EN AUTO, ELEGANCIA, CORTES DE CASIMIR,MONTE CON INCENDIO, CASA EN DESORDEN.
EN AUTO, ELEGANCIA, CORTES DE CASIMIR,MONTE CON INCENDIO, CASA EN DESORDEN.
Me dirijo a entregar un automóvil ya que estoy cansado de manejar, de ir de un lado a otro y siempre lo mismo, la misma rutina, las mismas caras, las mismas cosas. Es mayo y hace un calor tanto de día como de noche, son las dos con cinco de la mañana . Me estaciono en los sitios aledaños de esta ciudad en donde lo que interesa es saquear al de a lado o al contrario de pensamiento.
No encuentro un sitio donde quedarme porque siempre se está en obras. Hay montones de tierra y bultos y piedras y costales de un material de mármol.
Busco ir más adelante y de pronto ya penetré en un pueblo que comienza a verse. Las casas son blancas pintadas con cal, es como el Pueblo Blanco de Serrat.
A pie voy acompañado por dos o tres personas que aún no identifico pero que siento su prescencia. Entramos a una casa en donde priva la elegancia y el buen gusto. En la sala hay un hermoso cuadro navideño. Un hombre con aspecto de Jaliciense me dice que ese Santa Clos está hecho a relieve, nunca lo quito porque para mí siempre deberá ser dicembre, es el único mes de paz. El hombre no se altera de nuestra prescencia por estar de intrusos en su casa.
A un lado hay un aparador en vidrio y madera en donde se muestran cortes de casimir fino. El hombre de Jalisco le dice al Tony que si le gusta ese pantalón. Tony lo mira y le dice que no. Cómo no le dice si su pantalón está gastado, tómelo, lléveselo le vuelve a decir. Tóny encoge los hombros y dice que no lo necesita porque ya está muerto.
Salen del lugar despidiéndose de mano y dándole gracias por su cordialidad. Les pide quer informen a todos los que sean posibles que vayan a su pueblo.
Me dirijo a un monte porque alguien me avisó que había un incendio. Yo no soy bombero pero quise apoyar a la causa, este país ya está en fuego y no me parece que si se presenta la ocasión yo me quede cruzado de brazos y no haga nada de nada.
En unas piedras está sentada Gabriela. Mira como sale el humo de entre las piedras. Yo por mi parte arrojo un polvo que dicen que es químico y que no te produce ninguna reacción si lo arrojas sin guantes.
Los hombres están fatigados por el esfuerzo. Por todos lados brota humo. Después de unas horas yo también me canso, así que me siento en un brote de pasto. Al mirar de costado descubro que abajo hay un abismo, incluso hay un riachuelo.
Con los brazos cansados entro a la casa de un hombre que cambió su familia y apostó por otra. La casa es un desorden, él vive penando, extrañando los momentos que vivió con sus hijos chiquillos, ahora son mayores y lo repudian. Viven sólo, se cubre los fríos con un pedazo de alfombra.
Lo encuentro en los puros huesos, le digo que lo llevaré al doctor, sin ofrecer resistencia me acompaña. Miro sus huesitos, sus ojos están hundidos por las penas o quizá por el hambre.
En la entrada del consultorio hay un hombre sentado tocándo el violín, toca unas notas húngaras. El flaco entra y yo me quedo esperando por el diagnóstico.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
22 de mayo de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
Me dirijo a entregar un automóvil ya que estoy cansado de manejar, de ir de un lado a otro y siempre lo mismo, la misma rutina, las mismas caras, las mismas cosas. Es mayo y hace un calor tanto de día como de noche, son las dos con cinco de la mañana . Me estaciono en los sitios aledaños de esta ciudad en donde lo que interesa es saquear al de a lado o al contrario de pensamiento.
No encuentro un sitio donde quedarme porque siempre se está en obras. Hay montones de tierra y bultos y piedras y costales de un material de mármol.
Busco ir más adelante y de pronto ya penetré en un pueblo que comienza a verse. Las casas son blancas pintadas con cal, es como el Pueblo Blanco de Serrat.
A pie voy acompañado por dos o tres personas que aún no identifico pero que siento su prescencia. Entramos a una casa en donde priva la elegancia y el buen gusto. En la sala hay un hermoso cuadro navideño. Un hombre con aspecto de Jaliciense me dice que ese Santa Clos está hecho a relieve, nunca lo quito porque para mí siempre deberá ser dicembre, es el único mes de paz. El hombre no se altera de nuestra prescencia por estar de intrusos en su casa.
A un lado hay un aparador en vidrio y madera en donde se muestran cortes de casimir fino. El hombre de Jalisco le dice al Tony que si le gusta ese pantalón. Tony lo mira y le dice que no. Cómo no le dice si su pantalón está gastado, tómelo, lléveselo le vuelve a decir. Tóny encoge los hombros y dice que no lo necesita porque ya está muerto.
Salen del lugar despidiéndose de mano y dándole gracias por su cordialidad. Les pide quer informen a todos los que sean posibles que vayan a su pueblo.
Me dirijo a un monte porque alguien me avisó que había un incendio. Yo no soy bombero pero quise apoyar a la causa, este país ya está en fuego y no me parece que si se presenta la ocasión yo me quede cruzado de brazos y no haga nada de nada.
En unas piedras está sentada Gabriela. Mira como sale el humo de entre las piedras. Yo por mi parte arrojo un polvo que dicen que es químico y que no te produce ninguna reacción si lo arrojas sin guantes.
Los hombres están fatigados por el esfuerzo. Por todos lados brota humo. Después de unas horas yo también me canso, así que me siento en un brote de pasto. Al mirar de costado descubro que abajo hay un abismo, incluso hay un riachuelo.
Con los brazos cansados entro a la casa de un hombre que cambió su familia y apostó por otra. La casa es un desorden, él vive penando, extrañando los momentos que vivió con sus hijos chiquillos, ahora son mayores y lo repudian. Viven sólo, se cubre los fríos con un pedazo de alfombra.
Lo encuentro en los puros huesos, le digo que lo llevaré al doctor, sin ofrecer resistencia me acompaña. Miro sus huesitos, sus ojos están hundidos por las penas o quizá por el hambre.
En la entrada del consultorio hay un hombre sentado tocándo el violín, toca unas notas húngaras. El flaco entra y yo me quedo esperando por el diagnóstico.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
22 de mayo de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
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