Mujer que empuja un carro con jitomates,asisto al velorio de alguien que no sé quien es, camino al panteón con un grupo por un túnel, me entran ganas de mear, mujer panzona de siete meses.

Mujer que empuja un carro con jitomates,asisto al velorio de alguien que no sé quien es, camino al panteón con un grupo por un túnel, me entran ganas de mear, mujer panzona de siete meses.







































Ahora sé cual es el negocio de esta mujeres.

Ellas tienen un puesto en el mercado. El mercado está ubicado en una zona de pudientes.

Las mujeres les venden a ese tipo de damas finas que lo único que sabe en la vida es peinarse.

Por los pasillo del lugar veo que se acerca una sexagenaria. Esta empuja un carrito lleno de jitomates. Son jitomates de primera. Le dicen que se apure porque la marchanta quiere un kilo. Las dos colocan en una pila los alimentos vegetales.

Ellas compran los jitomates a menor precio y luego los revenden a las mujeres que solo saben peinarse. O que sólo usan la cabeza para peinarse.

Alguien se murió.

Veo a varias personas vestidas de negro. Lo que pasa es que no sé quién es el muerto.

Intuyo pero no estoy seguro.

Me detengo en su féretro quedo a sus pies.

Todos están en silencio, yo también.

El hombre de la funeraria nos dice que ya es la hora.

Salgo y lo primero que miro es el cielo. Siempre está nublado..Tarde gris.

Se forma una fila, todos vamos rumbo al panteón.

Subimos por brechas, luego bajamos. Todos van entrando por un túnel estrecho. Nos ponemos a gatas. Nadie se ensucia la ropa. A través del culo de todos miro el féretro lo llevan hasta adelante. El féretro es plateado.

Cuanto valdría. Sí cuanto valdría el féretro y cuanto valdría el muerto?

Cuatro culos adelante va un león o leona. Creo que es leona porque está calva. Las leonas no tienen melena. Y esta está calva. También asiste al entierro.

En el patio de esta iglesia le dice Rendón al hijo del muerto que sí pudo vender el cuerpo de su papá?

Y cuanto te dieron le pregunta el hijo?

Rendón le muestra un peso y una cajita de mentolato.

Nada más te dieron un peso?

Sí no quiso darme más.

Debo mear.

No me aguanto las ganas. Busco un lugar en el panteón. Creo que aquí está bien. Detrás de un árbol el chorro salpica. Los orines salen calientes. Echan humo.

Ahora voy por una calle. Al cruzarla me detengo y la miro a conciencia. Debieron de pasar muchos años para que la arreglaran. El cemento todavía no se seca bien.

Por abajo viene una señora de edad, una mujer panzona como de siete meses y una mucha de 18 años.

Les digo lo del arreglo de la calle.

Luego saludo a la mujer panzona.

La mujer panzona me pregunta que sí ya no me acuerdo de ella.

No la verda que no?

Ella es tu hija?

Y me señala a la chica de 18.

No sabía.

Y esta otra que viene en camino también es tu hija.

No lo sé a ciencia cierta.

La mujer de edad me grita que siempre me gustó hacerme pendejo.

Que el motivo de mi vida fue andar dejando mujeres panzonas¡

Y esta no fue la excepción.


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
23 de Agosto de 2015.
Estados Unidos Mexcicanos.

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