ORFEON
ORFEON CIUDAD DE MEXICO.
Es la década de los setentas. Acudo a la Secundaria Técnica Revolución allá por los rumbos de Bucareli. Esta escuela la descubrí porque ahí fue alumno mi hermano Fernando .
La escuela la dirigía por esos tiempos Jorge Pineda Lugo , aquél maestro amigo , amigo y maestro que tanto hizo por mí .
Una mañana me encontraba en el salón de clases y Gustavo Rojas me hizo el comentario que fuéramos al edificio anexo que estaba a la vuelta por la avenida Chapultepec , porque allí se estaba celebrando una audición para fundar el coro escolar . Primero me rehusé porque yo no me sentía con el entusiasmo de formar parte de ninguna agrupación de nada .
Pués bien , entramos a uno de los salones del anexo y vimos a un señor dándo instrucciones de cómo cantar y comportarse en escena . Allí estaban las muchachas Esparza , Tere y Paty, que eran unas niñas flaquitas , pero que después se pusieron bastante buenas , lástima que nunca tuve las intenciones de atorarles . Ella trataban de cantar junto con otros muchos un romance español . Yo , por mi parte me encontraba escuchando hasta que acabaron . Sin pensarlo repliqué que el romance que ellos interpretaron le habían hecho modificaciones . El maestro de música que no era otro que Guillermo Mateos Olivares , se volteó a ver quién era el insolente que lo había reconvenido .
Me miro a través de los cristales de sus lentes negros y me preguntó : ¿ tú te lo sabes? . Todos los presentes me miraron porque sabían que yo era un insolente que hasta la fecha no se me quita . Claro que sí , repuse confiado . Pués cántala .
Haciendo de tripas corazón , tomé una guitarra y comencé a cantar , debo decir que a mí siempre me ha gustado cantar así que no tuve siquiera errores . La interpretación fue bastante buena . Guillermo tranquilo les dijo a los futuros coristas que efectivamente la interpretación mía era bastante cercana a lo que en realidad él había hecho pero que tratándose del caso de que le hizo arreglos corales de cierta manera estaba también aceptable .
Después pasaron los días y yo me convertía en un conocedor de la canción popular .
Una tarde tuve el gusto de asistir con mi grupo de cantores populares que por ese tiempo lo componían Gustavo Rojas Zárate , Andrés Arrieta y tu seguro servidor . Fue una actuación corta en donde interpretamos aún lo recuerdo ; “ Como un gorrión ” , Canción para mi América ” , y “ Hasta siempre ”, de Carlos Puebla , las otras anteriores eran de Daniel Viglietti y Serrat .
Los meses posteriores , se dieron mediocremente , hasta que una mañana de abril de ese 1970 , llegó Gustavo con su suéter café y su flacura extrema para decirme que el maestro de música nos había invitado a participar en su coro , le contesté que a mí los coros de escuela no me gustaban . Pero Gustavo dijo que no , que no se trataba del coro de la escuela sino que este era un coro de profesionales que se llamaba Orfeón ciudad de México . La invitación de Guillermo Mateos nos llevó hasta la capilla del Palacio Nacional , Ahí estaban unos señores que comenzaron a cantar de una manera armónica . Recuerdo en lo nebuloso de mi cerebro que decían : Oh Pepita ¡ oh pepita , oh Pepita tú que bailas bien muy bien la madrileña etc .
Después un solista que aún aprecio llamado Hugo Norman Martínez , él cantaba una canción de Italia llamada Torna a Sorrento , de un tal Curtis . Otra que se titulaba Catari o Core Ingrato , y una mexicana de Guty Cárdenas ; “ El caminante del Mayab ” .
Por atrás de la segunda fila había un gordito que tenía una voz de trueno ; César Niño Téllez y Abel Niño Téllez , y Simeón Ramírez Trejo que la hacía de tenor segundo . Todos guardaban silencio cuando cantaba la Comparsa de Ernesto Lecuona .
Había también tenores primeros de esos que tienen la voz aguda , la prescencia amable de Beto Pérez Roberto Pérez de Tejada , Cosme Andrade Gómez , la tonalidad de Germán Rendón , el sonido gutural de funeraria de mi amigo hasta hoy Hugo Rendón García . En el extremo derecho de la formación siempre serio pero muy certero ; Salvador Mateos Olivares el gran flaco de quién mucho aprendí . Un compositor de pelo cano que le decían “ El Chumpi “ El señor Avila Vicente González Avila . , aquél otro señor siempre arregladito que se quejaba con Mateos por incluir en el repertorio obras de Atahualpa Yupanqui , y Gustavo se burlaba de él porque decía : “ Es un lamento Memo “ , la obra a la que se refería era “ El camino del indio “ , del maestro Yupanqui : El señor Edmundo Guerrero Garibay que tenía un hijo que se llamaba Beethoven , y un Dodge dart de color azul impecable .
