Cantando, dinero.

Cantando, dinero.

























Sin siquiera pedírmelo comencé a cantar. Y lo hice porque no sé sí para ustedes sea un gusto o no. Pero en lo que respecta a mí persona sí lo es. Así que me dará mucho gusto cantar para ustedes. Así les dije a un grupo de personas que se encontraban en ese patio. Creo que no se lo esperaban. A veces pienso que todas las personas deben de cantar. Es una de la posibilidades que te liberan. ¿Porque para que quieres andar siempre con un nudo en la garganta ?.
Estoy en una oficina. En un cubículo hay tres mujeres. Todas de pelo negro y con los labios pintados.
Entra un señor y les pregunta que sí ya está listo su encargo. Una de ella les dice que la espere unos momentos. Abre un cajón y saca un envoltorio. Se lo entrega, el hombre les dice adiós y se retira. Me asomo y saludo a las tres mujeres También me voy.
Entro al elevador. El hombre con el envoltorio me dice que lo guardará en su pantalón. Debes de tener mucho cuidado. Por todas partes hay gentes dispuestas a robar.
El elevador se detiene. Entra un individuo de manos gordas y con el tipo de gente desagradable.
Hace un intento por meter la mano en el pantalón del otro. Yo me opongo y me meto en medio de los dos.
El tipo se ve frustrado, se abre el elevador y se retira.
Le digo al primero que suba de nuevo con las mujeres para que les entregue el envoltorio. Que les diga que mejor te entreguen pequeños paquetes con veinte mil pesos cada uno. Así sí te roban no te roban todo. En señor me dice tienes razón. Lo acompaño. De nuevo las tres mujeres. Les hace la petición. Las mujeres acceden. Abren el paquete. Es un millón de pesos. Comienzan a contar, hacen paquetitos de veinte mil. Le entregan uno. Nos retiramos.

Subimos al elevador. El primero se mete el paquete de nuevo en su pantalón. El elevador se detiene, se abre la puerta, entra otro diferente, se acerca con rapidez y lo amaga con un cuchillo, le saca el paquete del pantalón no sin antes de enterrárle el fierro . El hombre cae enfrente de mí. Salgo, subo corriendo, les digo a las mujeres que acaban de apuñalar al hombre del dinero. Ellas salen alarmadas y corren, todas pierden sus zapatos. Yo las miro y pienso. Lo que se hace por el oro.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
20 de febrero de 2014
Estados Unidos mexicanos.

Comentarios

Elba Romero López ha dicho que…
Saludos. Interesante relato. Solo tengo que decir una cosa, en defensa del castellano, el buen decir y escribir:
"Mi persona" no existe. Sólo hay YO,TU,EL, Nosotros, vosotros ellos.
Jamás he oído una conjugación verbal de este tipo: "mi persona", "tu persona", "su persona"...
Esta barbaridad de "mi persona" lo inventó seguramente alguien que se la quiso dar de fino; alguien lo oyó, le gustó, o quiso hacerse pasar de fino, lo repitió y se multiplicó esta conjugación incorrecta. @ElbaRomeroLopez

Echemósle una mano al buen hablar. Gracias

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