LA PULGA Una noche ardorosa, después de haber cenado alguna cosa, la joven Isabela, en su lecho acostada, del todo despojada, trataba de entregarse al dulce sueño; mas una infame pulga la desvela picando con empeño ya el reducido pie, ya la rodilla, ya la rolliza y blanca pantorrilla. La joven, impaciente, echa inmediatamente su linda mano a donde piensa hallarla, y algo bueno daría por pillarla: pero el bicho maldito, si dársele un pito cuanto más le persigue más salta, y brinca, y sigue con su empeño; hasta que Isabelilla, incomodada, con la sangre encendida, no pudiendo sufrir más la cuitada, salta fuera del lecho enfurecida, coge la luz, se pone patiabierta y en medio de las piernas la coloca; pero se vuelve loca y con la infame pulga nunca acierta. La ve muy veces, y otras tantas huye, sobre ella pone el dedo, y se escabulle; que de aquí para allá