HUMPERDINK. Y LA COORDINADORA NACIONAL DE LA EDUCACION
HUMPERDINK
Decidido a andar tomo sus cosa y se fue. Al poco tiempo, buscó un barco de humo. Este lo llevó a un puerto en Nayarit. Se bajó de la nave y camino por caminar.
Entra aun restaurante en donde unos comensales comparten los guisados exóticos de la región. Le llama la atención que los cubiertos de plata llevan grabados en sus frentes la palabra Engelbert Humperdink. De igual forma los manteles y las servilletas. Y para no ofender la cristalería y las copas de bohemia también lo dicen.
El lugar esta decorado con tal lujo. Hay vidrios, estanques para peces, pinturas que enmarcan las paredes, música ambiental y unos cuadros monumentales con la imagen del cantante. Galés.
Aún impresionado por lo magnífico decide acudir a mear. Ahí, busca el lugar idóneo. Al estar emitiendo su chorrito, se aparece un sujeto de 120 kilogramos de carne de cerdo. Este lo mira con cara del tío Lucas . Se le ven intenciones negras. En las manos lleva una agujas de canevá, de las que sirven para tejer y parece que intentará introducir las agujas en sus uñas. Usted no está manco y le dice que si le entierra dichas agujas en cuanto se pueda liberar, levantará un acta ante las autoridades judiciales. El pig , parece que se burla y le dice que la justicia mexicana se la pasa por en medio de las bolas. Es entonces que le pregunta que quién lo mandó a torturarlo. El pelón señala a la puerta que por cierto la manija lleva grabados alusivos al jilguero hindú.
En esas esta cuando se hace presente la figura de otro gordo. A este ya no le pregunta por su nombre porque es el secretario de gobernación mexicano. Le dice que la tortura será mínima, y se pensó en usted para que se enteraran gradualmente los medios internacionales.
¿ah chinga¡, les dice a los dos. Ya parece que me voy a dejar clavar las agujas canevá. Por la vía de la razón váyanse a la verga. Los burla y pasa entre los dos. Ellos levantan los hombros y el secretario le dice al pig que busque a otro más pendejo.
Sale apresuradamente del lugar al mismo tiempo que mira para una mesa en contra esquina y ahí tomándo un vino de altura se encuentra el gran cantante.
Regresa ala barco y en San Blas se incorpora a la navegación. Le dice a los marinos que lo bajen en cualquier punto de Sonora.
Pasan momentos de bruma porque en sus sueños siempre hay bruma o cuando menos humo.
Sube a un edificio de muchos pisos de altura. En su entrada principal dicen que son 179 . No sabe la verdad si en Hermosillo aguante el terreno tanto peso. Ahí va, el elevador le marca los pisos hasta que se fastidia y deja de contar. En lo alto del 178, se baja. Ahí se encamina a una puerta y toca. Le abre un señor de bigotes que se llama así mismo el constructor arquitecto. Le lleva a un ventanal y le pregunta de que tamaño son las personas. Usted le informa que son como hormigas. Eso es mi buen amigo. Aquí en México las personas deben de ser como hormigas. Que trabajen de a madres y que sean tan diminutas que cuando se enojen, lleguemos nosotros con nuestro poder y nuestro dinero y las pisemos.
El hombre comenzó a reír y su cara era la propia del prepotente promedio impune. Ya ve usted que aquí en Sonora lo que sobran son impunes.
Intenta abrir un ojo, pero el sueño le impide. Busca alzar el otro y cuando lo logra, arroja las cobijas al suelo. Se calza sus zapatos propios y sale a la calle.
En Salvador Díaz, hay dos hombres acostados en plena vía pública.
El menor, se halla tapado por unos fierros con molduras que intentan hacer sombra vana . Los brazos le sirven como almohada. Este buey no sabe lo que es el futuro. El duerme aunque sean las doce del medio día.
A pocos metros se encuentra otro acostado. Es un vagabundo de setenta y tantos años. El se estira de tal manera, buscando el confort del cemento. Su lengua lame un envase de youguth que alguien tiró. Lo lame con tal gusto al mismo tiempo que se interesa en lo ocurrido la tarde de ayer:
Un grupo de maestros de estiércol puro, de un organismo que llaman la Coordinadora Nacional de la Educación , inicio su protesta intentando entrar por sus huevos pelones al edificio de la Secretaría de Educación en el Distrito Federal de México. Ellos se armaron con polines que encontraron y se armaron con barretas de acero. Luego en su calidad de animalitos del sur, emprendieron a hacerle un boquete a la puerta provocándole daños tremendos. La puerta principal se construyó hace más de 300 años y estos profes-bestias arremetieron contra su mismo patrimonio histórico.. Esto no es de bien nacidos.
Eso está bien, perritos. Quemen su historia, rompas sus puertas , quemen sus libros, vuelvan a la cueva….
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
04 de junio de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.
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