EL COLCHON DE ALBERTO,PUERTA DE PEDACITOS DE MADERA.

EL COLCHON DE ALBERTO,PUERTA DE PEDACITOS DE MADERA.









Desde aquella loma se puede divisar la figura esbelta de Alberto Cortéz cuando este contaba con no menos de 25 años. Se asoma y grita. Me dice con fuerte voz y manos colocadas en su boca que por favor suba y le ayude con un problema que no puede resolver. Yo, que soy un acomedido, decido rodear la loma para encontrar la parte más rápida para llegar hasta el.


El trayecto me lleva como veinte minutos, no mas. Le doy la mano a Alberto y me habla como si me hubiera visto muchas veces en la vida.


A Alberto Cortés lo vi físicamente una ocasión, hace muchos años. Estaba en una parte del Auditorio Nacional de la ciudad de México . Alberto estaba acompañado por el sr Jorge Saldaña, quién por esos tiempos conducía unos programas de televisión que se titulaban Los Sábados del 13 en lo que anteriormente se llamaba IMEVISION. Alberto y Saldaña platicaban, recuerdo que los dos eran gigantes de estatura.
Les diré porque me encontraba en ese lugar. Por esos tiempos participaba activamente en un grupo de música coral, El Orféon Ciudad de México, que dirigía el maestro Guillermo Mateos Olivares.Saldaña nos saludo a los presentes y nos dió indicaciones de dónde nos colocaríamos cuando entráramos al aire.


Esa fue la única ocasión que vi a Alberto Cortéz de carne y hueso.


Ahora me lo encuentro en este sueño de hace cinco días en Octubre 12. No lo había escrito porque tuve algunos contratiempos en la vida real.


Bueno pués. Llegué y me saludó. Me dijo que le ayudara a echarse un colchón en la espalda.Fue entonces que recordé aquellos tiempos en donde trabajaba llevando y trayendo costales de yeso con Juan Manuel. El me ordenaba que llevara unos tablones de más de dos metros. Lo hacía en varios tiempos: Primero me colocaba en cuclillas. Luego levantaba la gran tabla con las dos manos y en un giro rápido me doblaba y me ponía de espaldas. Lentamente dejaba caer la tabla sobre mi espalda y como aquellos viejos caballos que llevaban antiguos señores, que les ataban a los costados tablas y tablas para arrastrarlos por el suelo y dirigirse a sus destinos.



Le dije a Alberto que esa sería una buen técnica para que llevara el colchón. Se me quedó mirándo como diciendo que no lo podría hacer.Me hizo caso y al poco rato lo pude ver cargando el colchón. Parecía Narciso Mendoza.



Caminamos así casí kilómetro y medio. Luego descubrió un bosque, se acercó bajo la sombra de un árbol, dejó caer el colchón y me dijo que ahí se quedaría. Se echó sobre este, miró a un pájaro que pasó bajito y se quedó dormido. Me fui cuidando no pisar las hojas secas.Pero no pude evitarlo. Estas tronaban al paso de mis zapatos. Aún así Alberto no despertó……..


Para el cuarto día, pero anterior, me encontré con una puerta blanca.No tenía ningún tipo de cerraduras. Intenté empujarla cuando se acercó una mujer zapoteca. Me explicó que esa puerta se desarmaba y que tenía que llevarla hasta su casa que se ubicaba precisamente en la loma en donde Alberto me gritó.Le di la razón de que su casa estaba retirada y que además acababa de venir de ahí mismo. La mujer que llevaba su rebozo enredado en la cabeza me dijo que no habría problema, que la puerta se desarmaba en pequeños pedacitos. Me miró para que hiciera la prueba. Con la mano derecha toqué la puerta y en efecto la puerta se fue haciendo chica a medida que quitaba pequeños pedacitos hasta que la puerta desapareció. La mujer me entregó un costal en donde fui depositando los trocitos……..



Cargué el costal y llegué nuevamente a la loma. Para mi sorpresa Alberto estaba en el mismo lugar. Me dijo que me estaba esperando a que llevara la puerta. Le comenté que la llevaba en mi costalito. Me pidió que la armara. Hubieron de pasar más de tres horas y la dejé armada y colocada en el lugar que la zapoteca me indicó. Al ver mi trabajo terminado Alberto arrastró el colchón, lo metió al interior de un cuarto cuyas paredes eran de pino de primera calidad. Lo dejó en un extremo se echó nuevamente a dormir…….



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
17 de octubre de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.

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