LA FRÍA, JAVIER SOLIS, VIAJANDO DE MOSCA, WALTER…..










A la fría la conoció aquella mañana tibia de Octubre y fue justamente cuando pasó a su costado como sí cualquier cosa. No quiere describirla pero su paso sigiloso discreto aún le hace recordarla.
Ella llevaba unos papeles  en los que debería estampar su firma un gandul….
Los demás especímenes  incrustaban sus ojos morbosos intentando adivinar como serían sus nalgas. Esto no pasaba por su mente y sí hubiera llegado el caso de  esa pregunta usted les hubiera respondido que eran divinas. Solamente se dedicaba a admirarla.

Llegaba como les digo después de hacer su recorrido de extremo a punta de la ciudad . Deambulaba en el silencio, se sentaba  discreta en tanto colocaba los utensilios prácticos que le servían en el transcurso de la mañana. Las horas pasaban y ella iba y venía dejando  tras de sí una leve mueca de sonrisa y un aroma a agua de rosas..

De esta manera la fue conociendo hasta que se percató que la dama en cuestión le provocaba ansiedad desbocada. Ni siquiera le importó que la mujer fría tuviera macho. Era una eufória que no alcanza a comprender….




Una ocasión  se presentó la oportunidad aunque no recuerda la razón. El caso fue que se reunieron en un departamento en donde celebrarían quién sabe qué. Ahí  se presentó el marido que según supo ya no vivía con ella. Este hábilmente demostró el porque era su dueño.

La fría se sentó del lado derecho de la fila de sillas. Usted como por azahares de las suerte en la parte izquierda.La fría  quedó con su pierna estirada el hombre le colocó su mano y le frotaba y la frotaba como para demostrar a todos que él era su perro de guardia..

El hombre les fue mostrando diferentes revistas donde modelos hermosas lucían cortes de pelo que las hacía lucir como francesas.
En el calor de la charla se supo que este señor era peluquero.

Al terminar la reunión tuvo la suerte de decirle cercano al oído que llegaría el tiempo de tocarle el tobillo y después las piernas completas. Ni lo digas, respondió.

Han pasado más rápido que pronto cuatro décadas. Ahora abrió la doble puerta de la percepción. En  el exterior hay noche. Al penetrar descubre unas gradas como para que se siente cómodamente  veinte personas. De la luz que le digo. Esta ilumina más que cien focos.

 Por la misma puerta se aparece la silueta de la fría. Ella se dirige  con la presteza que da la seguridad. Toma un micrófono y les dice a los asistentes que les ofrecerá una plática de cuestiones administrativas.

Todo pasa lánguidamente hasta que unos de  los espectadores le mueve a usted que se encuentra de su lado. Le dice que esa mujer es más aburrida que el candidato idiota. ¿Sí al menos se encuerará?, le dice.

En los minutos posteriores el hombre de bigote ralo se levanta para interrumpir a la mujer. Le dice que su plática está muy bien pero que si no tuviera objeciones  ¿ podría despojarse de su ropa?.

La fría que es como ustedes saben  es algo puritana al grado que parece monja. Aún recuerda cuando se la tuvo que coger cubierta con una sábana. En el medio le hizo un agujero. Y por ahí….

 No se lo piensa y comienza : Arroja sobre una mesa el micrófono e inicia un baile árabe en donde va moviendo lentamente su frondoso organismo. Incluso para usted es una sorpresa. Ni por asomo hubiera pensado que la fría tuviera ese cuerpo. Es como  aquellas diosas griegas que se  paseaban por los olivos en tanto bebían vinos estupendos….




Eh?, qué le dije.. Le afirma el hombre de bigote ralo… Está buena?..


El público para esos tiempos ya está caliente y aulla como si de lobos con hambre se tratara.

Después de veinte minutos de mirar carnes duras se vuelve a abrir la puerta doble. Todos miran en espera: Un hombre de mediana estatura y vestido de traje beige pregunta por el encargado del negocio.
 La fría levanta el dedo y agrega con su voz; soy yo.

El sujeto  se llama Javier Solís.  Como les digo no va vestido de  cantante. En este sueño de mayo es como una especie de inspector.

Javier  mira a la fría y posa su mirada en sus senos. Emite  un hum.
Le dice a la fría que se entrevistó con la dueña o propietaria de esa casa y no está dispuesta que  se hagan más espectáculos disolutos, para borrachos y hombre putos..

Le dice además que tiene hasta la tarde para que saque sus tiliches y demás aplicaciones.






La fría se sienta en un escalón de cemento que se ha ido puliendo al paso del tiempo y los años…



Por la tarde usted se detiene sobre una calle recién arreglada.
Ella va arrastrándo en una caja sus pertenencias terrenales: Bisutería, pinturas para los labios,  vestidos de bataclana. Arrastra la caja con un mecate que se agenció de un tenderete.

Acompañado de otra persona que no puede distinguir porque está pardeándo, se sube de mosca en un vehículo compacto. En su interior va manejando una vieja bruja que por el día de hoy y hasta que se acabe la civilización y hasta el final de los tiempos no dejará de odiar.

Acepta viajar en esas condiciones con la horrible de alma le debe dinero. Esa es la razón y no porque le tenga aprecio. De ninguna manera……..












Después de una serié de errores  que Walter ha cometido le dice a Jesse que tiene que acudir al domicilio del químico y darle cran.

Este le obedece. Acude a la localidad cercana y toca . En el interior el químico graduado de la mejor escuela, escucha  a Vivaldi. La atmósfera de placer invade su territorio.


Al abrir mira a Jesse  que le apunta.

 Con lástima y como sí de despidiera le mete un balazo certero en la cara. El hombre cae… Vivaldi continua lánguido…
….
Con lo que no contaba Walter era que se estaba  en el nido de los asesinos.

Fue llevado por la fuerza junto con Jesse hasta los laboratorios. Ahí les sentaron atados. Fueron vigilados hasta que  llegara El Gus.
Asi fue……

Gus bajó lentamente por la escalera metálica. Todos le miraron. Se dirigió aun mueble , se quitó los anteojos, después la camisa. Pausadamente se quitó además los dos zapatos. Buscó un uniforme color naranja plástico.

Una vez ataviado camino lentamente por el salón laboratorio.

 Se colocó detrás de uno de sus fieles asesinos y sin más, amablemente, le tomó del cuello y lo degolló. La sangre del sicario comenzó a brotar, era un chorro sin control. Los otros matones vieron  asustados como su compañero caía como  gallina….



Gus regresó a dónde había dejado su ropa unos minutos atrás. Se lavó la sagre que tenía en el rostro. Después las manos. Se quitó el uniforme manchado. Volvió a vestirse, se colocó la camisa, sin decir nada. Luego hizo un nudo en la corbata, se agachó y se ató los zapatos. Notó       que unos de los vidrios de sus lentes  tenía gotitas de sangre. Los acercó al agua clara, y los frotó con sus dedos. Los dejó secar y no decía nada…

Se colocó los lentes, se acicaló y volvió a subir la escalera sin más…..

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu17 de mayo de 2012.
Estads Unidos Mexicanos.


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