CANTARES DEL ALMA CAPITULO II. ALFREDO ZITARROSA.

A L F R E D O Z I T A R R O S A


GUILLERMO PELLEGRINO



CAPITULO II



Locutor, actor y poeta






Cuando tenía 8 años, Alfredo Zitarrosa, que es por ese entonces se llamaba Alfredo Durán, se enfrentó por primera vez a un micrófono.


“ Fue en el año 1945 en CX 44 Radio Monumental. Las madres pagaban 10 pesos y los niños cantábamos los miércoles en un programa donde me consagraron como el
“ el precoz tenor “ . Canté la canción “ Ay, ay, ay “, del chileno Pérez Freire. De esa época recuerdo como compañeros a Jorge Riberón y a Manolo Guardia... * Pero en ese programa solamente estuve dos meses, mi madre no pudo seguir pagando los diez pesos éramos muy pobres... “


El tiempo pasó y no volvió a tener contacto alguno con la radio. ** El flaco, que recién comenzaba a dar sus primeros pasos universitarios, solía escuchar bastante radio, pero nunca había pensado trabajar en ese medio. Un día sonó el teléfono. “... Y con esa voz que tiene ¿ Por que no se dedica a trabajar como locutor? El hombre apellidado Herrera, novio de Montse Albéniz ( una bailarina española que andaba por Montevideo junto a su hermana y que era amiga de la madre de Alfredo ) había llamada a la casa de la familia Zitarrosa y se sorprendió con la voz que, de casualidad, había atendido el teléfono. “ Mire, yo tengo algunos amigos en CX 10 Radio Ariel, si quiere lo puedo presentar “, le ofreció el “ desconocido “ interlocutor. A Zitarrosa le interesó la propuesta. Así que a los días fue a la radio a hacer una prueba y enseguida fue contratado. Eran los comienzos del año 1954. y Alfredo aún no había cumplido los 18 años. En esa emisora le tomó una prueba ( una especie de admisión de ingreso ) Juan Carlos “ Pucheto “ Borde a quién Zitarrosa siempre reconoció como una de las personas que más le enseño en ese oficio.


• A posteriori Manolo Guardia fue importante músico y llegó a compartir recitales con Alfredo.
• Alfredo solía escuchar mucha radio, un poco de tradición familiar. En un testimonio suyo al comienzo del capítulo I da cuenta de ello: “ En casa se escuchaba mucha radio “, decía.



Béquer Puig evoca una anécdota de Radio Ariel:


“ Recuerdo que el flaco siempre contaba que, cuando comenzó a trabajar en Ariel , había una dama que lo llamaba con mucha frecuencia a la radio. A raíz de la impactante voz de Alfredo la dama insistía en conocerlo. Un día arrreglaron para encontrarse . Cuando la mujer lo vio esmirriado, con cara de chiquilín, hizo un gesto, dijo ‘ Ah nó y se dio media vuelta . A Alfredo no le quedó otra que reírse , después contaba la anécdota...’ . 2


En Radio Ariel trabajó poco más de un año. Después, a través de un llamado que hizo la dirección de la emisora, entró en Radio CX14 El Espectador . El cordobés Marcelo Bazán , por ese entonces jefe de locutores, fue el impulsor de la idea de llamar a gente joven.


‘ Yo había llegado a Montevideo en el año 1950, estuve cinco años a través de Augusto Bonardo entré como locutor en Radio Sarandí pero a los dos meses , por razones políticas, me echaron. Fue una época difícil, realicé diversos trabajos para poder subsistir . Recién después de unos años, sabiendo de mi trayectoria como locutor en Córdoba, me ofrecieron el cargo de jefe de locutores del Espectador. Apenas asumí en el cargo, hablé con la directora y le comenté: ‘ Acá hacen falta voces nuevas, esto está muy chato, hay que revolucionar’ . por eso se produjo el llamado para locutores jóvenes.’


