Fiesta, escaleras, fábrica, pescado con lodo, la colcha de Catalina.
Fiesta, escaleras, fábrica, pescado con lodo, la colcha de Catalina.
Una mujer de pelo corto se aproxima a mi persona y me pide que les diga a los de la fiesta que en un rato regresa.
Dice la mujer de pelo corto que en un rato regresa. Que ustedes pueden seguir con su festejo.
Todos ríen, bailan , se abrazan. Parecen felices.
La mujer regresa. Trae uno de esos artefactos en dónde colocan las botellas con suero.
En lugar de las botella con suero trae una botella de ron Castillo. Sí ese ron que hacía estragos en los estómagos.
Las personas se acercan y no paran de hablar. Toman una pequeña tripa y se la ponen en la boca. Luego abren una llave y se echan un trago de ron. Cabe decir que todos están ebrios..
Salgo .
Hay una escalinata. Subo. Veo que delante de mí va Eduardo. Tengo en los brazos a un gato pequeño El gato debe de tener como dos meses. Le digo al minino que se vaya con Eduardo. El gato se anima y salta.. Sube la escalera tras de Eduardo.
Me encuentro en una fábrica muy deteriorada.
Veo a muchas personas. Estas no parecen latinas, más bien son de otra raza, mal vestidos, sucios y mal olientes.
En el lugar hay muebles viejos, rotos, trebejos de todo tipo, fierros con óxido y demás.
Por todas partes hay televisiones encendidas. Las televisiones están conectadas en serie. Se ven en todas la misma película. Le pregunto a unos de los desaliñados que es lo que hacen en ese sitio. El hombre me responde que fabrican aparatos con partes de animales muertos.
Es un enorme tumulto en donde estoy. Todos corren para un lugar . Decido seguirlos. En el suelo se encuentra un pescado como de doce metros. Y cuatrocientos kilos. El pescado está cubierto de lodo. Un hombre dice que quién le va a quitar la piel. Nadie responde. A un lado hay un japonés. El japonés lleva un cuchillo en el cinturón. Sin pedirle permiso tomo el cuchillo. Me dirijo al pescado. Coloco mi pie sobre su lomo y comienzo a cortarlo. Les digo a todos que es un pez prehistórico. El pescado tiene unas antenas en lo que vendría siendo la parte de su cara.
Una vieja arrugada me dice que no sea malo y que le regale la piel. Le digo que está bien.
Cuando hube de quitarle toda la piel, se la entrego a la vieja. Ella se la echa encima de la espalda y se va con ella.
Dejo al pescado y sigo a la mujer….
Entramos a una casa en ruinas. Luego a un cuarto.
En la pared tiene un retrato de cuando fue joven Lleva vestido negro y una chalina con un broche. En las manos un ramo de rosas negras..
La mujer me dice que la piel del pescado la va a utilizar como colcha. Se acerca a la cama y comienza a tender la cama. La mujer pasa las manos por la piel para quitarle las posibles arrugas.
Recuerda algo y me dice que va por las almohadas.
Sobre un amontonadero de ropa las encuentra. Se lleva dos. Las coloca en la cabecera. Son de ese tipo de almohadas que llevan bordados con flores feas.
Miro las almohadas . Las almohadas dicen: Alfredo y yo.
Pienso que esta mujer está como loca. Las letras yo comienzan a titilar.
Hago a un lado la cobija y me meto a dormir. La cobija todavía escurre babas de pescado.
Me hago rosca. La mujer me dice que se llama Catalina.
Me pide que le diga por su nombre. Yo me estoy durmiendo. Ella insiste. Le digo Catalina. Desaparece la palabra yo y aparece la palabra Catalina. La mujer se coloca detrás de mí y me abraza.No sé que hago en este sueño y con esta mujer arrugada . Debo salir, debo salir o cuando menos evadirme…..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
1 de abril de 2014.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
Una mujer de pelo corto se aproxima a mi persona y me pide que les diga a los de la fiesta que en un rato regresa.
Dice la mujer de pelo corto que en un rato regresa. Que ustedes pueden seguir con su festejo.
Todos ríen, bailan , se abrazan. Parecen felices.
La mujer regresa. Trae uno de esos artefactos en dónde colocan las botellas con suero.
En lugar de las botella con suero trae una botella de ron Castillo. Sí ese ron que hacía estragos en los estómagos.
Las personas se acercan y no paran de hablar. Toman una pequeña tripa y se la ponen en la boca. Luego abren una llave y se echan un trago de ron. Cabe decir que todos están ebrios..
Salgo .
Hay una escalinata. Subo. Veo que delante de mí va Eduardo. Tengo en los brazos a un gato pequeño El gato debe de tener como dos meses. Le digo al minino que se vaya con Eduardo. El gato se anima y salta.. Sube la escalera tras de Eduardo.
Me encuentro en una fábrica muy deteriorada.
Veo a muchas personas. Estas no parecen latinas, más bien son de otra raza, mal vestidos, sucios y mal olientes.
En el lugar hay muebles viejos, rotos, trebejos de todo tipo, fierros con óxido y demás.
Por todas partes hay televisiones encendidas. Las televisiones están conectadas en serie. Se ven en todas la misma película. Le pregunto a unos de los desaliñados que es lo que hacen en ese sitio. El hombre me responde que fabrican aparatos con partes de animales muertos.
Es un enorme tumulto en donde estoy. Todos corren para un lugar . Decido seguirlos. En el suelo se encuentra un pescado como de doce metros. Y cuatrocientos kilos. El pescado está cubierto de lodo. Un hombre dice que quién le va a quitar la piel. Nadie responde. A un lado hay un japonés. El japonés lleva un cuchillo en el cinturón. Sin pedirle permiso tomo el cuchillo. Me dirijo al pescado. Coloco mi pie sobre su lomo y comienzo a cortarlo. Les digo a todos que es un pez prehistórico. El pescado tiene unas antenas en lo que vendría siendo la parte de su cara.
Una vieja arrugada me dice que no sea malo y que le regale la piel. Le digo que está bien.
Cuando hube de quitarle toda la piel, se la entrego a la vieja. Ella se la echa encima de la espalda y se va con ella.
Dejo al pescado y sigo a la mujer….
Entramos a una casa en ruinas. Luego a un cuarto.
En la pared tiene un retrato de cuando fue joven Lleva vestido negro y una chalina con un broche. En las manos un ramo de rosas negras..
La mujer me dice que la piel del pescado la va a utilizar como colcha. Se acerca a la cama y comienza a tender la cama. La mujer pasa las manos por la piel para quitarle las posibles arrugas.
Recuerda algo y me dice que va por las almohadas.
Sobre un amontonadero de ropa las encuentra. Se lleva dos. Las coloca en la cabecera. Son de ese tipo de almohadas que llevan bordados con flores feas.
Miro las almohadas . Las almohadas dicen: Alfredo y yo.
Pienso que esta mujer está como loca. Las letras yo comienzan a titilar.
Hago a un lado la cobija y me meto a dormir. La cobija todavía escurre babas de pescado.
Me hago rosca. La mujer me dice que se llama Catalina.
Me pide que le diga por su nombre. Yo me estoy durmiendo. Ella insiste. Le digo Catalina. Desaparece la palabra yo y aparece la palabra Catalina. La mujer se coloca detrás de mí y me abraza.No sé que hago en este sueño y con esta mujer arrugada . Debo salir, debo salir o cuando menos evadirme…..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
1 de abril de 2014.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.
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