HACIENDAS NUEVAS HACIENDAS ANTIGUAS, PRIISTAS, COSMETICOS,
HOMBRE EXIGIENDO TRATO DE RECIEN NACIDO
Déjenme decirle que me dirijo este jueves viernes al sur de
una ciudad. Estoy parado precisamente en las afueras de una hacienda. No vaya
usted a creer que es una edificación
antigua. No. El lugar ha sido
cuidadosamente respetado, ningún detalle se ha escapado. Todo perfectamente
dispuesto. En la entrada principal hay un candil hermoso, inclusos la luz que
despide es de una luz ambiental. El ornamento
como le digo es de buen gusto.
Los pisos de algún tipo de cerámica, lustroso. En las afueras hay caballos
finos, charros elegantes. Las mujeres por
su parte son mujeres ricachonas que según también tiene derecho a disfrutar de
su mexicanidad pero sin mezclarse con la raspa.
Ellas van vestidas como si de mujeres de pueblo se
tratara solo que sus trapos son comprados en París. Son
mujeres criollas, rubias que intentan parecerse a las Adelitas pero no hay suerte en ellas. Todos rien, sus caras
se tornan rojas debido a que el tequila finolis ha comenzado a surtir efecto.
Rién, charlan. Un Mariachi traído de Colombia les entona El Rey de Jose Alfredo
Jiménez.
En la rapidez con que trascurren las imágenes. Estoy en la misma
Hacienda pero cien años después.
El lugar está abandonado. Las almas deambulan de aquí pá
alla. Una mujer pasa cerca de mí llevando una cubeta metálica para la leche.
Hay otra. Ella está sentada en un escalón. Sus manos conservan las arrugas del tiempo. Mira a la
lejanía, piensa.
Me dice don Liborio qué milagro. Ya tenía tiempo de que no se
dignaba de venir por acá me dijo.
¿ Como ha estado?. Me mira, agacha la cabeza y me dice que
todos se han muerto. Comienza por hacerme una lista de personas que vivieron en esos lugares. Sólo quedan sus
descendientes me dice.
Me siento al lado de la mujer anciana. Saca una cajetilla de
delicados y me ofrece un cigarro. Hace más de
veinticinco años que no fumo pero como un homenaje a estos muertos lo
haré. Le doy una fumada intensa, pero suave. Saco el humo y pienso en los
terregales que se acercan por allá.
Otro hombre en un costado, recargado en la pared toca un arpa
Jarocha…
Es de tarde. Acudo a un jardín. Una mujer vestida de traje
negro como aquellos que confeccionaba Catalina está trepada en una escalera.
Corta las ramas que cubren por completo una pared. Me llama, me pide le acerque
por favor una tijeras de esas largas. Las tomo del pasto. Me acerco a la
escalera. Y como siempre sucede y les pasa a todos. Alzó la mirada y Oh Dios¡.
Un par de piernas; Oh Dios…
Ella hace como que no me vé, mis manos tiemblan al darle la
herramienta. Ella sonríe discretamente. Comienza a cortar las ramas y las hojas
que se han secado. Cuando termina baja despacio con la intención de que siga
mirándole. Oh Dios¡….
Posa sus pies en el pasto y continúa con las hojas de abajo.
Me dice que ella es Priísta de corazón. Me pregunta por mi participacipación
política. Le explico que no estoy
afiliado a ninguno. La pólitica nacional
siempre se me ha hecho una cagada .Y como mi pensamiento no acepta ciertas
cosas ni ganas he tenido.
La mujer me dice que en unos momentos llegará a esa jardín
Colosio. Es ahí en ese punto dónde me acuerdo
y le digo que una ocasión ví a este señor parado exactamente en la calle
de Sor Juana Inés en la Santa María mirándo unas revista que se mostraban en un puesto de periódicos.
Ah¡. Me dice la mujer.
Cuando pasa el momento se mira una pierna, dice que le picó
un mosco, me muestra un granito. Eso tiene arreglo le digo. Pónte un poco de Vick
Vaporub y ya está.
Hay una escalera.La
entrada está protegida por un león. El animal me gruñe. Presiento que me va a
morder la pata. Me muestra sus dientes. Te inspiran temor. Puto león.
Bajo lentamente y contándo los escalones como cuando era un
niño. Una chica pequeña pero con cuerpo
rico me pide le entregue la lista de cosméticos
que le entregó el doctor de la piel que en estos momentos no me acuerdo cómo se
llama.
Saco un papel azul. Se lo entrego no sin antes agarrarle su
manita. Que manos tan suaves.
Ella se aleja unos minutos.
Al rato, es decir diez minutos después regresa con varios artículos. Me los entrega uno a uno.
Me explica que los debo de poner en un mostrador. Detrás de este hay dos
mujeres que platican.
Llego y los coloco. Hay lápices, saca puntas, cepillitos para
las cejas, cremas para las manos, espejos, peines, jabónes, esponjas, pinturas
para los labios,enjuagues bucales. La dama se va y vuelve a regresar con más
artículos.
Lleva en las manos unos dinosaurios pequeños. Los animales
son de colores que van de sus columnas
vertebrales hasta su cola. Hay de todos los tipos. Para que te explico sus
nombres científicos. Son dinosaurios y ya.
Casi al último se aparece
el Tony. El les dice a un grupo que no es de personas civilizadas el trato que
recibe. El Tony nació ayer pero ya muestra los estragos de los cuarenta y
cinco.Les exige a los presentes le pongan talco en las nalgas como a todos los
nenes. Es entonces que le digo que razone. Tienes ya una edad en donde no se está para esas peticiones. El tiene una razón contundente.
Se baja los pantalones y nos muestra a todos su culo rojo.
Al quedarnos sin palabras, decidimos salir a una habitación.
Allí esta Hugo. El intenta prender una televisión de los años setenta. Le pega
sus golpes y la tv nomas no…..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
2 de Junio de 2012.
Comentarios