Al llamado se presentaron varios, pero Bazán quedó extasiado con la voz de uno. El tímido Zitarrosa no tenía una gran experiencia no me importó mucho, tenía muy buena pronunciación y una excelente dicción , lo noté diferente. Era sobrio y se lo veía una persona muy culta . Cuando comenzó a trabajar, yo le dí algunas indicaciones ; era un poco rebelde pero era lógico, sus intenciones estaban apuntadas a otras actividades . Yo tenía preferencia por Alfredo y se notaba, eso generó envidias de algunos compañeros...
Tenía mucha afinidad con él. Además, como yo en Montevideo estaba solo, Alfredo y su familia me apoyaron mucho.’4


Marcelo Jorge Bazán estuvo en Radio El Espectador hasta el año 1955. Cuando cayó Juan Domingo Perón retornó a la ciudad de Córdoba. Bazán y Nelson Rodriguez , * tiempo después, iban a ser los mentores del posterior viaje de Alfredo a Córdoba**

CX14 El Espectador , fue la emisora dónde Zitarrosa trascendió como locutor y en la que dejó huella de su inconfundible voz... El destino quiso que en esa emisora se juntaran dos prodigiosas e inmortales voces uruguayas. En el año 1959 cantó en fonoplatea de El Espectador Julio Sosa, ‘ El varón del tango ‘, acompañado por la orquesta de Francini y Pontier.
El presentador de esa ilustre visita fue el joven Alfredo Zitarrosa . En fonoplatea. Alfredo hizo presentaciones de otras muchas estelares figuras del tango entre las que destacó Edmundo Rivero.


En esos años, a Alfredo también le tocó presentar en vivo a Eduardo Falú. De acuerdo al libreto ( en esa época estaba todo el programa libretado)
El flaco comenzó a presentar al folklorista salteño pero, para su sorpresa, Falú no estaba, se había quedado conversando en el bar Barruchi y se le había pasado la hora. Mientras gente de la radio bajó raudamente a buscarlo, Alfredo tuvo que ponerse a improvisar un buen rato y cuentan que lo hizo muy bien, como si toda su alocución estuviera en el libreto.

Salvador Béquer Puig, reconocido periodista y poeta uruguayo, conoció a Alfredo en 1957 cuando fue a hacer algunas pruebas a la radio. Por varios años fueron compañeros en el Espectador y compinches en innumerables andaluzas. Inclusive llegaron a vivir juntos en ‘ la buhardilla ‘, una habitación del entrepiso de la pensión de Yaguarón 1021, propiedad de Blanca, la madre de Alfredo.




“Yo era muy joven y un poco por rebeldía me fui de la casa de mis padres a vivir con El Flaco.En un tiempo , también llegó a vivir con nosotros Nelson Rodríguez (en ese momento jefe de locutores ) quien se había separado de su mujer: Trasnochábamos bastante. Una mañana El Flaco se quedó dormido.
Se armó un lío bárbaro porque el locutor anterior se tenía que ir y no había nadie para el relevo... los directivos de la radio se percataron de que por esa falta de Alfredo no se le había hecho ninguna observación, averiguaron un poco y descubrieron el porqué. A Nelson Rodríguez lo terminaron sacando del puesto... “5

*compañero de la radio en quién Alfredo Zitarrosa se inspiraría para componer la zamba “Recordándome”.
**De su estancia en Córdoba hay detalles en el capítulo 3.

Sus compañeros de la radio cuentan que Alfredo no sentía una gran pasión por su trabajo como locutor, aprovechaba sus dotes naturales y tomaba la locución como una circunstancia que le servía para subsistir. No obstante, era ingenioso y poseía una gran inventiva.








‘ En una oportunidad se le ocurrió hacer unos diálogos para los locutores de turno que seríamos unos diez o doce. Los llamó ´Diálogos filocúticos´, neologismo de filosofar y locutare, locución. En los mismos se trataba de hacer que los locutores se tomaran el pelo entre sí, teniendo en cuenta las características de cada uno. Versaban sobre algunas lecturas filosóficas y se hacía una especie de juegos con determinadas palabras, era una especie de teatro del absurdo llevado a la radiofonía. El ceremonioso, siempre decía: ´salen muy bien cuando los diálogos filocúticos los trabajan Iris Simone y Béquer Puig.´

Iris Simone fue, además de colega en El espectador, su novia, por más de siete años. La relación tuvo muchas idas y venidas, encuentros y desencuentros marcó mucho a ambos. Fue algo tormentoso, desde los comienzos...

