Carretera, carro amarillo, flores.

Carretera, carro amarillo, flores.
























En una tarde cualquiera puedo ver con claridad como va subiendo la colina un carro amarillo.

Toma las curvas sin dificultad, esto debe de ser por su poderoso motor 351.

En el viaja una mujer refinada. Toma el volante con suavidad y avanza.

Yo estoy digamos que volándo. Una voz en off va relatando lo que esta sucediendo.

El carro se detiene en la reja de una puerta. Se abre en automático. La mujer abre y desciende. Luego se introduce a la casa.

El carro se va solo uno metros adelante. Llega a una recámara. En ella duerme el hijo de la señora. Es un niño de doce años. El carro se estaciona a los pies. El carro es ahora chiquito…

Me dirijo a la puerta principal. Abro sin tocar.

Una mujer asistente se esmera en arreglar las flores. Para donde mires hay flores.

La mujer me pregunta que sí quiero ver a la señora. Claro voy para allá.

Subo por una escalera de madera. En una de las recámaras la fina mujer se encuentra sentada, tiene un libro entre sus manos. Yo la miro. Parece que me conoce.
La mujer me pregunta que cual traje me voy a poner. Le digo que el gris está bien. Después se levanta y me abraza. Parece que me conoce.
¿Pero sí me conoce porque me dice Pedro?

Después del abrazo le digo a la mujer que tengo que salir. Me llevo el auto amarillo. Si claro el auto es tuyo.

Subo al vehículo , echo a andar el motor, bajo por la colina, enciendo un cigarro, le doy dos o tres fumadas largas, pienso en la mujer…

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
13 de marzo de 2014.
Estados Unidos Mexicanos..

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