MOLIDO




MOLIDO



Antes de la noche de ayer pasado, desperté al mundo de las atrocidades. Y abrí los ojos con un malestar en el cuerpo. Fue como si hubiera realizado el peor de los trabajos hechos por hombre alguno. La situación del sueño fue la que te digo a continuación:

Me encontraba en un sitio muy similar a Huixquilucan, pero no era necesariamente que así fuera. Es probable que se tratara de una ciudad fronteriza o mejor dicho una ciudad que hace colindancia con el país de los pinches gringos.

Un hombre de 28 años, barbón y con una cara similar a la del argentino Ernesto Guevara, limpiaba unos vidrios. El estaba dispuesto a emprenderla de nuevo empresario. Yo pasaba por el lugar y descubrí un letrero quizá realizado por el Che. Decía que si deseaba trabajar en el ramo restaurantero. Me acerqué como se acerca mi gato y se encuentra dispuesto a matar a algún insecto.

Después de cruzar los saludos, desde el buenos días, hasta preguntarle que necesitaba para laborar con ellos, se dijo dispuesto a que me integrara porque gracias a mi presencia y a mi don en la palabra le caí bien al descendiente de Gardel.


Al cabo de los momentos ya me encontraba realizando labores manuales propias de un ayudante. Primero me encargó que terminara de limpiar los vidrios. Así que busqué los trapos, el jabón, un líquido limpiador que quita toda clase de manchas y unos periódicos de días pasados. Primero empecé por frotar los vidrios hasta cubrirlos de jabón, luego con un trapo, quite los excesos de mugre que se va acumulando por los vientos y los polvos. Luego con un papel mojado los lustré que casi para terminar, los vidrios brillaban tanto porque yo los limpie correctamente como porque el sol les pegaba de frente. Me asomé al interior , pegue la nariz y comprobé que soy un buen chambeador.

Para demostrar un buen desempeño, busque las copas sucias y también las lavé. Metí como cincuenta de ellas en una solución que prometía maravillas. Así fue. Quedaron rechinando.

Cuando regreso el sudamericano, me felicitó, sacó de su bolsillo unos cigarros, me ofreció uno, lo encendí y comencé a fumar despacio. Me dijo que le parecía muy bien mi trabajo y que ya me podía retirar, mañana será otro día. Y era verdad porque el sol ya se había ocultado desde hace unas horas.

Llegue a mi casa con un dolor por todo el cuerpo. La fría se encontraba remendando un calcetín. Le platiqué sobre mis labores y de que corrí con suerte. La fría se me quedó mirándo y como que no le agradó mi experiencia laboral. Lo primero que me preguntó fue que cuanto me iban a pagar. Pués yo supongo que el salario mínimo. Ella repondió con un que salario mínimo ni que la chingada. Esa mierda no nos va a alcanzar ni para pagar el agua. Ya vez que ese pendejo marica le da por subir todos los impuestos.

Yo ya sabía como iba a reaccionar ella. Su ambición nunca la ha dejado, el dinero es su tema, lo demás son puras mamadas según sus propias palabras.

Me dijo que si estaba en el norte buscara a Gustavo, el es mi amigo y era posible que me pudiera conseguir un trabajo donde sí me pagaran dinero.

Comencé nuevamente por las calles de esa ciudad y sin tener que buscar mucho me lo encontré sentado en una banqueta. Ya no era el mismo de hace treinta años. Me miró y como si no lo hubiera dejado de ver todo ese tiempo me dijo que si quería jale, el sabía de que por las afueras de Juárez estaban necesitando carpinteros. Le dije que yo con suerte podía unir dos tablas. Me dijo que no importaba, con que tuviera ganas.

Llegamos a una zona donde muchas personas colocaban tablas en lo que en el futuro serían unas casas. Me llevó con un conocido y luego de cruzar dos palabras, ya me estaba entregando una bolsa con clavos, un martillo y una cinta métrica. Así estuve en chinga loca hasta que nuevamente se hizo tarde. Cabe aclarar que los brazos me dolían de tal manera que si hubiera construido La Niña, La Pinta y La Santa María juntas.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
25 de junio de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.

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