SI SE CALLA EL CANTOR CALLA LA VIDA… Cabral.
SI SE CALLA EL CANTOR CALLA LA VIDA…
Cabral.
“ Cuando matan a un hombre de cualquier secta me matan a mí. Porque yo soy un hombre entre los hombres porque la humanidad es mi familia “….
Aún recuerdo esos años que ya no están, de cuando andaba con mi camisa blanca , mi moñito negro y mis zapatos de charol y lograba fumar unos cigarrilos ingleses que me traía un elevadorista que le decían El Charro..
Eran los tiempos en que las puertas del Palacio de Bellas Artes abría sus puertas a una serie de personajes que ofrecían sus talentos a los públicos de América Latina.
Por ahí pude mirar en directo a creativos mayúsculos como a Atahualpa Yupanqui el privilegio que no se olvida, Nana Mouskori, la hermosa griega. Por esos tablados alguna superioridad espiritual me pudo contactar con la música magistral recogida pacientemente por todas las latitudes por Los Folkloristas y René Villanueva.
También mis oídos escucharon a la Negra Mercedes Sosa con su voz de contralto que se estrellaba en las paredes del Teatro cuando decía: “ Todas las voces todas. Todas las manos todas “”.
Pude ver y escuchar a Oscar con su chalequito y al Gran Mario Ardila, acompañados por Don Daniel García Blanco.
Aún siento en mí esa poderosa actitud que mostraban los Calchakis y el cuero se me convertía en gallina cuando cantaban La llama del altiplano.
Estoy seguro que fue 1973. Me dijeron que daría por esos tiempos una serie de conciertos Facundo Cabral un cantante y compositor de la República Argentina. Un hombre aficionado a decir de versos en donde involucraba todas las ideas.
Comenzó el recital. Ahí estaba el hombre la única referencia que tenia de él era que había escuchado en una estación radial llamada Radio Mundo “ No soy de aquí ni soy de allá pero interpretada por otro hermano argentino : Alberto Cortez.
Ahí estaba vestido en color negro, su cuerpo lo cubría quizá un poncho, quizá un sarape mexicano. Se mostró como era. No necesitó de luces espectaculares ni de cuerpos torneados para echarse al público en la bolsa. Aquí se vino a comprobar que las palabras son unas herramienta que si la sabes utilizar y hace sumas será una fuerza poderosa.
Facundo Cabral admiraba a Yupanqui y a José Larralde de quienes se nutría pero también de todos los hombres en todas las latitudes. De los paisajes, del mismo Dios, de los pensamientos y las ideas. Te describía lo majestuosos de las montañas y el canto de los pajaros, el paso del indio por las veredas latinoamericanas. Facundo Cabral era la poesía misma, era un hombre poeta que siempre habló de la justicia y la igualdad entre la raza humana.
Apenas ayer tarde, un noticiero comentó que había muerto el compositor. Supuse que debería haber fallecido a causa de alguna enfermedad. Y sí facundo Cabral murió a causa del maldito odio que priva en muchos corazones. De hombres ambiciosos que su único motivo en la vida es tener los bolsillos repletos y el control de las personas. Ese odio maldito que se ha acunado y si no es de esta manera cual podría ser la razón de que a Facundo le hubieran metido 25 disparos. Que se dispusiera una fuerza de sicarios para ejecutar al hombre de la palabra y la razón.
Sí se calla el cantor se calla la vida porque la vida misma es todo un canto diría Horacio Guarani.
En lo referente al futuro no queda más que un panorama desolador de injusticia y dolor que quizá no pueda nunca cambiar la canción pero si esta logra quedarse en la memoria del hombre sencillo habrémos podido hacer muchas cosas o grandes cosas.
En lo referente a los asesinos enmascarados de diablos lleven pistolas o portafolios, será su propia conciencia o sus manos ensangrentadas los que hagan justicia y se ahorquen como decía Facundo.
