Pantalones grandes,tocándo la guitarra en la salida del tren,banda de jóvenes que intentan robarme la guitarra, ejercicios arrastrando cilindros de cemento perros que pelean, una reina joven que amenza,un eunuco que la defiende, la tumba de mi abuelo en un pueblo, encendedor fino, azúcar y artefacto para moler, barriendo el azúcar,fiesta de borrachos.
Pantalones grandes,tocándo la guitarra en la salida del tren,banda de jóvenes que intentan robarme la guitarra, ejercicios arrastrando cilindros de cemento perros que pelean, una reina joven que amenza,un eunuco que la defiende, la tumba de mi abuelo en un pueblo, encendedor fino, azúcar y artefacto para moler, barriendo el azúcar,fiesta de borrachos.
Ando con unos pantalones tan grandes que debo de irlos agarrando para que no se me caigan al suelo. Son unos pantalones de mezclilla, supongo que nos míos pero el caso es que los traigo puestos.
Por allá veo las vías del tren. Los trenes van y vienen camino hacia la estación con la esperanza de que pueda encontrar un mecate o siquiera un mecate o un triste alambre y con eso me los amarro digo pá poder caminar.
Nunca resolví nada, siento que soy un caso perdido. Me siento al lado de las vías y tocó la guitarra así en la misma posición que me gusta. Sentado con las piernas estiradas y fumándo un cigarro. Por estas vías también cruzan automóviles y personas. El sitio de salida está bastante descuidado como casi todo en la ciudad.
Un grupo de jóvenes mozalbetes se dirigen hacía mi y me gritan: guero, güero y claro que me gritan güero porque ninguno sabe mi nombre. Ellos se acercan , están bien tizos, no me importan ni me intimidan. Tomo la guitarra como arma y con el mástil le alcanzo a pegar a uno de esos drogos. Creo que fue eficaz porque no hicieron más. Veo como se alejan y me dejan en paz.
Dicen que para estar saludable hay que hacer ejercicio. Así que me dispongo a hacerlo. Salgo a la calle. La calles está bien empinada. Entonces con este cilindro de cemento me pondré a gatas y lo subiré lentamente hasta llegar a la avenida principal. Veremos si lo logro. Ahí te voy empujo veo que la empresa no es tan fácil pero a mí no hay nada que me doblegue y lo subo y subo y subo..
Ya llegué que tal ¡ Si estuvo difícil pero ya estuvo.
En un pasillo de este edificio de la colonia Tlacopac hay un muchacho con lentes que quiere abrir la puerta de su departamento. Este le dice a una señorita que ha descubierto que en este lugar todos hacen ejercicio. Me mira y me pregunta que sí yo hago ejercicio? Sí mira acabo de arrastrar un cilindro de cemento hasta la avenida. Ya viste? Le dijo a la chica. Tú también deberías hacerlo. Acto seguido abre la puerta y sale corriendo un cerdito y un guajolote.
Mientras tanto en la calle se está llevando a cabo una pelea de perros callejeros. Se muerden tanto que ya se sacaron sangre. Los perros gruñen y su furia ya es incontenible. Nadie hace nada por separarlos. Uno de los perros es mordido en el cuello y cae . La sangre le brota a chorros. Por la calle aledaña sale una mujer rubia acompañada de un grupo. Dicen que es la reina. Ella nos mira a todos y nos dice que su perro mató al otro porque su perro esta educado para matar. Mi perro no se deja de nadie. Y sí alguno de ustedes quiere reclamar algo les aconsejo que no lo hagan porque pueden terminar como este. Y señala al perro muerto. Se dá la vuelta y se mete a un carruaje.
Sale un hombre. Bueno es un hombre castrado. Este se dirige a nosotros y con una voz aguda nos dice que para proteger a la reina el recibe los insultos. Coloca una lámina dorada y se la pone en la cara. La gente ahí reunida le arroja todas clase de cosas.. El perro se queda ahí mismo, nadie lo levanta.
