HOMBRE MORENO, VIAJE ASTRAL, COLADERA.
Usted se encamina en
el comienzo de este sueño al placer de mirar una carrera de caballos. Los
animales están dispuestos los mismo que
los pequeños hombres a dar espectáculo. En las gradas hay un público que espera
ya con ansias que las carreras comiencen. Unos momentos de que antes suceda
usted llega e intenta sentarse en una de
las sillas plásticas. Al hacer los movimientos
levanta el paraguas y este se desbarata. Unos de los fierritos le pega
en el rostro a un hombre moreno que echa un vistazo de reojo en tanto emite una maldición. Usted por su
parte y llevando al máximo las lecciones de urbanidad emite una disculpa. Le dice que por las
prisas no se percató de que el paraguas estaba por romperse. El hombre le dice que
mejor se hubiera fijado en lo que hacía, que le pudo picar un ojo. Bueno
ya me disculpé le dijo.
Eso no le bastó y dijo
que una simple disculpa no le quitaba lo menso.
Si alguna cosa le molesta es que alguien le trate de menso o
de baboso. Recuerda a través de la neblina de los tiempos que el útimo que le
dijo baboso terminó en el camposanto.
Esa ocasión se hicieron de palabras . El hombre se sintió muy
macho hasta que le enterró su cuchillo en la mera tetilla. Ahí le vió como se
desangraba. Como aquellos toros de la Aurora en donde su vida mejora y nace un
niño cada hora…..
Le agregó al moreno que si la disculpa no le había sido
suficiente ya no tenía más que decir . El ambiente se tornó tenso. Usted
esperaba un solo momento para hacer uso de su cuchillo argentino.
El moreno se dejaba
una patillas largas, negras. Su dentadura tenía unos filos de plata. No era
precisamente esos fierros que te ponen
para enderezarte el hocico. No. Eran más bien unos filos en los dientes. El
hombre que no aceptó disculpas se limitaba a ver los caballos negros que
estaban a punto de salir de su arrancadero.
Usted ya traía la sangre alterada y no se iba a quedar así
como así. Como gallo le dijo que si no
aceptaba sus disculpas entonces lo tenían que arreglar de otra manera. El
hombre le miró con la profundidad de sus ojos negros. Aguzó la mira y le dijo:
Hombre yo a usted le conozco. A mí?. Ah Dios… Y de dónde me conoce?. Yo estuve
en el segundo grado de Secundaria allá
por los setentas. La verdad no le recuerdo.
Refrésqueme la memoria.
Yo llevaba un maletín . Era el único que lo hacia. Le voy a
dar un dato. Usted llevaba sus cuadernos amarrados con un hilito. Es verdad sí
era yo le dijo.
Limando asperezas por el rozón de rostro le invitó a una reunión
después de la carrera. Llegaron con el tiempo suficiente. Un grupo númeroso de
hombres y mujeres tomaban aperitivos y conversaban. En uno de esos grupos se
encontraba la fría. Le presentó al moreno. Ella con desconfianza y tímida levantó levemente la mano. El hizo
el intento de acercarse y le murmuró.
Usted se retiró porque le llamaba un cheff. Sin embargo con la duda de los celos se activó su oído
biónico y escuchó que el moreno le dijo
a la fría que la esperaba en aquél cuarto.
Así o hizo la cabrona, se metió de volón para que nadie
notara su ausencia.
Esto ya lo hizo enojar y se desplazó hasta la puerta que
estaba por cerrarse. Introdujo el paraguas y
entró con brusquedad.
La fría estaba echada boca arriba y con los calzones a la
mitad. El hombre de espalda férrea encima de ella dispuesto a copular. Mira
nomás les dijo. Yo que me paso de buena gente y ustedes dándole.
El moreno se giró para
decirle que él estaba antes. Desde antes yo fui el domador de ésta. Tú llegaste
posteriormente. Así que no te metas. Ante tales argumentos no tuvo más opción
que cerrar la puerta y beber pausadamente su martini.
Con el propósito de olvidar el suceso se dirige a un campo en donde muchos hombres juegan fut
bol. Ellos los de la derecha van perdiendo. Usted está sentado en un sillón
reconfortable. Cuando mira que su equipo lleva la desventaja hace un
movimiento raro y el mueble comienza a subir
por los aires. Arriba el viento es
fuerte, incluso logra llevar hacia atrás la melena que antes usaba.
Gira por todo el campo. Luego con extraños ademanes les
imprime una especie de energía a cada uno de los futbolistas.
Después de dar varias vueltas desde los cielos le mueve
alguna cosa al sillón y adquiere más velocidad , cruza por los
campos verdes .
Después baja lentamente hasta llegar a una arboleda. Pasa
entre ese espeso bosque. En la mitad se detiene Mira para todas partes. Solo
una ardilla le mira. Con movimientos nerviosos sube por la rama y se aleja…
Casi por amanecer, acude a una calle en Baltimore.De pronto se abre una coladera. Se
asoma un negro. Otro que le espera le dice que esa es la manera de escapar de
la cárcel. El negro sale, y se marcha.
En veinte minutos Bill Clinton asoma su cabeza canosa. Le
mira a usted y le pregunta si no ha visto salir a nadie. A menos que el negro
que salió no sea nadie.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpuebldoetierra.
Nec spe, nec metu
29 de mayo de 2012.
Estados Unidos mexicanos.
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