También en la formación de los tenores segundo se encontraba “ El mago “ Pedro A . Villanueva Barajas ; . En una oportunidad fuimos a la casa de su mamá que estaba por la colonia Guerrero, , allí cantamos en una vecindad , en el patio y con palos para tender la ropa una obra que se llama la Barcarola y una obra del cancionero de Upsala .
De igual forma siempre certero , teníamos la amistad y la presencia de Fernando Nuñez Peña , unas veces nos íbamos a la casa de Beto Pérez y pasábamos las noches y las madrugadas cantándo horas y horas , recuerdo que les hacía mucha gracia cuando les cantaba a una voz y guitarra la de Camarón camarón los chirriquiticos los zambullidores que andan por debajo de agua , y el indio le pegó a la india pero con mucha razón , porque la encontró lavando a oscuras y sin jabón . O cuando César Niño me hacía tocar la Tonada de Manuel Rodriguez que con el tiempo descubrí que era obra del maestro Neruda .
En esas noches de concierto en la capilla del palacio de la nación , se encontraba Ana María Panécatl , mi amiga de siempre , siempre sospeché que ella me amaba pero nunca me lo dijo , y yo como los animales no mostré nunca ningún sentimiento hacia ella .
Cuando terminaron la función me acerque a ellos para comentarles que me habían impresionado por la manera de cantar , y que yo no me consideraba apto siquiera para pertenecer a su agrupación . Ellos reían porque yo no sabía que clase de cabrones eran en verdad .
Así que decidí asistir alguna vez a sus ensayos que se daban allá por la calle de Regina en 20 de noviembre en el centro de la ciudad de México . Ellos ensayaban en uno de los altos de ese edificio que pertenecía al Club Cultural de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público . Tenían un piano , que Guillermo utilizaba constantemente .
Después de asistir varias veces decidieron que Gustavo Rojas y yo debutáramos en la Sala Chopin de la colonia Roma . Y el debut fue bastante bueno porque esa noche me enfrenté al público que por esos tiempos me daba un miedo . Participé en unas canciones navideñas y me resultó muy emotivo .
Luego se fueron dándo más actuaciones , de las primeras la Sala Manuel M Ponce del Palacio de Bellas Artes , Aquí me resultaba curioso haber cantado porque fue precisamente allí en el Palacio dónde tuve uno de mis primeros trabajos en dónde lo mismo vendía café a Facundo Cabral que unos dulces a Serrat o le prestaba un pañuelito para el sudor a Nureyev , o me daban a cargar la guitarra de Atahualpa Yupanqui , o le ofrecía un Tehuacán a Mercedes Sosa .
Actuamos en todos los lugares , ante la presencia del presidente que por esos tiempos era el señor Luis Echeverría , también en la casa del Secretario de Hacienda Mario Ramón Beteta , en el teatro del Zócalo ante la mirada del regente Carlos Hank , en iglesias , en pueblos , en cines , en lienzos charros , en radio Educación , con Jorge Saldaña en la televisión del estado y en tantos sitios que se escapan de la memoria . Posteriormente se fueron incorporando otros elementos de igual valor ; como Jesús Suaste y Javier Suaste y otro muchacho que tocaba el charango pero de cuyo nombre se me escapa de la memoria, además de mi consanguíneo Andrés Arrieta Ortega . Fidel Castañeda García y Saúl López que pasaron por el Orfeón ciudad de México sin pena y sin gloria…
Una tarde decidí dejar esta formación musical porque sentía que ya había dado todo lo que podía , mi rumbo estaba definido , la canción popular fue la decisiva en mi vida , pero es de agradecer el tiempo que pude pasar con estos seres de traje negro , muchas risas , presiones de todas , pero todos dirigidos a un propósito : la música…. Que es lo más bello que transporta el aire…..
Alfredo Arrieta Ortega.
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México.
Nota : Ayer 14 de junio de 2007, un resentido hizo comentarios de víbora en relación a este escrito , me tacho de hipócrita . Es verdad , soy bastante hipócrita pero no soy un hijo de puta que se firma anónimo y no tiene los guevos necesarios para decírmelo en la cara . Asi pués , quién hay sido “ el anónimo “ que vaya y que chingue a su madre ¡ .
Con todo respeto
Alfredo Arrieta Ortega.
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