Estoy en una casa que no tiene puertas. El patio principal es de tierra. En esta entrada hay un señalamiento de piedras bien colocadas, encima el rostro de Miguel Hidalgo. Le pregunto a un hombre que sale bajando dos escalones que sí aquí en este suelo está la tumba de mi abuelo. Sí pero tu abuelo no quiso que nadie supiera en dónde fue enterrado. Pero yo sé otra cosa le dije: Eso fue una mentira. Tú verdadero abuelo es este. Es mi abuelo Miguel Hidalgo?. No eso es para un despiste. Pero tenme confianza aquí está tu abuelo. Si está bien señor…
Intento hacer que este encendedor prenda. No quiere hacerlo. En el borde de una columna descubro un llavero. Lo tomo , parece que es de platino. Me servirá para poner mis llaves. Un señor de traje blanco se asoma y va con el chisme. Les dice a todos allá a dentro que me estoy robando este artefacto. Así que subo y saludo a todos los presentes. Ellos me conocen. Les doy una disculpa y les digo que no los había saludado porque estaba bien ocupado. También les comento que les llevo un regalo. Les muestro un aparato para hacer licuados. El hombre chismoso se queda en silencio. Yo sólo lo miro como diciendo y a ti quién te mete?
Al entra no me percató que tengo los pantalones llenos de azúcar. No sé a qué horas se me derramó. Los escalones se manchan de azúcar. Los que me conocen me dicen que no hay problema. Sí claro que hay problema, consíganme una escoba y yo la barro. No te preocupes Alfredo esto lo hacen los mozos. Nada nada , tomo una escoba y barro uno a uno los escalones faltaba más.
Por último acudo a una fiesta. Veo que todos andan borrachos. Unos toman en un tapanco. Se asoman y mientan madres. Como yo voy pasando me tocan sus insultos. Le miro y le grito: Hey tú! Sí tú ¡ Porque me insultas gratis?
Te insulto porque quiero ¡ Me grita el bato de lentes negros y enjoyado. Pués .
Busco en mi repertorio verbal que es mucho y me digo que yo me fornique a su puta madre ¡. El hombre se encoleriza , saca su pistola y me avienta tres balazos. Logro esquivarlos y como yo también tengo huevos , pués también le disparo. El hombre queda agachado, muerto en el barandal del tapanco..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
14 de Septiembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
Ando con unos pantalones tan grandes que debo de irlos agarrando para que no se me caigan al suelo. Son unos pantalones de mezclilla, supongo que nos míos pero el caso es que los traigo puestos.
Por allá veo las vías del tren. Los trenes van y vienen camino hacia la estación con la esperanza de que pueda encontrar un mecate o siquiera un mecate o un triste alambre y con eso me los amarro digo pá poder caminar.
Nunca resolví nada, siento que soy un caso perdido. Me siento al lado de las vías y tocó la guitarra así en la misma posición que me gusta. Sentado con las piernas estiradas y fumándo un cigarro. Por estas vías también cruzan automóviles y personas. El sitio de salida está bastante descuidado como casi todo en la ciudad.
Un grupo de jóvenes mozalbetes se dirigen hacía mi y me gritan: guero, güero y claro que me gritan güero porque ninguno sabe mi nombre. Ellos se acercan , están bien tizos, no me importan ni me intimidan. Tomo la guitarra como arma y con el mástil le alcanzo a pegar a uno de esos drogos. Creo que fue eficaz porque no hicieron más. Veo como se alejan y me dejan en paz.
Dicen que para estar saludable hay que hacer ejercicio. Así que me dispongo a hacerlo. Salgo a la calle. La calles está bien empinada. Entonces con este cilindro de cemento me pondré a gatas y lo subiré lentamente hasta llegar a la avenida principal. Veremos si lo logro. Ahí te voy empujo veo que la empresa no es tan fácil pero a mí no hay nada que me doblegue y lo subo y subo y subo..
