LA PIRUJA NEGRA.
























Estoy entusiasmado con este sueño.  Me encuentro en la alcoba de la piruja negra. Es la mujer más deseada por todos.  Ahora veo como  se desviste. Sus bragas son negras, el sostén de igual manera. Tiene un cuerpo  perfectamente formado. Es la fémina más hermosa que haya podido ver.


En las orillas de la ciudad todos le llaman la piruja negra. Yo me limité a decirle por su nombre. Elsa.
Me acerqué despacio como lo hacen los gatos. Baje de un taxi. Lo primero que le dije al conductor era que necesitaba una mujer. El frunció los labios y me dijo que me llevaría a un lupanar cosa que rechacé. Prefiero buscar una de la calle. Ellas  son más legales que las otras autorizadas.
¿Ha oído de la piruja negra?. No cuénteme….


Ella llegó de una isla en dónde todos están esclavizados… ¿Será Cuba?. Algo así.


Se subió en un barco carguero con otras más. Ya ve usted. Las putas de Europa se las llevan a América, las de América se las llevan a Europa .


La piruja negra al sentir el hambre no tuvo más remedio que emplearse a fondo. Debido a su belleza no tuvo dificultades para entrar a este mercado. Ella es muy solicitada. Cobra pocos euros y hace unos trabajos que hay que joderse.


Nos detuvimos en una esquina de los barrios sórdidos de Barcelona. Ahí estaba. Luciendo sus piernas grandes, sus ojos profundos como mares negros. Fumaba un ducado  cosa que para una mujer podría ser una mentada de madre para ella no. Soportaba perfecto la fuerza del tabaco.


El taxista se fue. Yo encaminé mis pasos hasta la mujer. Le pregunté su nombre. Ella me respondió que le decían la piruja negra. No, tú verdadero nombre. La mujer le dió una fumada fuerte y me preguntó para qué quería saber  su nombre. Me preguntó sí era de migración. No que va. Solo quiero ser tu amigo.


Como que le cai bien a la piruja porque de inmediato me respondió con sus labios rojos que se llamaba Elsa.

La invité a cenar.


Comímos una carne asada, café con leche. Luego untó un pan con mantequilla y me dijo que nos fuéramos a su casa.


No estaba lejos. A pie hicimos como quince minutos. En realidad no era una casa. Era más bien un cuarto sin pintar. En en fondo Elsa tenía un pequeño mueble con estampas de santos.


Se quitó el abrigo. En tanto se preparaba , descubrí un libro de Julio Cortázar. Se me vino a la mente la cara de la Maga. Mi amor ingrato.


Elsa  abrió un cajón y comenzó a echar parte de su ropa de trabajo. Se sentó en la cama. La cama rechina más que la mía. Se fue quitándo las medias. Ella era de las pocas mujeres que todavía usaban medias. Elsa tenía unas piernas magníficas, duras, hermosas. Me dijo que iría al retrete. No cerró la puerta. Se sentó en la taza y comenzó a echarse peditos.


Luego se levantó , se lavó las manos y se acercó. Me quitó de las manos el libro de Julio y comenzó a besarme. Despacio. Se metió en la cama suavemente. Me hizo un guño y también me metí. Que suaves formas, que belleza. Le toque el pelo, pasé mis manos por sus piernas, por su espalda, la revisé con los ojos. Elsa apagó la luz, la besé, me besó. Luego nos fuimos apareando, nos fuimos hundiendo en el mejor de los placeres. Muchas veces pienso que son mejores las putas que las mismas esposas….. Elsa era un amor, un sueño, una flor…..


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
21 de febrero de 2013.
Estados Unidos Mexicanos.



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