El 21 de abril de 1956, la joven locutora Iris Simone había comenzado a trabajar en CX 36 Broadcasting Centenario, que estaba ubicada enfrente de Radio El Espectador. A los dos meses le ofrecieron una suplencia en El Espectador para hacer locución comercial reemplazando a Linda Torres. Sin dejar su trabajo en Centenario, el 1° de julio Iris Simone pisó por primera vez el estudio de El Espectador.

´Ese mismo día conocí a Alfredo y automáticamente lo odie. Era un ´poseur´´ ( sic ) , un tipo que siempre estaba con el ceño fruncido. Trabajábamos mucho tiempo juntos y hablábamos estrictamente lo necesario. Recuerdo que él repetía que estaba en otra cosa, lo cúal era cierto; después conociéndolo, uno se daba cuenta de que él realmente estaba en otra cosa... Los primeros 15 días me había parecido repulsivo, al día 16 me desperté y lo adoraba. ¿ Por qué? No lo sé. Mi única certeza es que me agarré tal. Pero tal metejón, que comencé a quererlo muchísimo... Pero en esos primeros tiempos Alfredo a mí no me quería.¨ 7.





En esos días en los que conoció a Iris, y según el propio testimonio de ella, Alfredo vivía con sus padres adoptivos. Carlos Durán y Doraisella Carbajal, en una casa de la calle Requena, en el barrio del Cordón. Iris Simone brindó el dato de la calle Requena, aunque no tenía muy claro a que altura estaba ubicada la casa. Se constató, según los coincidentes testimonios de Amanecer Dotta y de la señora Rosa Giriboni, que Alfredo vivió, por esa época, en la calle Dante entre Paullier y Requena. Era una vieja imprenta en donde a Carlos lo había nombrado cuidador. Para esa época- los dos testimonios anteriores también concuerdan-, Doraisella Carbajal ya había fallecido.

La pieza de esta imprenta ( más bien una cartonería en dónde básicamente fabricaban naipes), era modesta y estaba encerrada entre enormes galpones y bobinas de papel: una auténtica ´habitación lúgubre y claustrofóbica ´¨. Allí Alfredo solía escuchar música clásica, fundamentalmente Schubert y Beethoven . En esa época escribía bastante: Muy buenos textos- Según Dotta-, los que siempre andaban rondando la oscuridad, merodeando la muerte¨ .

Amanecer Dotta hace una evocación de esa época:


¨¨ El flaco siempre andaba sin plata.,.. Por comprar libros, o en cierta ocasión alguna máquina de escribir, se metía en deudas... Como después le costaba juntar el dinero, andaba temeroso de los acredores. Era cómico. Hasta que les pudiese pagar se enfundaba en su infaltable perramus azul, se enrollaba en el cuello una bufanda que le tapaba hasta el mentón, y se ponía unos lentes negros para que no lo reconociesen¨


Al tiempo de conocer a Iris, Alfredo pasó a vivir en la pensión de la señora Ema, ubicada en la calle Colonia casi esquina Médanos ( actualmente Barrios Amorín ), a la vuelta de CX 14. “ Recuerdo que allí fui a visitarlo una sola vez que estaba enfermo. La señora Ema era muy especial , me dejó entrar esa vez y controló en todo momento que la puerta de la habitación de Alfredo estuviese siempre abierta.”


La habitación de esa pensión quedaba en en primer piso y daba a la calle. Era una pieza pequeña, de techos altos. Un día a Alfredo se le ocurrió una de sus extravagantes ideas. Alquiló un andamio y lo hizo armar en su interior. Colgado de los fierros, intentó vanamente trabajar un poco los bíceps. “ Muy buena falta le hacían”, comenta Dotta algo simple de constatar observando con atención las fotos de la época.



Hasta la pieza de la pensión de Ema llegaban muchso amigos. En ese ámbito independiente- en que había mucha libertad ya que no era una casa de familia-, discutían muchos sobre temas filosóficos , ideológicos, artísticos- Más de una vez, la dueña tuvo que llamar la atención por las carcajadas y los ruidos. Era días en los que El Flaco leía y registraba todo lo que llegase a sus manos. Días de mucho mate y poca plata, razón por la cúal la dueña de la pensión siempre estaba por desalojarlo.

