CARNICERO, EMPLEO
CARNICERO, EMPLEO.
Un carnicero se encuentra al filo de las nueve con veinte de la mañana cuando en su local del mercado entra un señor que lleva en sus manos un enorme perro negro. El carnicero se extraña por un momento. El perro no dice nada, ni ladra ni nada. El hombre explica que le lleva a él con el objetivo de darle un escarmiento. El animal ha despedazado las jaulas en donde su mamá tiene pájaros. O más bien tenía pájaros. El perro busca su alimento y de vez en cuando le es satisfactorio comerse un emplumado.
¿Y yo que puedo hacer por él?, preguntó el destazador.
Sé que usted hace buenos cortes de carne. Quiero que le quite un gran pedazo a este cabrón. Su carne se la llevaré a los pájaros para ver si se la comen. El carnicero explicó que hasta dónde él sabía los pájaros no comen carne. Pero yo se las voy a dar asintió el hombre que para ese momento ya estaba necio.
El carnicero no tuvo más remedio que aceptar, que no es lo mismo que obedecerlo.
Procedió a colocar al perro negro sobre una cubierta de mármol. El perro se echó y bajó la cara.
Luego el señor de bata con sangre afiló su cuchillo y le limpió con un trapo también blanco.
Comenzó por cortar el lomo del canino hasta que logró extraerle un gran bisteack. Pareciera que no sentía ningún dolor porque la expresión era de calma. El perro quedó al cabo de unos minutos partido en dos, a lo largo.
El hombre que le llevó quedó complacido con el resultado.
Pidió que en una bolsa echara la parte de arriba. El resto del perro decidió llevarle nuevamente en su regazo.
Salió a la calle después de haber pagado doscientos cuarenta. En su camino, a pie, le explicó al animal que esto era un correctivo. Y que si continuaba con su práctica de comerse los pájaros de su mamá le llevaría de nuevo pero para que le cortara la cabeza.
Una vez en el lugar, sacó la carne y ´ se las dio a las aves. Cabe decir que ninguna comió nada de nada.
Desorientado y con disgusto de no le haya resultado dejó la carne del perro y salió para darse una fumada de picadura negra.
El perro, se acercó y olió su carne, la carne de su carne y procedió a comerla. Es decir se devoró así mismo.
Al otro día por la madrugada aparecieron nuevamente pájaros muertos . De sus restos solo quedaron sus huesos. El hombre enojado buscó nuevamente al perro. Pretendía aplicarle lo que le dijo. En eso sale la mamá y le dice que el perro no tiene la culpa. Yo me comí a las aves le dijo. Es que los canarios saben tan bien cuando los guisas con aceite de oliva y pimienta.
En otro sueño que estaba decidido, usted tendría que cambiar de área de trabajo. Los más de 20 años de analista ya no contaron. El señor que era su jefe inmediato intentó rescatárle pero no pudo lograrlo. Le llamó a un espacio libre y le dijo en voz baja que le quieren transferir a un sitio en donde revisan las publicaciones quincenales.
Eso no le gustó porque usted no era parte del engranaje ni tampoco un tornillo.
Esperó en la zona donde había mesas. Se acercó un autoritario de traje gris. Este le dijo que le acompañara a su nueva actividad. Y que no se podía comer ni siquiera en horas de comida. Usted se metió un bocado enfrente de él con la intención de provocarle. Abrió la boca sin ningún dejo de educación y le habló en voz suave que mejor le dijera a su chingada madre que le acompañara. Que usted no iría a ninguna parte. El hombre contrariado se retiró.
Ahora va en una carreta. Parece ser que es un tiempo a fines de 1800. El carretero se detiene tiene aspecto de holandés. Usted le pide que le lleve a una zona en donde atrapan caballos. El señor accede. Pasan siete horas, mira un campanario, un gallo negro, y dos gatos que descansan sobre una cerca. Se detiene y le indica sin soltar una vara que los caballos andan sueltos pero por ese otro lugar. Levanta la mano y le señala. Usted desciende, le da las gracias y camina entre una siembra de trigo……
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
27 der octubre. De 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
Comentarios