LA MANO



LA MANO

Tienes una posibilidad de entrar en los laberintos del sueño. Y para esos menesteres únicamente te acuestas sobre el camastro , usas una gorra y caes rendido. Tu cerebro conecta con la pelí de Tahashi Miike y se te aparece la hermosa japonesa la que le corta la lengua , los dedos , las manos y un pie, acerca un cable y lo enrrolla diestramente sobre el pie de de Aoyama . Después procede a jalarlo como si estuviera serruchando un palo y lo va cortando al mismo momento que va emitiendo un susurro casi amoroso ; tiki .tiki , tiki .


La apariencia de esta mujer es frágil y dispuesta , sus ojos son los ojos más bellos que hayas podido ver . El problema será sí te logras liar con ella , allá tú . Ya sabes como es .
Miras como tortura a este hombre , le clava unas agujas de acupuntura y se acerca para escuchar sus latidos . Decides salir del cuadro y mejor vas a tu sueño : Alá te proteja , los gatos negros de las calles negras te están esperando .


Un tipo de latino lleva sangrando por un ojo , él sabe su motivo. Intentó quitarle su laptop a un chino . El chino le dio como cien patadas , una de ellas se la depositó en el culo , también en uso de su coraje le torció una mano , después le metió una tremenda mordida que le arrancó la mano . La mano cayó al suelo y con las oscuridades nocturnas nunca la encontró .


Tu pasaste por esa calle y la viste , te llamó la atención que sangraba , y podías adivinar los nervios aún vivos . La tomaste con amor que se convirtió en ternura . Buscaste entre los cajones un lugar para guardarla pero no había uno que pudiera ser para tal fin . Así que fuiste a la farmacia y compraste una sustancia que pudiera preservar la carne . Allí se encontraba un químico que te proporcionó el líquido en donde colocaste la mano .


Ahora el problema estaba en que para poder usar la dichosa mano tendrías que cortarte una de las tuyas . Si ¿ pero cómo?.
Compraste un alambre parecido al de la pelí de Takashi Miike , pero no daba el parecido . Porque ese alambre estaba fabricado con materiales de esta nación y no serviría a tus propósitos . Más tarde colocaste tu mano en el marco de la puerta y jalando rápidamente con un cordón , te golpeó ocasionándote una fractura pero no logró arrancar mano alguna . Así que saliste a la calle nuevamente y por los rumbos de la colonia Pensil , caminaste por sus callejas de miedo , y en la parte más peligrosa buscaste a un perro negro , de esos perros gordos y negros . Cuando lo viste alzaste las manos para azuzarlo . El animal corrió , se abalanzó sobre de ti y te lanzó unas tremendas mordidas . Tu cara se desfiguró , los ojos te sangraron , de las piernas salía liquido emático . Cuando lograste salir de la vapuleada , miraste casi con gusto que el perro había podido arrancarte la mano izquierda . Lleno de contento llegaste a tu casa y buscaste la mano del latino . Cuando la tenías , descubriste que esa mano se estaba agusanando , con un poco de asco la colocaste con el propósito de hacerte tu propia cirugía , sin calmantes , sin alcoholes . La única herramienta que usarías sería una aguja de las que usan los zapateros . Con amor y casi con ternura le diste unas puntadas a tu nueva mano , los gusanos se arremolinaban provocando un desorden en todos los ámbitos posibles .


Original de Alfredo Arrieta Ortega.

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