La cacatúa, edificio prehispánico, palo que chupan.

La cacatúa, edificio prehispánico, palo que chupan.




















Una mujer que de inmediato la relaciono con una cacatúa me echa la aburridora: Que sí Alfredo esto que sí Alfredo lo otro. Creo que en este momento no estoy para soportar las peroratas de esta ave horrenda. Así que me retiro. Me alejo con el periódico en la mano.

Porqué te vas cabrón alcanzo a escuchar…

Por mí te puedes ir al carajo pienso..

Aquí hay dos muros. Están casi unidos. Me paso con sigilo en la esperanza de que no me vaya a raspar el pecho o la espalda. Ya en el otro lado busco un lugar placentero en donde pueda leer tranquilo el diario. Y sobre todo que no vea ni escuche a esta mujer vomitiva.

Subo una lomita de piedras, el medio está húmedo, las piedras tienen una cubierta verde, las piedras son resbalosas. Aquí hay un lugar al que no le llegó el agua. Me siento, abro el diario. No puedo leerlo porque de inmediato una nube de mosquitos sobre vuela por mi cabeza. Los espanto pero ellos regresan. Creo que no es el sitio indicado. Me marcho.

Al ponerme de pie observo un edificio prehispánico. Las paredes están esculpidas con hombres que llevan penachos y una especie de antifaz negro. Veo como mueven sus ojos. El sitio todavía nadie lo ha descubierto. Creo que soy el único que los ha visto. Y como no habría de serlo sí este sueño es muy particular y es mío.
Los hombre levantan su rodillas, se ponen de pie. Todos ellos miden como uno sesenta. No son atléticos, son hombre como cualquiera, la mitología los ha magnificado de que estos señores eran super mamados y estoy viendo que no es verdad.

Los hombres me hacen señas de que los siga. Creo que no estoy interesado en sus aventuras. Uno de ellos el que parece ser el líder, se detiene enfrente de mí y me arroja un corazón recién extirpado. Acaso quieres que te saque el corazón? Me dice.

No sé sí eso puedas hacer. Falta que yo me deje.

El señor se desconcierta y les dice a los otros que se van….


En esta puerta me asomo. En el interior puedo ver como una señoritas se están encuerando y se ponen vestidos de los años de María Conesa. Luego salen disparadas al escenario del Teatro Principal. Bailan .. Todas lo hacen muy bien. Un hombre recargado toma unos palos que están a lo vertical. Les arranca unas astillas y la comienza a chupar.


Que hace usted chupando un palo?.
Aquí está el elixír de la vida.
Me ofrece una astilla.
Pienso que este señor anda mal de su cabecita. Y yo no voy a caer en su juego.



Original de Alfredo Arrieta
Nec spe, nec metu
20 de Septiembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.




Comentarios

Jo ha dicho que…
Ya me he ido volviendo incredula tambièn y ahora que lo pienso espero no llegar a ser una cacatua o urraca que agobie a alguien con las peroratas :)

Cuando lo leo particularmente descubro algún par de palabras que pocos y gente muy común las usa y me fascina. (Perorata) luego, describe los sueños de una manera nítida y la descripción agradezco sea de lo mas coloquial

Y así, impulsados por un simple automatismo de respuesta y participación espontánea y reactiva, es mejor alejarse de urracas (aunque, don alfredo aunque no sean muy bonitas son seres excepcionales) pero entiendo que mejor nos sumergimos cada vez más en un entorno donde podamos soñar con mundos raros o desconocidos y sobre todo apartarnos de realidades que nos agobien o mosqueen :)

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