Al ver los conflictos interiores que Alfredo tenía , su soledad , Iris comenzó a hacerle compañía, a conversar muchos con él. Usó como arma ( en el buen sentido ) para conquistar el corazón de Alfredo.

Una vez que Iris terminó la suplencia siguió cruzando a Radio El Espectador y tiempo libre que tenía lo compartía con Alfredo. Frecuentaban el circuito de muchos de los que trabajaban en esas emisoras . Bar Barruchi, el Walford ( 18 y Ejido, donde hoy está La Pasiva ), ir a comer al Miguelito ( casa familiar que quedaba en Ejido entre 18 y Colonia en la que hacían comida casera ). ¨ El 7 de Setiembre salimos de ese circuito¨ , El Flaco me invitó al bar Facal ( en ese tiempo ubicado frente a la plaza de los bomberos ) y se me declaró ... Con los años y después de haber dejado con él, estuve mucho tiempo sin poder pasar por ese lugar, me sentía mal ¨

Concurrir a esos bares era una especie de ritual . La locutora Mirta Acevedo , compañera de Iris y Alfredo en CX14 , evoca, con nostalgia, esos tiempos :


“ Eramos un grupo de jóvenes veinteañeros con muchas inquietudes. Todos los días nos reuníamos en Barruchi, el bar que quedaba debajo de la radio, y hablábamos de política, de cultura, de todo un poco.




Ahí iban también importantes figuras de distintos ámbitos con las que solíamos conversar . Julio Suárez “ Peloduro” , Carlos Maggi , Luis Batlle, Alfredo Palacios 8 ( por ese entonces embajador argentino en el Uruguay ); Ernesto Sanmartino y Agustín Rodriguez Araya ( políticos radicales exiliados en el Uruguay) ; también con don Vicente Basso Maglio”. 10

Por ese entonces, Alfredo, hacía animación, además de su diaria tarea como locutor, informativista y libretista. Presentó diversos espectáculos en el Hotel Victoria Plaza . El biógrafo Eduardo Erro menciona que Zitarrosa presentó los shows de Nat” King” Cole y Marlene Dietrich. Sin embargo, Béquer Puig asegura que esto no fue así y que los verdaderos presentadores fueron Jorge Lencina y Eugenio Florit, respectivamente.

En esos años el polifacético Zitarrosa ( en una faceta que casi no es recordada y que muy pocos conocen) debutó, el viernes 13 de junio de 1958 como actor en la obra la piel de otros, de Juan Carlos Legido ( dramaturgo y reconocido profesor de literatura ), dirigida por Jébele Sand. Alfredo era, por ese tiempo, integrante de la agrupación Teatro libre, cuyo director artístico era Rubén Castillo, un hombre estrechamente vinculado al teatro y a los medios de comunicación. ¿ Pero cómo fue que Alfredo Zitarrosa llegó a tener esa fugaz vinculación con el teatro?

“ Con Alfredo nos conocíamos de Radio El Espectador. Yo hacía una audición que se llamaba Marieta Caramba ( con libreto de ¨¨ Peloduro ¨¨ Yo era más grande y solía conversar bastante con él. Un día me ofrecieron dirigir ´´ La piel e los otros ¨ , de Legido y se me ocurrió decirle si quería participar. El con su estilo, me respondió : “ Bueno, vamos a probar” . De esa forma empezó. 11



Zitarrosa había tenido, tiempo antes, una leve incursión en el campo actoral. Protagonizó algunos unitarios que emitían por Radio El Espectador. Dos de los más recordados fueron : “ Yo viajo en ómnibus
¿ y usted?” escenas humorísticas – interpretadas por diferentes personajes- y que transcurrían dentro de un ómnibus ) y “ la melodía del recuerdo” ( diferentes músicas que hacían recordar historias ).

