Canción de madrugada
(Joan Manuel Serrat)
Nos lo ha de decir la voz temblorosa
y triste de un campanario.
Un golpe de luz y el grito de una garza
que ha despertado con hambre y busca
por entre trigos y avenas
cualquier cosa para llenar el buche.
O quizás un gallo
que en el corral canta.
La noche ha muerto, y ya clarea,
la noche ha muerto, y ya clarea.
Mientras yo canto, de madrugada,
La aldea duerme todavía.
Se han despertado mojadas las hojas
del campo de alfalfa vecino.
Se sacuden el agua del rocío
mientras llega el amanecer
y el sol que las calienta
hasta que las corten de un golpe de hoz.
Alzan la cabeza
mojada y fresca.
Para caer al suelo demasiado tiempo hay,
para caer al suelo demasiado tiempo hay.
En la aldea llora un niño
y por las afueras corren los corderos.
Y con el zurrón y la bota en la espalda,
y con un bastón en la mano,
se va el pastor y su perro pastor,
se van hacia otros pastos.
Cruzando ríos y cabañas
en las montañas quieren volver.
Sale con la aurora,
es preciso salir temprano:
el camino que tienen que hacer es muy largo,
el camino que tienen que hacer es muy largo.
Hacia la aldea ya viene el payés,
la bolsa vacía y el carro lleno.
De rojo tomate y de verduras
cogidas de su huerto.
La mula suda, el carro llama
y el hombre cierra los ojos y sueña
mientras el sol se levanta
de una cama de encinas, deslumbrando
a las viejecitas
que marchitaditas,
hacia la iglesia van caminando,
hacia la iglesia van caminando.
Y ahora yo canto de madrugada,
La aldea duerme todavía.
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