Tubos largos en el Metro, oficina nueva, aguacero en la luna , agua embotellada, José, casa con abejas, abrazos de mujer.
Tubos largos en el Metro, oficina nueva, aguacero en la luna , agua embotellada, José, casa con abejas, abrazos de mujer.
Llevo tres tubos largos. Son como de metro y medio. Bajo al andén del Metro, espero el tren. El tren llega, me subo. Quedo de pie. Los tubos los dejé parados, los detengo con mi mano.
Un señor que usa sombrero, me dice que los tubos se están saliendo. Ah sí ¡ Lo que sucede es que los tubos van uno dentro de otro, pués entonces póngale un tapón. Si eso haré . Gracias.
Me bajo, veo a un grupo de trabajadores que instalan un un cancel de aluminio. Creo que aquí dejaré los tubos ya no quiero cargarlos. Me inclino y los deposito en el suelo. Al hacerlo me encuentro un encendedor. Pero no es un encendedor de los corrientes. Esta parece bueno. No sé quién haya sido el dueño, lo tomo y me lo meto en la bolsa.
Ahora estoy en una oficina nuevecita. Dos jóvenes me dicen que ya les asignaron sus lugares. Les pregunto por el mío. Ellos me señalan un sofá. Y quién piensa que me la voy a pasar aquí recostado en este sofá? . Yo necesito un escritorio.
Eso te dieron . Y sí no te gusta pués ya sabes.
Al escuchar esto salgo enfurecido. Pienso que me despreciaron. Que con su pan se lo coman. Adiós.
El ambiente en que me encuentro es de un negro azul. Se acerca una mujer. La mujer va vestida de negro, le pregunto queé como se llama este lugar? Ella se descorre el rebozo y me dice que me encuentro en la luna.
Aquí es la luna?.
Sí así se llama.
El paraje se llama la luna?
No es la luna. No entiende señor es la luna ¡ Mire! Y me señala al cielo. Alla veo la tierra.. Si es la luna.
Un hombre canta una canción de infinita ternura. El va vestido de azul su ropa contrasta con el medio ambiente. Canta suavemente , la voz se le quiebra , que dulce voz tiene. El cielo truena, la noche se alumbra por los relámpagos, también caen rayos, se hace la lluvia. Estoy sorprendido en la luna también llueve.
El agua es muy fuerte, el hombre que canta no se inmuta, tiene entre sus manos un barquito de papel, lo deposita en un río que apenas hoy se acaba de formar. El barquito de papel se desliza por el agua, el agua es de color azul plata. Y siguen cayendo rayos, y truenos.
Un señor busca agua que tomar. Le indico que por allá hay un garrafón que puede tomar de esa agua. Pero no se enojan? No porque el agua es mía. Usted tome el agua que quiera para eso es no?.
Me encuentro con José. Quibas José!. Que andas haciendo.
Pués nada. Que haces tú?.
Yo tengo que llevar estos paquetes con bolsas de plástico. Las tengo que dejar en estos botes. Oye Alfredo y cuando nos vamos a tomar un café?.
Pués tú dime. Me hablas y nos ponemos de acuerdo.
Está bien. Nos vemos.
Salgo.
En el camino hacia la salida me topo con miles de abejas. Ojalá que no me piquen son muchas. Si no las hago encabronar no me picarán. Salgo con sigilo… Y cierro un enorme portón..
Camino hacia un restaurante. Vienen dos mujeres vestidas con lana. Son muy guapas. Las dos quieren que les dé un abrazo. Debo decir que son mis conocidas. Las abrazo una por una. Ellas se muestran contentas. A veces en necesario dejar de ser frío. Un abrazo es un abrazo. Depende a quién se lo des y con que cariño. Eso es todo.
Original de Alfredo Arrieta
Nec spe, nec metu
Para elpueblodetierra.
12 de Septiembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
Llevo tres tubos largos. Son como de metro y medio. Bajo al andén del Metro, espero el tren. El tren llega, me subo. Quedo de pie. Los tubos los dejé parados, los detengo con mi mano.
Un señor que usa sombrero, me dice que los tubos se están saliendo. Ah sí ¡ Lo que sucede es que los tubos van uno dentro de otro, pués entonces póngale un tapón. Si eso haré . Gracias.
Me bajo, veo a un grupo de trabajadores que instalan un un cancel de aluminio. Creo que aquí dejaré los tubos ya no quiero cargarlos. Me inclino y los deposito en el suelo. Al hacerlo me encuentro un encendedor. Pero no es un encendedor de los corrientes. Esta parece bueno. No sé quién haya sido el dueño, lo tomo y me lo meto en la bolsa.
Ahora estoy en una oficina nuevecita. Dos jóvenes me dicen que ya les asignaron sus lugares. Les pregunto por el mío. Ellos me señalan un sofá. Y quién piensa que me la voy a pasar aquí recostado en este sofá? . Yo necesito un escritorio.
Eso te dieron . Y sí no te gusta pués ya sabes.
Al escuchar esto salgo enfurecido. Pienso que me despreciaron. Que con su pan se lo coman. Adiós.
El ambiente en que me encuentro es de un negro azul. Se acerca una mujer. La mujer va vestida de negro, le pregunto queé como se llama este lugar? Ella se descorre el rebozo y me dice que me encuentro en la luna.
Aquí es la luna?.
Sí así se llama.
El paraje se llama la luna?
No es la luna. No entiende señor es la luna ¡ Mire! Y me señala al cielo. Alla veo la tierra.. Si es la luna.
Un hombre canta una canción de infinita ternura. El va vestido de azul su ropa contrasta con el medio ambiente. Canta suavemente , la voz se le quiebra , que dulce voz tiene. El cielo truena, la noche se alumbra por los relámpagos, también caen rayos, se hace la lluvia. Estoy sorprendido en la luna también llueve.
El agua es muy fuerte, el hombre que canta no se inmuta, tiene entre sus manos un barquito de papel, lo deposita en un río que apenas hoy se acaba de formar. El barquito de papel se desliza por el agua, el agua es de color azul plata. Y siguen cayendo rayos, y truenos.
Un señor busca agua que tomar. Le indico que por allá hay un garrafón que puede tomar de esa agua. Pero no se enojan? No porque el agua es mía. Usted tome el agua que quiera para eso es no?.
Me encuentro con José. Quibas José!. Que andas haciendo.
Pués nada. Que haces tú?.
Yo tengo que llevar estos paquetes con bolsas de plástico. Las tengo que dejar en estos botes. Oye Alfredo y cuando nos vamos a tomar un café?.
Pués tú dime. Me hablas y nos ponemos de acuerdo.
Está bien. Nos vemos.
Salgo.
En el camino hacia la salida me topo con miles de abejas. Ojalá que no me piquen son muchas. Si no las hago encabronar no me picarán. Salgo con sigilo… Y cierro un enorme portón..
Camino hacia un restaurante. Vienen dos mujeres vestidas con lana. Son muy guapas. Las dos quieren que les dé un abrazo. Debo decir que son mis conocidas. Las abrazo una por una. Ellas se muestran contentas. A veces en necesario dejar de ser frío. Un abrazo es un abrazo. Depende a quién se lo des y con que cariño. Eso es todo.
Original de Alfredo Arrieta
Nec spe, nec metu
Para elpueblodetierra.
12 de Septiembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
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