“ En esos unitarios él trabajaba muy bien. Claro, no tenía que enfrentar al público, era muy tímido. En los ensayos de “ la piel de los otros “ era discontínuo, llegaba tarde, a veces faltaba, o de repente desaparecía y se iba a tomar una copa al Facal, que estaba enfrente. De vuelta, antes que yo le dijera algo, venía y me decía : “ perdoname , Jebelita, hoy no estoy en vena”... Cuando esto se empezó a repetir, un día lo agaré y le dije: “ Alfredito, esto no va más “.
De apuro, después de haber hecho algunas presentaciones de la obra, tuve que cambiarlo por otro actor. “ 12

La directora de la obra, Jébele Sand ( quién años después llegó a ser por más de un lustro la mano derecha del escritor y poeta chileno Pablo Neruda y la última compañera de Enrique Rodriguez, político uruguayo a quién Alfredo nombra en “ Guitarra Negra “ como “ mi hermano el otro Enrique en Praga “, ciudad dónde pasó parte de su exilio ) compartió muchas horas de ensayo con él. Fue, quizá, quién mejor lo conoció en el campo actoral. “ Alfredo como actor era correcto, no deslumbraba. Era muy tímido, se notaba que la prescencia del público un poco lo ´´ apichonaba ¨ .

Eran muy diferentes sus desempeños en los unitarios de la radio y en sus presentaciones frente a muchos espectadores en la sala de Teatro Libre ubicada en 18 y Minas”



los comentarios sobre la actuación de Zitarrosa que hicieron los críticos teatrales en los diversos medios de prensa fueron dispares.
“... Los jóvenes del reparto dan casi todo momento lo mejor de su naturalidad, especialemente Alfredo Zitarrosa ( el judío Maxi Rosenthal ); González Santurio, que sobre lleva un personaje casi protagónico, le ha entendido las entrelíneas sentimentales e inauténticas hasta vibrar en ellas sinceramente...” ( MarioTrajtemberg, Semanario Marcha, junio de 1958 ).


“ ... En la interpretación, González Santurio realiza uno de sus trabajos serios y convincentes en Bruno Ferrero. Discretos Marisa Paz, Ricardo Márquez y Alfredo Zitarrosa... ( Antonia Acevedo Esparza, Revista Cine Radio Actualidad, junio de 1958 ).

La obra “ La piel de los otros” estaba planteada en 1937, en plena huelga portuaria, donde dos estudiantes se encuentran mezclados con los obreros. Eran universitarios que intervenían activamente en mitines y asambleas. Uno de ellos iba a consustanciarse plenamente con la lucha. Por sustentar ideales generosos, iba a jugarse su propia piel ( de ahí el título ). A esa figura juvenil y entusiasta se oponía la figura del padre que no quería ver una realidad tan evidente para los otros. Finalmente exasperado ante la injusticia, iba a ceder y a plegarse a la actitud comprometida de su hijo.
Así lo recuerda Rubén Gonzalez Santurio ( compañero de esa obra de teatro y también de otras andanzas ) en un hermoso escrito que lleva por título “ Aquellas madrugadas”.


Mientras tanto en “ Teatro libre” se sucedían los ensayos y luego las funciones de “ la piel de los otros”, de Legido. Un día Alfredo me dijo : Mirá hermano, me voy, dejo la radio. Vamos al estudio, hacés una prueba y te dejo mi puesto”. Creo que mucho no me interesaba, pero fuimos a la radio y leí un comercial. Por supuesto que todo quedó en la nada. Para mí al menos era imposible suplantar una voz como la de Zitarrosa...





...Otro día , con la tristeza empozada en el alma´ al decir de Vallejo , recordé una madrugada en la que, después de andar las calles llegamos hasta mi casa. Mi mujer dormía. También mis hijos. Charlábamos. De pronto, no sé como surgió que yo tenía una guitarra. Y despacio, casi con desgano, empezó a pulsarla. Y su voz, su inconfundible voz se esparció sobre el silencio de la madrugada. Suave, como para no despertar a los pájaros que todavía dormían . Después calló . Con la mirada perdida. ¿ Pensaba en el porvenir o en el pasado? Quién sabe... Empezaba a clarear cuando nos despedimos con un ‘ Chau, hermano ´. Un saludo muy suyo. Al llegar al dormitorio, mi mujer me dijo : ´Qué lindo canta ese muchacho¨. 13

Además de todas las actividades que desarrollaba, en su casa, en los ratos libres, aprovechaba para tocar la armónica, un instrumento que siempre le había gustado. Vivía, por ese entonces en la pensión de su madre, ubicada en la calle Yaguarón, entre Gonzalo Ramírez e Isla de Flores, frente al Cementerio Central y a una pequeña plaza que hoy lleva su nombre.


