GUITARRA NEGRA




Guitarra negra, Stephanie


"Stephanie es una canción de amor que se inscribe en un concepto ideológico. Entiendo que es una canción de amor que alude —quizá no de manera muy explícita— pero alude al hecho mismo de que la prostitución en el mundo capitalista, es nada más, en todo caso nada menos, que el resultado de la explotación del hombre por el hombre. No obstante es una canción de amor, al ser humano, no a la prostituta, a aquella mujer con la que uno pudo o no tener una relación sexual, pero sí una relación de afecto nacida a partir del reconocimiento de que se trata a un ser humano que también es capaz de amar. Stephanie es una mujer con la que yo hablé en una boite, una noche, y que por razones de su profesión hubiera querido tener conmigo un trato profesional, pero fundamentalmente en la que yo recogí una afirmación suya, que es el primer verso de la canción y que era, que ella estaba ejerciendo la prostitución porque quería casarse con el hombre que amaba en Europa. Una mujer muy bella, hablaba muy mal el portugués, vivía en San Pablo. Ese fue el punto de arranque del tema, lo demás es una invención, que por cierto no está ajena a la realidad; yo hubiera querido meterme en la cama con ella, pero no fue así y en todo caso no importa, la canción lo dice como que sí hubiera ocurrido. Creo que de ese modo la canción llega mejor a quien la escucha. Porque es digna de amor una prostituta, más que digna, tal vez sea la más desamada de las mujeres la que ejerce la prostitución; y ser desamado, todos lo sabemos, es lo peor que le puede pasar a un ser humano, especialmente cuando ama a alguien en particular y siente que debe proyectarse a través del amor en otros seres, con la otra parte, con el otro sexo.


En lo que tiene que ver con Guitarra negra, son unos apuntes que yo había hecho acá, donde criticaba todas y cada una de mis canciones que había hecho. Una buena parte de ese texto lo descarté y dejé allí todo aquello que era testimonio de lo que me había acontecido como cantor popular en régimen de corte neofascista. La canción la completé en México y se grabó allí en el año 77 con Camerata Punta del Este y el grupo Víctor Jara. Luego hice otra versión en España con Horacio Di Casto dirigiendo la cuerda de guitarras y un grupo vocal donde la primera voz era su esposa; Connie Di Casto. En las cuerdas tocaba la esposa de Onetti. Guitarra negra está inhibida por contrato, durante estos años tuve que vivir de vender canciones, pero es por cosa de meses. Además pienso que habría que grabar Guitarra negra con una cara 2 que fuera Guitarra blanca. Lo que me toca hacer ahora es cantar todo aquello que sea obra de los jóvenes, todo lo que sea útil al proceso que estamos viviendo de reconquista de la democracia y de profundización a partir de noviembre, omitiendo la actitud cortoplacista de tantos compañeros que asumieron esa actitud en un pasado reciente erróneamente y la mía propia, que a los 48 años, luego de haber experimentado en carne propia lo que son y cómo operan los servicios de inteligencia, el imperio, y las oligarquías, mi propio cortoplacismo que me indujo a la realidad en estos años de exilio tan duros en los que aprendí entre otras cosas a desconfiar y aunque esto no está mal, tampoco está bien para el creador, incluso de mis sentimientos, a autoanalizarme, si no lo hubiera hecho toda la vida, hoy más que nunca, no doy un paso, no digo una palabra sin pensar tres veces lo que voy a decir o hacer. Porque si mi vida tiene sentido, tiene sentido entre los demás y la vida de cada quien debe ser útil a los demás; he sido siempre un autocrítico enfermizo. No me tolero el goce a menos que lo sienta legítimo, a menos que sea bajo el sol y a la luz de la verdad.
Por lo tanto, después de Guitarra negra o Stephanie, o alguna milonga instrumental, lo mío es hoy hacer las canciones de mañana mismo. Por eso tengo que estar atento a lo que piensan los jóvenes. Se han desarrollado durante estos años códigos que yo no interpreto; mi hija Mortana canta en inglés y aunque yo por supuesto no se lo voy a impedir, le pregunto: qué quiere decir esta canción, ¿por qué te gusta?, porque es lindo, me dice... ‘Ta, ta, seguí cantando', le digo, pero trato que escuche la canción de todos los compañeros. Los uruguayos somos poquitos, los de acá, los del exilio, los presos, los muertos y desaparecidos, somos los mismos y sabemos que el Uruguay existe porque estamos nosotros, este puñado de gente que nació en esta tierra, que como todos nos identificamos como tales en cualquier parte del mundo, jugando al fútbol, cantando o como es el caso de Pedro en Nicaragua.


Estamos conscientes de que si bien las nacionalidades nacen a partir del ascenso del sistema capitalista de producción, como compartimentos estancos de la sociedad humana, en general hoy vivimos tiempos en que es necesario, para que el imperio lo tenga claro, que los uruguayos estemos dispuestos a defender hasta el último hombre a nuestro Uruguay. Como los argentinos a la Argentina, como los colombianos su Colombia y como los cubanos su Cuba revolucionaria. Esa es nuestra tarea de hoy.


Fuente Zitarrosa la memoria profunda

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