EJERCICIO
Alfredo Arrieta |
Voy por una pista
en donde los deportistas hacen ejercicios.
Sigo a la fría en una afán de que nadie se le acerque.
Ella va acompañada de otras mujeres, las miro por detrás
con sus glúteos bien alzados. Ella van sudadas
yo las sigo a una distancia de diez metros.
De pronto una mujer instructora se entromete entre el
grupo de la fría y yo. Ella me dice que sí quiero entrar con ella a hacer ejercicio de espalda.
Le explico que por el momento no puedo porque ando en la función de darle
asistencia a la fría. La mujer me dice que eso no es problema que ella tiene los
argumentos para disuadirla.
La fría voltea de reojo y se acerca. Pregunta que es lo
que sucede. Le digo que nada. Sí sucede dice la mujer entrometida. Este señor
es mío. La fría se desconcierta por un momento pero después reacciona. Me toma
de la cintura y me aprieta para sí.
Debo decirles que la mujer entrometida no es de mi
agrado. Ni siquiera tiene el tipo de
mujer que a mí me gusta. Y es
verdad. A veces he tenido que rechazar a alguna damisela por no ser de mi
agrado ni de mis pretensiones.
La fría me toma de
la mano y me dice vámonos. Camino con ella por un parque que sube y que
baja.
Observa a un joven de pelo corto y con camiseta azul que se
aproxima que ojala que no la vea. Dice que le cae mal y que no tiene ganas ni
de saludarlo.
Es tarde el hombre la ha visto, le hace una caravana y la
saluda.
La fría hace lo mismo entre dientes. Le digo a la fría que a veces hay gentes que
no nos agradan o que no nos quieren.
Eso es cierto.
Nos detenemos un momento, la fría me dá un beso suave.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
28 de diciembre de 2012.
Estados Unidos Mexicanos.
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