De tanto vivir frente del cementerio no me asusta la muerte ni su misterio...


Decíamos una parte de sus canción “ Coplas del canto” que compuso años después recordando los momementos vividos allí, en “ la buhardilla”, por donde sus amigos y jóvenes compañeros de Radio El Espectador pasaban a altas horas de la noche y le tiraban moneditas o piedritas a la ventana para que El Flaco bajase a abrirles.


Mucho mayor que toda esa camada, otro de los compañeros de Radio El Espectador de ese tiempo era don Vicente Basso Maglio, escritor y poeta anarquista, quién- junto a un zapatero llamado Arístides Dotta, padre de su amigo Amanecer y abuelo del cineasta Pablo Dotta- tuvo mucha influencia en la vida y en la formación política de Alfredo.

A tal punto lo marcó ese influjo que lo dejó inmortalizado en una parte del poema “ Guitarra negra”, “ Hoy anduvo la muerte revisando... al Uruguay batllista, a Arístides querido, a amis anarcos queridos bajo bandera...”.

A la salida de la radio , había un grupo que siempre se juntaba : Alfredo, Amanecer, Bécquer Puig y algunos otros. Concurrían indistintamente a un boliche que quedaba en San José y Paraguay, al Sorocamba, o al café Montevideo.




Amanecer y su padre Arístides solían ir junto a Alfredo a un boliche ubicado en Piedra Alta y Lima, * Allí, Arístides recitaba sus poemas y dictaba sentencias sobre los buenos y los malos poetas.. cuentan que la angustia que cargaba Alfredo era muy grande, su congoja insondable. Junto a Amanecer concurrió unos meses a un talle literario que dictaba Jorge Medina Vidal en el que sometía sus escritos a la crítica : “ Sus poemas eran terribles”, recuerda Amanecer.

Arístides Dotta vivía por ese entonces en Ejido y Cebollatí, a dos cuadras de la pensión que la madre de Alfredo tenía en la calle Yaguarón. Ambos lugares, el de Arístides y el de Alfredo, eran también centros de reunión de la barra, en donde coría vino y poesía. Arístides tenía una personalidad muy particular: capaz de hablar en un extraño idioma de “ citas”, o poder armar un diálogo sobre la base de versos de poetas famosos. Tan especial era el viejo Dotta que llegó a escribir un libro anónimo que no era otra cosa que una antología de poetas que iban desde Terencio hasta César Vallejo, con poemas apócrifos , escritos por él.

Alfredo lo quería mucho a Arístides, lo visitaba seguido. Tenían una relación muy estrecha que se acentuó más cuando Arístides se mudó a la pensión de Blanca, es decir a la casa de Alfredo. “ La pensión de la calle Yaguarón era un mundo- recuerda Amanecer Dotta-. Varias prostitutas encontraban refugio allí, y siempre que uno iba encontraba personajes insólitos como Gobi, ¨ el hipnotizador ¨; personaje este que hipnotizó a una novia que yo tenía, y me la quitó.”


• Años después , el Flaco Zitarrosa se mudó enfrente. En ese lugar iba a construir su profunda relación con el ¨gallego¨¨ Manolo, a quién llegó a dedicarle una canción.



Hernán Puig , padre de Bécquer, fue otra persona que tuvo una importante influencia en Alfredo. El anarquista Puig era un hombre de vasta cultura por el que Zitarrosa profesaba un gran cariño y respeto. En una carta que en una oportunidad le escribió a Bécquer , da cuenta de esa admiración y de ese afecto. En ella también algunas de sus más importantes preocupaciones del momento.


“ Que alegría que hayas mantenido esas ´ valiosas conversaciones ´ con tu padre. ¡ Hay que ver lo que fastidian estos anarquistas sexagenarios. Pero ese instinto viejo, ese anhelo de libertad, que macanudo es y como lo acompaña a uno sus propio espíritu cuando es así rebelde y hasta egoísta a veces...

