MUJER PODEROSA, CONVOY EN EL AIRE, TREN CON VIA Y SIN VIA
RUMBO A MISISIPI, PREPARANDO UN GUISADO DE CARNE.
Alfredo Arrieta |
Voy acompañando a
una mujer poderosa, una mujer que controla. Y más ahora que su partido político
retomó el poder.
Me dice que vamos a una isla. Cierro los ojos y al
abrirlos ya estamos en el paraíso.
Entramos a una casa. Se nota que es una casa que no es
habitada regularmente. En una mesa hay una consola estéreo de esos aparatos que
se usaban todavía en los años setenta. Hay además otros trebejos. Un
ventilador, unas cajas con estampas, dos cartas de tarot, un lagarto disecado.
En un mueble de playa descansa un gordo. Parece que el
tipo no es mexicano aunque tenga el pego . Habla con un idioma extraño para
mi entender.
El individuo es el esposo de la mujer poderosa. Me
explica que esa isla es una posesión francesa. Todo aquí es Francia. Mira,
hasta los peces hablan francés. Cosa que no le creo porque los peces solo abren
la boca y no hablan.
Entra la mujer que hasta ahora sé que se llama
Margarita. Mira Margarita dice aquí este
güero que el piensa que la isla es mexicana sólo porque se llama Isla
Guadalupe. Margarita me mira y le dice al esposo: Ya la compraremos.
Esperaremos a que tenga buen precio..
Margarita trae puesto un traje de baño de los años
cuarenta. Es un modelo que lleva muchos colguijes e hilos. Ella se sienta en las piernas del
gordo. El aprovecha y comienza a toquetéarla. De pronto Margarita le entrega
una tijeras y le dice que le corte unos
pelos púbicos que le salen entre el
traje de baño y las piernas. El hombre toma las tijeras, se inclina y comienza
a cortarle los pelitos.
Entonces para no incomodárlos miro por la ventana. El
cielo está bien gris, hace un viento horrendo. Parece que caerá una tormenta
bien fuerte.
Cerca de mí como a
cincuenta metros y en el cielo aparece un convoy. Son diferentes
camiones que llevan una parte abierta.
En ella viajan cada una de las personas que salen en la
televisión boba. A la cabeza de este convoy va un helicóptero. Ellos vienen de
Mérida. Fueron a graban algún programa. No les interesó que el tiempo cambiara
de sol a viento y a futura tormenta.
Les veo alejarse, cierro la ventana. Por su parte
Margarita jadea y es penetrada con fuerzas. El gordo también jadea…
Estoy acostado en un camastro. Me dice Montserrat que
saldrá. Sé que la distancia que debe de recorrer es tremenda. Así que le digo
que me espere que yo la llevaré. Me levanto, me acicaló los cabellos y me voy
con ella.
Ahora voy en un
ferrocarril. Este se desplaza a una velocidad de vértigo. Creo que va a más de
ciento cincuenta kilómetros por hora.
Bajamos por una colina.Le digo a uno que viaja conmigo
que si el tren se descarrilara el putazo que nos llevaríamos sería de grandes
proporciones. Parece que el tren viaja, loco.
Un hombre que se llama Antonio y usa lentes me dice que
en unos momentos el tren dejará la vía porque tiene que atravesar montes y
montañas para llegar al río Misissipi.
En efecto así sucede. El tren termina el trayecto de vías
y continua por veredas, cruza montañas,
cerros y montes con la misma velocidad. Parece ser que las vías no son
inpedimento para que siga.
Al rato escucho un rumor de agua. Antonio el que usa
lentes me dice que al dar esta vuelta veremos al río.
Así es. El río tiene un
caudal enorme. Se desplaza tranquilo. A un costado hay una colonia. Puedo ver
gentes gueras que saludan al paso del tren, además de unas vacas que pastan en
las márgenes y mueven sus rabos.
En otro tipo de transporte que lleva asientos unos arriba de otro viaja Martha. Aquella
mujer que me andaba cogiendo años ah . Ella va a sentada en la parte de abajo. A su lado
un hombre de patillas negras le hace la platica.
Le pregunta sí tiene una relación . Ella le responde que
por el momento no. Ha tenido varias pero que todos le han fallado. El hombre le
pide al conductor que detenga su marcha. El hombre se apea se despide de
Martha. Martha me pregunta que me parecío el individuo. Le digo que de primera
instancia parece ser una persona amable. Pero como decía mi abuela: Cuídate de
las aguas mansas que de las malas me cuido yo.
Martha me dice que sí quiero
sexo. Sexo y amor es lo que solicito. Pués búscatelo en otra parte porque conmigo
se acabó. Bueno sí tú lo dices..
Por último me dice
Margarita la poderosa que ya están por llegar las visitas importantes. Me
pregunta que sí ya preparé la comida para que los obesos degusten. Que sí
compré las botellas Petrus.
Le digo a la mujer que sólo me falta darle unos toques de
sazón al guisado de carne.
Voy a la sala en
donde todo está dispuesto. Hay un refractario gigante. En él mi guiso .
Veo como voy esparciendo la pimienta. El platillo se ve delicioso. Tomo
una tortilla y me hago un taco.
Estoy en la espera de que lleguen los comensales . En la pared hay un Andy Warhol y un
Kennedy azul que me apunta con un dedo….
Original de Alfredo Arrieta
para el
pueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
27 de diciembre de 2012.
Estados Unidos mexicanos.
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