasillos, luego damos vuelta por el lado derecho, el lugar huele a orines, casi no hay luz, solo focos cagados por las moscas.

De pronto la fría se detiene en una celda. Me imagino que nos vamos a encontrar con un cabrón tatuado, barbudo,  ese tipo de gente corriente y acaso vulgar.

Sobre una cama de piedra hay una pantera negra. Esta al vernos nos ruge. A mí me mira con sus ojos intensos y me ruge enojada.

La fría se dirige  a mí y me dice que no la ha podido liberar.
Ahora comprendo todo.


Original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra.
Nec spe, nec metu
5 de junio de 2013.

Estados Unidos Mexicanos.







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