PARE DE SUFRIR, VIDEO ,TRENES.
Alfredo Arrieta |
Voy directo a un cuarto que habito. Debo decir que soy un
fracaso. Lo que es de extrema necesidad para este día es que debo darme un
baño. Estoy en las ultimas y no sé ya lo que es un duchazo de agua caliente. He pisado el fondo.
Esto lo comprendí cuando vi que de mi cabeza comenzaron a salir infinidad de
piojos y los duros y los vintenes de mi pantalón se escaparon... Abro la puerta. En el suelo hay un aviso con la cara de Dios. En este
dicen que debo de parar de sufrir. No entiendo como Dios puedo pagárme las
cuentas que me llegan a granel.Estos pinches brasileños son buenos para las chapuzas.
En el suelo hay también un montón de leños. Pienso que sí le
meto algunos palos al calentador quizá pueda hacer que se caliente el agua. ¿
Pero sí con esta acción solo logro que el sistema a gas se dañe?
No tengo alternativa. Meto algunos leños. Luego agarro el
aviso en donde sale Dios, lo hago rollito, busco unos cerillos mi única
pertenencia. Enciendo el rollito, espero pacientemente a que encienda alguna
ramita que sobre sale del madero.
Veo que sale humo, luego unas chispitas, posteriormente se
hace el fuego. Espero unos minutos, el bolier comienza a calentarse. Con toda seguridad el sistema a gas se descompondrá no me importa con tal de que pueda
bañarme. Me huelo las axilas, ni yo me
aguanto. Espero. En el suelo hay también una pequeña bolsa. No sé su contenido.
La abro tiene unos polvos. No sé que es.Si fuera oro ?
Logro mi cometido, el agua esta caliente. Voy presto al
baño, me quito la ropa, quedo encuerado, abro la llave, el agua sale caliente. ¡
Por fin Dios ¡ Comienzo por enjabonarme,
paso el jabón por el pelo, me enjuago los huevos, sale agua negra, incluso los
piojos salen. Pinches vividores. Yo no tengo nada y aún sin nada viven de mí.
En estos tiempos ya
no hay video caseteras. No comprendo porque las sacaron del mercado. Algunos
gustaba de grabar programas. Ahora no pueden. Veo un aviso. Me informan que hay
dos programas simultáneos de música popular.
Quiero ver los dos. No puedo. Me tengo que decidir por uno. Tomo el
teléfono le digo a Nieves que si ella puede hacer algo para que me mande su
programa en DVD. Nieves no contesta. Será porque en su aparato registra un
número extraño. Además no me conoce, Tengo que mandarle una tarjeta de
presentación. Quiza con esto. Cuelgo el
aparato. De inmediato suena. Es la fría
me pide que vaya por ella hasta el
barrio del querer. Quiero encontrar una excusa pero es tan rápido que no la
encuentro. Dejo los aparatos prendidos.
Abro la puerta. La puerta de enfrente esta pintada de rojo y negro.
Salgo, afuera cae un aguacero. Veo como un hombre
borracho está obstruyendo un puente
peatonal. Subo. Miro el río de carros, vienen peor que toros. Entro a un tren subterráneo. El
tren huele a nuevo. Es uno de los legados que nos dejó el gobernante marica. Me siento,
el sitio está cómodo. Es así como deben de viajar las gentes, cómodas, sentadas
y libres de vendedores que te van chingando a cada minuto. Salgo del tren, las
estaciones me son extrañas.
No conozco ninguna, intento grabarme los nombres de cada una
pero no logro retenerla en mi cabeza.
Salgo del tren. Camino por un pasillo infinito, hay pisos eléctricos de kilómetros y kilómetros.
Llego a una intersección y a otra y a otra. Me subo a otro
tren. Este en condiciones de descuido.
Pienso que a medida que pasamos por los
barrios de las superficie asi es el tipo de gente. Salen del tren infinidad de personas, todas con rostros feos.
Después de treinta minutos estoy en la estación del tren
federal. Compro mi tarjeta, busco el convoy correspondiente. Me siento. El tren
cierra las puertas, el tren avanza rápido. Paso por mi casa , Miro edificaciones
conocidas, luego llano, luego pastos secos, luego fábricas y fábricas. En los
montes hay hasta edificios las gentes viven en gallineros o palomares. Nomás
pienso en el gran problema de subir todos los días deben de llegar a sus
domicilios con los hígados de fuera y el corazón latiéndoles bien duro.
El tren sigue, el trayecto es largo. Miro calles sin
pavimento, jaurías de perros gordos, gordos y negros. Algunos deciden viajar de pie como aquella mujer alta,
de pelo largo. Ella mira sin ver, tiene ojos negros, ojos negros y profundos..
El tren llega a su destino. Una voz me avisa que debo de bajar. No lo hago
porque veo que hay muchas personas en el andén. Ellos entran, decido quedarme
en el mismo lugar. El tren acciona un
mecanismo de reversa, se regresa de nuevo. Pasa un túnel, todo se vuelve negro,
pasa una parvada de pájaros negros…..
Original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
23 de diciembre de 2012
Estados Unidos mexicanos.
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