Changuitos, teatro, libro blanco, hombres descarnados, incomunicados, museo en blanco y negro

Changuitos, teatro, libro blanco, hombres descarnados, incomunicados, museo en blanco y negro


























Llevo en esta bolsa de papel cinco changos. Los changos no son más grandes que un huevo de gallina. Los changos se ponen inquietos. Me acerco a una mesa, volteo la bolsa y dejó caer a los animales. Los changos caen atropelladamente como sí quisieran escapar, descubren una caja con chiles verdes, los changos se avientan, luego se mezclan con los chiles, y se quedan dormidos.

Por mi parte, voy a un teatro. Quiero ver una función de revista. Como aquellas de los años anteriores, pero hasta eso se murió.

Al entrar una mujer militar con cara de enojada me pide mi boleto. Busco entre mis ropas y recuerdo que lo dejé en la chamarra. Le explico la situación a la mujer, esta me mira con desdén y me dice que vaya a la mesa tres y que pida un tanque con oxígeno. Le hago caso, doy la vuelta, veo la mesa, también veo el tanque. El tanque es delgado y de color azul fuerte. No hay nadie, así que tomo el tanque y regreso con la militar. Me dice pase. Y entro.

De primeras un grupo canta una canción a capella, ellos visten de blanco, levantan las manos al cielo y cantan. La canción no me gusta, luego salen unos deformes, ellos hacen lo que pueden, sólo nos miran pero no hacen el menor intento ni de arrojar una pelota , meterse un sable en la boca o lanzar fuego, no hacen absolutamente nada.

El espectáculo me aburre , decido salir. Me topo con la militar, me dice que donde dejé el tanque de oxigeno. Esta dentro. Pués vaya por él ¡ No puede salir si deja el tanque. Me regreso, estorbo a las personas que sí quieren ver, les pido disculpas, tomo el taque y vuelvo.

Pretendo dárselo a la mujer pero me dice que lo deje de la mesa en dónde lo tome. Así lo hago, dejo el tanque, al darme vuelta la fría está enfrente de mí, me apura, dice casi a gritos que ya es tarde, espérame voy a preguntarle a la militar que sí eso es todo. La fría se impacienta, me voy.

Descubro que me falta un zapato tenis en el pie. Espérame fría, ya perdí un zapato.

Ay Alfredo qué pendejo eres ¡ A quién se le pierde un zapato!

A mí fría, me acuerdo que alguna vez iba con mi hermana, no me digas más vé por el zapato, seguramente está dentro del teatro.

Regreso , le digo a la militar que se me olvidó un zapato adentro. Pués no puede pasar hasta que termine la función me dice .

Voy con la fría, le explico, ella me dice que lo olvide que en la casa tengo otros zapatos, quítate ese que traes y vete descalzo.

Pero fría no crees tú que me puedo lastimar con los pies descalzos?

Pués sí pero ese es tu problema yo no perdí el zapato.

Un joven me muestra un libro blanco. Lo tomo con cuidado y lo hojeo con atención. Hum , fíjate que este libro ya lo conocía pero la ocasión que tuve para conseguirlo se me escapó no sé porque causas pero el caso es que no lo compré. Está maltratado tu libro. Sí pero tengo otro igual , ese lo guardo de repuesto. Son ejemplares únicos, debes de conservarlos.

El joven se levanta y me pide que lo espere. Regresa con el libro. Me lo entrega en mano al mismo tiempo habla para decirme que me lo regala. A Dios y eso porque ?

Porqué a usted le interesó.

Le doy las gracias y salgo.

Y a ti que te pasa le digo a la mujer que viene corriendo por esta pendiente de escaleras?

Me viene persiguiendo.

Quien te persigue?

Esos que vienen por allá ¡

Son tres hombres en harapos, se acercan gruñendo, son hombres que tienen las manos y el rostro descarnado. Por su aspecto deduzco que se la quieren comer. Espero que suban , que se acerquen un poco más. Le grito a la mujer que corra más pá arriba. Yo veré que puedo hacer.

Veo que en la parte de arriba hay una casa. Los hombres descarnados van llegando. Me coloco de frente y comienzo a empujar la casa, La casa se mueve, en este sueño tengo muchas fuerzas. Pués fíjate sino, quién puede mover una casa con solo sus manos? Pués nadie, sólo yo.

La casa se acerca al filo de las escaleras, la casa cae, y se lleva de corbata a los hombres descarnados. Se escucha un estruendo, sale polvo. Me asomo para ver sí funcionaron mis acciones. Se hace un silencio. Creo que estos ya se murieron. Voy con la mujer y le digo que ya acabo todo. La mujer me dá un abrazo y me agradece. Le digo que ya no debe de procuparse que ya pasó el peligro.

Necesito regresar a México lo antes posible.

Estoy en lo alto de unos montes, es una serranía extraña. No sé en dónde estoy. Abajo , como a diez metros hay unas casas de madera. Se asoma un dictador. Le grito que al menos me presten su avión para yo poder salir. Eso es imposible, el avión ya se fue.

Camino por los pasillos de un museo. Voy viendo las fotografías de diferentes épocas. Todo es en blanco y negro. La fotografía que más me ha gustado es la de este revolucionario en posición de disparar, y esa otra en dónde aparecen varios personas colgadas de los árboles.






Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
1 de septiembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.

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