LA MUJER QUE SANGRA…
¿ Esos es
todo ?. Así me dijo la mujer anglo
sajona. No supe que responderle. Me dió la espalada y comenzó a bajar los
escalones, uno a uno, despacio. En la mitad del descanso se detuvo, volvió a mirarme.
Su rostro blanco comenzó a sangrar. También lo hizo su cuerpo. De su piel
brotaban hilos de sangre.. Acto seguido cayó desmayada.
Corrí presto.
Al hacerlo el escalón cedió. Mi pierna se introdujo casi a la mitad. Quedé
atrapado.
Debajo de la
escalera unas damas de Argel, comenzaron por quitarme el zapato lo mismo que el
calcetín. Una de ellas tenía una pluma de ganso. Comenzó a frotarme. Anduve entre
la risa y el temor….
La anglo
sajona buscaba mis manos como intentando consuelo pero yo se las quitaba.. Le respondí que no
podía alcanzarla. Mi pie estaba metido entre las duelas..
Por la parte
alta de esa casa. Van saliendo un grupo de mujeres de todos tipos, negras,
blancas, chinas. Se acercan como cuando miran una presa. Me sentí como aquellos
osos que caen en la trampa. Se sentaron a mi lado pero ninguna hizo esfuerzo
por liberarme. Una de ellas comenzó por darme uvas, en tanto la segunda
acercaba su seno con la intención clara
de que si estaba en mí pués libara.También acercó su boca.
De la puerta
de más arriba salió la Maga como ¿diciendo que es esto?. Yo intentaba
explicárle que no era cosa mía sino que hoy por la mañana se me apareció la
anglosajona reclamándome porque la había abandonado en la vida anterior.
Le dije a la
Maga que no recordaba que me hubiera comprometido con esa mujer. Te lo juro por
Dios, por esta e hice la señal de la cruz. Y sí no me crees acá tenga la otra
mano y comencé a hacer cruces y cruces..
Y claro la anglo al saber de mi rechazo ella comenzó a
sangrar con la convicción de que al ver ese momento yo le dijera que lo pensara
mejor.
No había nada que pensar.
Eso la
decepcionó . Si no me crees Mira su vestido lleno de sangre.
La Maga le
echo una mirada no muy convencida . Acto
seguido bajó pisándo fuerte. Tomó del
hombro a una de las suri, luego aventó el racimo de uvas. Estas se fueron a
estrellar en la pared. No desperdicies las uvas le dije a la Maga. ¿ Y porqué
no ?. Porqué de las uvas sale el vino..
Y el vino es sagrado… ¡ Me miro como diciendo
no tienes vergüenza ¡
.Yo le tenía
algunas guardadas pero en este momento no estaba para decírselo. Ya encontraría
un tiempo propicio..
Yo quisiera
que estos numeritos no me los hiciera. Pero le es imposble controlarse, de la
dulzura pasa al coraje y ni modos…
Yo no tenía
más pensamiento que liberarme.
Tenía el pie
y media pierna atrapado.
En los escalones de abajo otras mujeres me
picaban con la pluma de ganso. Por suerte la visión de la Maga no es de rayos
equis y no se dió cuenta de que ellas
estaba por debajo. Y como sí no fuera
suficiente la anglo seguía sangrando y nadie le prestaba ayuda.
La Maga se
acercó y miró la condición en la que me encontraba. Comenzó por darme
instrucciones con el propósito de que no me fuera a dañar. Con sus manos arrancó unos pedazos de
astillas y después pudo liberarme.
Me tomó de
la mano y me hizo una seña de que la siguiera.
Salimos a un
descampado. Había un caballo blanco. Yo no le conocía esas habilidades para
treparse a los cuacos. Yo solamente dos o tres veces me he subido en un potro.
La primera
vez fue en un bosque. Cuando llegamos ya
iba preparádo. Comencé a buscar en el suelo alguna rama. La encontré,
después le fui quitándo las hojas que le
sobraban. Hice un fuete. Había varios
caballos, por supuesto que tomé el que más me gustaba. Era un animal café, brilloso de cola negra. Era el
caballo más grande que hubiera visto.
Un señor le agarró por las riendas y me las
entregó. Le dí un jalón, después quise ir al galope. Así que le metí dos fuetazos
de vara, el caballo se lanzó precipitadamente por los claros del bosque. Era
tal su fuerza que la sentía. Era mi primera vez como jinete.
El animal nunca me obedeció e hizo lo que
quiso. Decidí que lo mejor era que me
bajara hasta que el animal se cansara.
Pasó más de
media hora y de pronto el cuaco comenzó a ceder la velocidad hasta que se
detuvo. Este momento lo aproveché para apearme del lomo .Pasé las riendas por
su cabeza y me lo traje jalando.
La segunda
ocasión que monté un caballo fue aquella vez que mi mamá me llevo a la sierra
de Canelas allá en Durango. Cruzamos la sierra en medio de una tormenta.La
lluvia hizo pedazos la sombrilla de China que mi mamá llevaba. Para llegar a
Canelas era necesario volar primero en avioneta.
Ya en el
pueblo llegó en un caballo enorme una mujer, una mujer tipo amazona. Pantalones
vaqueros, camisa igual, trenza, botas. Se agachó, me tomó por la cintura y me
alzó. Me dijo con la voz de la gente norteña: Mi hijo, agárrese bien fuerte pá
que no se vaya a caer. Después hizo
correr al caballo. Aún recuerdo el sonido que hacían los cascos al chocar con
las piedras…
Mi cuerpo se
iba para los dos lados, pensé que me caería. No fue así todavía ando por acá.
Eso sucedió cuando tenía ocho años…
Debo decir
que era la primera vez que agarraba por
la cintura a la Maga. Vámos ni en sueños lo había hecho.
Por otra
parte no sé si está bien que yo sucumba
a todo lo que pide. Debo de hacerme más interesante. Nomás me truena los dedos
y salgo corriendo. ¿Que me pasa?.
Me dijo que
ese lugar estaría bien. Bajamos para darle una inspección. En la parte de
enfrente hay una casa. ¿Y eso Maga?. Era de mis padres me respondió. No temas
no hay nadie.. ¿Y sí hubiera alguien habría que temer?. La Maga me miró como diciendo
que mamón.
Le dio un tirón a la puerta que estaba vencida.
Me dijo que me prepararía café. Sin preguntar como me gustaba me sirvió dos
punto cinco cucharadas de azúcar..Tómatelo te caerá bien. A veces el cuerpo
necesita ciertos reconfortantes..
Original de
Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec
metu.
17 de
septiembre de 2012.
Estados
Unidos mexicanos..
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