Ya llegué que tal ¡ Si estuvo difícil pero ya estuvo.
En un pasillo de este edificio de la colonia Tlacopac hay un muchacho con lentes que quiere abrir la puerta de su departamento. Este le dice a una señorita que ha descubierto que en este lugar todos hacen ejercicio. Me mira y me pregunta que sí yo hago ejercicio? Sí mira acabo de arrastrar un cilindro de cemento hasta la avenida. Ya viste? Le dijo a la chica. Tú también deberías hacerlo. Acto seguido abre la puerta y sale corriendo un cerdito y un guajolote.
Mientras tanto en la calle se está llevando a cabo una pelea de perros callejeros. Se muerden tanto que ya se sacaron sangre. Los perros gruñen y su furia ya es incontenible. Nadie hace nada por separarlos. Uno de los perros es mordido en el cuello y cae . La sangre le brota a chorros. Por la calle aledaña sale una mujer rubia acompañada de un grupo. Dicen que es la reina. Ella nos mira a todos y nos dice que su perro mató al otro porque su perro esta educado para matar. Mi perro no se deja de nadie. Y sí alguno de ustedes quiere reclamar algo les aconsejo que no lo hagan porque pueden terminar como este. Y señala al perro muerto. Se dá la vuelta y se mete a un carruaje.
Sale un hombre. Bueno es un hombre castrado. Este se dirige a nosotros y con una voz aguda nos dice que para proteger a la reina el recibe los insultos. Coloca una lámina dorada y se la pone en la cara. La gente ahí reunida le arroja todas clase de cosas.. El perro se queda ahí mismo, nadie lo levanta.
Estoy en una casa que no tiene puertas. El patio principal es de tierra. En esta entrada hay un señalamiento de piedras bien colocadas, encima el rostro de Miguel Hidalgo. Le pregunto a un hombre que sale bajando dos escalones que sí aquí en este suelo está la tumba de mi abuelo. Sí pero tu abuelo no quiso que nadie supiera en dónde fue enterrado. Pero yo sé otra cosa le dije: Eso fue una mentira. Tú verdadero abuelo es este. Es mi abuelo Miguel Hidalgo?. No eso es para un despiste. Pero tenme confianza aquí está tu abuelo. Si está bien señor…
Intento hacer que este encendedor prenda. No quiere hacerlo. En el borde de una columna descubro un llavero. Lo tomo , parece que es de platino. Me servirá para poner mis llaves. Un señor de traje blanco se asoma y va con el chisme. Les dice a todos allá a dentro que me estoy robando este artefacto. Así que subo y saludo a todos los presentes. Ellos me conocen. Les doy una disculpa y les digo que no los había saludado porque estaba bien ocupado. También les comento que les llevo un regalo. Les muestro un aparato para hacer licuados. El hombre chismoso se queda en silencio. Yo sólo lo miro como diciendo y a ti quién te mete?
Al entra no me percató que tengo los pantalones llenos de azúcar. No sé a qué horas se me derramó. Los escalones se manchan de azúcar. Los que me conocen me dicen que no hay problema. Sí claro que hay problema, consíganme una escoba y yo la barro. No te preocupes Alfredo esto lo hacen los mozos. Nada nada , tomo una escoba y barro uno a uno los escalones faltaba más.
Por último acudo a una fiesta. Veo que todos andan borrachos. Unos toman en un tapanco. Se asoman y mientan madres. Como yo voy pasando me tocan sus insultos. Le miro y le grito: Hey tú! Sí tú ¡ Porque me insultas gratis?
Te insulto porque quiero ¡ Me grita el bato de lentes negros y enjoyado. Pués .
Busco en mi repertorio verbal que es mucho y me digo que yo me fornique a su puta madre ¡. El hombre se encoleriza , saca su pistola y me avienta tres balazos. Logro esquivarlos y como yo también tengo huevos , pués también le disparo. El hombre queda agachado, muerto en el barandal del tapanco..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
14 de Septiembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
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