ESPERA, MARIBEL, SILLA
DE NIÑO, BOTELLA DE RON.
Ya no va a venir
me dice el hombre.
Los dos estamos
de pie mirándo la oscura noche.
¿ Y eso como lo
sabe?
Porque yo sé como
es la condición humana.
Yo lo ví muy
decido.
La mentira es la
moneda de curso legal que corre hoy en día.
Desde que me dijo
y ví su cara supe que jamás regresaría..
Si quiere nos
sentamos a esperarlo. Pero será inútil…
Nos sentamos a la
vera del camino y fijamos nuestra vista con la esperanza de ver la luz de su
bicicleta.
Pasaron dos horas
y nada.
Creo que las
nalgas se nos van a poner chatas. Mejor vámos con la Maribel.
¿ La conoce?
No. Nunca la he
visto.
Le va a gustar.
Es a toda madre la Maribel..
Antes el hombre
sacó su agenda, arrancó una hoja y escribió: Estamos con la Maribel.
Atentamente Yo.
Caminamos en
curva, despacio. Total.
Llegamos a una
puerta de fierro. Pintada de negro. El hombre se inclinó, quitó una tranca.
Caminamos por un
patio. En el patio había macetas. Tocó tres veces. Se abrió una puerta.
Una mujer vestida
de rojo, de pelo azabache, rizado y labios carnosos nos miró y soltó una
sonrisa.
¡ Como estás
cabrón ¡ le dijo al mismo momento nos entregaba dos vasos con ron.
Es que estábamos
esperando a un buey y pus no llego. Entonces le dije al amigo Alfredo que viniéramos
a verte.
Oh bien. No se
van a arrepentir.
Maribel nos llevó
a una sala. A mí me tocó sentarme en un sillón rojo.
Estaba tomándo mi
bebida cuando entró una dama de treinta y cuatro años aproximadamente. Me miró
y de inmediato se montó en mis piernas. Se sacó los senos y me dijo que la
mandaba Maribel.
Yo por un momento
me perturbé y le dije señorita señorita.
Ella solamente respondio: Besa besa.
Como yo soy una
persona que se tacha de obediente pues le hice caso.
En esas andaba
cuando entró Maribel y nos dijo a mí y
al hombre que jugaba naipes que el hombre de la bici ya había llegado.
Así que salímos
rápidamente.
Llegamos de nuevo
al camino y solo alcanzamos a ver el foco rojo de la bicicleta que se alejaba.
¿Y sí era otro?
No que va a ser.
Era él. Mira hasta se llevó el recado
que le dejé.
En vista de que
todo nos había fallado le dije que tenía que ir a Electrka a comprar una silla
de niño.
¿Qué tienes hijos?
Sí tú ni tienes
hijos me dijo.
Bueno sí pero es
que las sillas están de oferta.
Yo que tú mejor
me regresaba a seguirle chupándo las tetas a la joven.
Esos será en otra
ocasión. Sí no voy se acaban las rebajas….
Entré a la
tienda. Había un grupo de empleados que estaban tomándo un curso.
¿Se me acercó un
señor y me pregunto que deseaba?
Le pregunté sobre
las sillas.
Me pidió que le
acompañara a otro pasillo. Y ahí me mostró varios modelos,. Una silla
plástica y otra de aluminio. Me
recomendó que comprara la plástica porque eran más fáciles de limpiar.
Le pague y salí
con la silla a cuestas…
Ahora estoy a punto de entrar a la parte baja de un
hotel.
Me asomo y veo
que hay unas personas sentadas. Una mesa de cristal. Encima de esta unas
botellas de bebidas finas.
Un niño se acerca
, manotea en su prisa. Un señor le dice que tenga cuidado con romper alguna de
las botellas. Entra la madre del niño, lo sujeta , lo carga pide disculpas y se va.
Le digo al señor
que ya compré la silla.
Me pregunta qué
cuanto me costo?
Le respondo que
doscientos pesos.
Bueno está bien.
¿Ya te dijeron que
tienes que llevar una botella?
Sí por eso vengo.
Pero tienes que
dejar la silla porque no podrás con todo.
Se acerca un
joven con un diablo. Este lleva una botella enorme. Debe de medir diez metros.
La botella está llena. Es un ron fino que se llama Cubean. Incluso las letras
an están dibujadas en forma de látigo.
Creo que estoy
metido en un problema. Mejor me hubiera quedado metido entre las tetas de la
mujer.
Bueno el caso es
que este es un sueño y hay cosas que no se pueden evitar.
Decidí hacer
frente a esto y agarré la enorme botella. La coloqué sobre mi hombro y comencé
a caminar.
Me dijo que la
debería de llevar al edificio de relaciones exteriores..
Caminé por un pasillo de mármol gris. La gente
pasaba a mi lado y miraban la botella.
Un grupo de
jóvenes de los años sesenta se bajaron de un valiant y me preguntaron por la botella. Yo seguía caminando y ellos
detrás de mí.
Al subir por una
escalinata uno de estos me preguntó sí sabía el precio de esta botella?. No .A
ciencia cierta no lo sé pero debe de costar un chingo y dos montones.
El hombre me dijo
que la botella costaba setenta y cinco mil pesos.
¿Tan cara
le respondí?
Sí la Cubean es
muy cara.
Al subir por una
escalinata resbalé, la botella se fue pá adelante. Estalló en mil pedazos.
Un río de ron se
esparció por todas partes. Las personas que pasaban al percibir el olor se
pusieron como perros y comenzaron a lamer lo que podían.
Una mujer me dijo
que me integrara a ellos a lamer el ron. Yo
afligido le respondí que al rato. No quise ni imaginarme como le haría para pagar..
Original de
Alfredo Atrrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
15 de agosto de
2013.
Estados Unidos
Mexicanos.
Comentarios