Original de Alfredo Arrrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
10 de julio de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
Cabral.
“ Cuando matan a un hombre de cualquier secta me matan a mí. Porque yo soy un hombre entre los hombres porque la humanidad es mi familia “….
Aún recuerdo esos años que ya no están, de cuando andaba con mi camisa blanca , mi moñito negro y mis zapatos de charol y lograba fumar unos cigarrilos ingleses que me traía un elevadorista que le decían El Charro..
Eran los tiempos en que las puertas del Palacio de Bellas Artes abría sus puertas a una serie de personajes que ofrecían sus talentos a los públicos de América Latina.
Por ahí pude mirar en directo a creativos mayúsculos como a Atahualpa Yupanqui el privilegio que no se olvida, Nana Mouskori, la hermosa griega. Por esos tablados alguna superioridad espiritual me pudo contactar con la música magistral recogida pacientemente por todas las latitudes por Los Folkloristas y René Villanueva.
También mis oídos escucharon a la Negra Mercedes Sosa con su voz de contralto que se estrellaba en las paredes del Teatro cuando decía: “ Todas las voces todas. Todas las manos todas “”.
Pude ver y escuchar a Oscar con su chalequito y al Gran Mario Ardila, acompañados por Don Daniel García Blanco.
Aún siento en mí esa poderosa actitud que mostraban los Calchakis y el cuero se me convertía en gallina cuando cantaban La llama del altiplano.
Estoy seguro que fue 1973. Me dijeron que daría por esos tiempos una serie de conciertos Facundo Cabral un cantante y compositor de la República Argentina. Un hombre aficionado a decir de versos en donde involucraba todas las ideas.
Comenzó el recital. Ahí estaba el hombre la única referencia que tenia de él era que había escuchado en una estación radial llamada Radio Mundo “ No soy de aquí ni soy de allá pero interpretada por otro hermano argentino : Alberto Cortez.
Ahí estaba vestido en color negro, su cuerpo lo cubría quizá un poncho, quizá un sarape mexicano. Se mostró como era. No necesitó de luces espectaculares ni de cuerpos torneados para echarse al público en la bolsa. Aquí se vino a comprobar que las palabras son unas herramienta que si la sabes utilizar y hace sumas será una fuerza poderosa.
Facundo Cabral admiraba a Yupanqui y a José Larralde de quienes se nutría pero también de todos los hombres en todas las latitudes. De los paisajes, del mismo Dios, de los pensamientos y las ideas. Te describía lo majestuosos de las montañas y el canto de los pajaros, el paso del indio por las veredas latinoamericanas. Facundo Cabral era la poesía misma, era un hombre poeta que siempre habló de la justicia y la igualdad entre la raza humana.
Apenas ayer tarde, un noticiero comentó que había muerto el compositor. Supuse que debería haber fallecido a causa de alguna enfermedad. Y sí facundo Cabral murió a causa del maldito odio que priva en muchos corazones. De hombres ambiciosos que su único motivo en la vida es tener los bolsillos repletos y el control de las personas. Ese odio maldito que se ha acunado y si no es de esta manera cual podría ser la razón de que a Facundo le hubieran metido 25 disparos. Que se dispusiera una fuerza de sicarios para ejecutar al hombre de la palabra y la razón.
Sí se calla el cantor se calla la vida porque la vida misma es todo un canto diría Horacio Guarani.
En lo referente al futuro no queda más que un panorama desolador de injusticia y dolor que quizá no pueda nunca cambiar la canción pero si esta logra quedarse en la memoria del hombre sencillo habrémos podido hacer muchas cosas o grandes cosas.
En lo referente a los asesinos enmascarados de diablos lleven pistolas o portafolios, será su propia conciencia o sus manos ensangrentadas los que hagan justicia y se ahorquen como decía Facundo.
Original de Alfredo Arrrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
10 de julio de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
Comentarios