San Miguel de los baños.

Ahora estoy soñando.

Me encuentro en un pueblo que según yo se llama San Miguel de los baños. En el interior de una casa y sobre una mesa un televisor de los antiguos pero en color. Muchos objetos, e imágenes de santos.

Están pasando un programa de artesanos. Saco el cel e intento tomar fotografías. En estos sitios la trasmisión es defectuosa, las fotos saldrán borrosas.

Metida en una taza hay una antena de conejo. La muevo para todos lados para ver sí la señal mejora. No es así. Los canales se cambian. El problema de las televisoras locales.

De pronto aparece Jorge Saldaña entrevistando a Marcial Alejandro. Marcial le comenta sobre la canción que cantará a continuación. Saldaña va vestido de camisa violeta de manga larga, pantalón negro y cinturón del mismo color.

Por su parte la fría está sentada conversando con una mujer del pueblo.

La mujer toma atole . Le dice a la fría que me diga que porque mejor no salgo al pueblo y tomo directamente las fotografías. La fría corre la silla, se levanta , se acerca y me dice que lo yo escuché. Le digo que sí.
Abro una ventana de marcos de madera. Esta ventana debe de tener mucho mantenimiento, la madera con el agua se hincha. Me asomo y lo primero que veo es la montaña llamada , Iztaccíhuatl o la mujer dormida. Esta casa esta situada justamente a los pies de tan magnífica mujer…

La mujer dormida tiene en los pies hielo. Se percibe el medio ambiente helado, mi nariz está roja. Aún así salgo.

El pueblo es magnífico. Los rostros de los habitantes de esta parte del México de mis sueños, me lo dicen todo.

Pasa un carruaje. El carruaje es tirado por burros. Se detiene, me subo. En el interior van cuatro personas. Por sus ropajes deduzco que estamos a principios del siglo veinte.

Intento tomar una fotografía desde el interior pero no puedo hacerlo porque un señor levanta el brazo cada vez que toma pulque. Lo dejo para después.

El carruaje se va calle abajo. Miro. Me gusta lo que veo. Muchas iglesias. Casas pintorescas, y mujeres morenas.

Llegamos al final de la calle. Ya no hay más para dónde seguir. Le pregunto al señor de los burros que cuanto le debo? Este muestra cara de malicia y me responde que son veinte pesos. Saco un billete azul y se lo entrego. Casi enseguida una de las mujeres le dice que es un viejo aprovechado. Que el viaje cuesta solamente dos pesos y que porque me está cobrando veinte?

El tipo de la malicia le responde que a los alemanes les sale un poquito más caro. Es ahí en ese punto que le digo que yo no soy alemán. Sí es verdad tengo parientes que tiene ese origen pero yo no soy alemán. Soy más mexicano que los quelites.

Me bajo. El hombre de los burros también se apea.

Le digo que voy a tomar fotografías. Hay una torre que me agrada. Me inclino y saco la primera. Cubro toda la fachada. Que importante es todo esto.

La panorámica de San Miguel de los Baños es impresionante ¡.

Por una callecita aledaña veo una puerta. La puerta está enmarcada en cantera, la calle es del mismo material. Al intentar tomar la imagen un joven labriego se asoma y veo su cara con sombrero. Quito la cámara. El joven me dice que no tuvo tiempo de llegar al baile pero que se regresa a su casa. Le grito que se espere ¡ que le voy a tomar una foto ¡.

Este se detiene , se sonríe y agarra del brazo a una muchacha de trenzas negras, los dos muestras las mazorcas de sus dientes.

En el centro del pueblo esta la iglesia principal. Muchos pasillos, barandales con macetas. Creo que me voy a quedar a vivir aquí. La pinche ciudad ya me cansó.

Un hombre vende nieves. Me acercó, deme un helado de vainilla señor.

Si claro.

El hombre mete una cuchara y toma el helado. Lo embarra sobre un barquillo. Le pago. Busco una banca, me siento. Veo pasar a las personas. Cada una es una historia….




Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
13 de Noviembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.