Es cierto que yo quiero llegar a viejo para esta tranquilo y descansar. Qué le voy a hacer. Siempre quise eso. Y lo único que querría es llegar a viejo con dignidad y sin claudicaciones y con una historia de guerras o al menos de sacrificio, que es en algunos casos lo que se puede hacer. Me felicito de conocer a a algunos tipos verdaderamente combativos... Y me alegro en el fondo también de que tu padre siga dando trabajo.



Pero hay que consolarlo, creo de algunas penas que sólo conoce la propia conciencia; y acompañarlo en general con verdadero cariño, por ejemplo en esas veloces revistas que hace de su biblioteca, con quién sabe cuántos recuerdos, y haciéndose quién sabe cuántos reproches de seguir acumulando cosas. Porque también pienso que es un poco pecaminoso tener tanto libro. O será que reviento por tener tantos como él. Pero ¡ bah ¡ Hay que acompañarlo por la biblioteca y no intentar pedirme a mí los pocos que tengo, ni ir por mi casa ahora que no estoy. O quiero que vayas por mi casa y veas como están sí, mis libros, mi mamá , y mi hermana. Sí; quiero que vayas por casa y me escribas algo de eso. Que hables con mamá, principalmente...” 14


El joven multifacetico Zitarrosa era un lector compulsivo. Poseía una cultura importante para su edad y era, además un apasionado por la poesía. A comienzos de 1959, obtuvo el Premio Municipal de Poesía Inédita correspondiente al año 1958, por el libro de poemas llamado Explicaciones. El jurado lo integraron, entre otros, Juan Carlos Onetti y don Vicente Basso Maglio.

Con una tremenda falta de confianza en su capacidad creativa, estaba convencido de que el premio se lo habían otorgado porque su amigo Basso Maglio integraba el jurado. “ Eso es imposible, Alfredo, los poemas están firmados con seudónimo “, le repetían varios amigos. Alfredo no entraba en razones, no tenía dudas de que Basso Maglio había podido reconocer su estilo pese al anonimato y había influido en Onetti y en los restantes miembros del jurado.


Por esa época , Alfredo escribió una serie de poemas, casi todos inéditos : “ Del nacer”, “ Del pensar”, “ De la fuente”, “ De sus piedras y sus peces”, “ Diálogos con mi señor” y “ Sonrie muerte”, entre otros.
A estas creaciones se sumó el mencionado Premio Municipal de Poesía Inédita, importante espaldarazo para su vocación poética. Sin embargo guardó celoso en un cajón las poesías por las que fue premiado, decía que no servían.

Uno de esos poemas, “ Del pensar” , fue publicado en el N° 2 de la revista Aquí poesía ( noviembre- diciembre de 1962), publicación dirigida por Rubén Yacovski.


I


“Si de algún modo así diciendo – pienso- que pensando decir que digo es parte de tal obstinación que culpa y riesgo me abandonen.
Si tal vez, vivo entonces – tal mi iluso vivir- o muero poco a poco – tal mi vano morir.-


II


Pues una noche enteramente nuestra alrededor de sí él cavilaba y recuerdo tu primera pregunta: ¿ dónde está él?
Así dijiste y yo te quedé mirando y recuerdo que aún creía en ti y te pedía el amor frevorosamente aunque también con un gran odio- y ese era mi secreto-


III


Larga ha sido la noche.
En un círculo, cada círculo era fuego,
Cada uno se consumía en su propia llama.
He pensado también otros pensamientos y he sabido apartarme del fuego devorador.
Nada se abría sino a otras salidas toda abertura daba a algo más abierto hasta que todo en torno era circular. Mas también porque mis ojos tiene un límite y más allá nada se veía.
En el propio aire que vibraba tocando, allá en su piel de oxígeno, mis miradas se incendiaban y el horizonte era un círculo de fuego a mi alrededor.


IV


Silencio era silencio en tu contorno y yo en él entrando mientras tú navegabas, llevando siempre en torno a ti ese halo inmóvil.”


En ese mismo número de Aquí Poesía , se publicaron poemas de Ida Vitale, Washington Benavidez, Salvador Puig, Juan Gelman, Bertolt Bretch , entre otros.


Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.

México.

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