Pistola que dispara flechas,ollas de barro, filmación, mujer finlandesa y gatos, calle.
Pistola que dispara flechas,ollas
de barro, filmación, mujer finlandesa y gatos, calle.
Tengo entre las manos una pistola
que dispara flechas.
Me detengo justamente en la contra
fachada de la casa de mi abuela. Incluso puedo ver los faroles encendidos. Claro
esos eran los tiempos en dónde la luz no te era vendida a precios de oro.
En la pared hay unos cuadros con
los rostros de toda la gente que me ha hecho daño o que simplemente me caen en la punta de las bolas.
Subo el brazo y apunto. Tengo tan
buen pulso que todas las flechas disparadas dan en su blanco.
La primera de ellas le pega
en el
ojo cabe decir que los rostros no son fotografías son personas
verdaderas. Se agarra el ojo que le acabo de desgraciar. Así uno a uno veo como
van cayendo los cuadros hasta hacerse añicos..
Una vez que acabé con estos
cuates salgo.
Llevo en las manos dos ollas de
barro. Cada olla la llevo sujeta a un mecate.
Camino por la Avenida Izazaga. Acabo
de salir del Metro . Me bajé una estación antes. Creo que me equivoqué.
Hay una calle espantosa. Es un
barrio de lo más sórdido. Un hombre flaco, desaliñado me observa. Lo miro de reojo y pienso que sí se me acerca
para robárme le voy a meter unas buenas flechas.
Sigo..
Me
encuentro con que la calle por la
que voy no tiene salida. Hay una verja con muchos hierbarajos. Una ventana con
los vidrios rotos. En el abandono pues. Como no tengo de otra regreso por mis
propios pies.
El flaco me mira como burlándose
de mi error.
Dejo las ollas en el suelo, me
acerco y le meto un flechazo en el cuello. El flaco cae muerto.
Subo las escaleras de este edificio. Es una
oficina. Se me acerca un señor chaparrito y me dice señalándome una puerta
color café que ahí dentro está la mujer
a la que le traigo ganas. ¿Y como sabe usted que le traigo ganas?. Se nota me
responde..
Viene a mi un señor alto, de traje
negro bien cortado. Me dice: Oiga güero ya está usted listo para la filmación.
Sí ya estoy listo. Bueno pués entonces adelante.
Me siento y leo unos libros. Me
están filmando. Luego me levanto. Me dirijo a un mueble con puertas de vidrio y sacó unos expedientes.
Los llevo hasta el escritorio. Así pasan quince minutos. Termino.
Muy bien estuviste güero. Me dice. No tuve queivocacion alguna. No. Lo que
nos ayuda es que estás güero. ¿Eso que tiene que ver? Pues mucho a los güeros
se les reafirman los colores perfectamente. ¿Ah?
Cuando voy a salir veo a una mujer
vestida con un traje de casimir. Me dice: ¿Tú eres el hombre que me trae ganas?
Le respondo: Las ideas se difunden muy rápido. Yo no he dicho ninguna palabra y ahora todos dicen que te traigo
ganas.
Sí eso es.Mira. Yo te voy a dar lo
que tú quieres pero antes debes de acudir con la señora finlandesa. Después
veremos…
Con la idea clavada en mi choya
voy a buscar a la señora…
Busco calle a calle al dirección
que traigo. Cuando la encuentro toco. Abren la puerta y pregunto.
Sí pase. Me dicen..
Por uno de los lados del patio
viene una señora más guera que yo. Trae
un traje de enfermera usa lentes.
Le digo que me mandaron a hablar
con ella. Si ya sé. Venga por favor me dice.. Camino al lado de ella.
Abre una puerta se asoma y me hace la seña para que pase. Hay un sofá rojo.
Me dá las instrucciones. Tiene usted que darles de comer a los gatos. Eso es
todo Son muchos gatos. Y son gatos
chiquitos. Les tiene que dar de comer con una cucharita en la boca. Eso no es problema. La mujer se
va.
Veo que por abajo del sofá comienzan
a salir cientos y cientos de gatitos. No tengo la cifra pero son muchos . Pienso
que no voy a terminar de darles de comer. Tomo al primero y lo alimento. Cuando
voy por el gato número setenta y cinco me fastidio y me voy del lugar. Espere
espere me grita la finlandesa.
Veo otra puerta. Es un museo.
Decido entrar.
Hay una mesa de cristal. Una de ellas tiene una plaquita en donde me
explica que en esa mesa hay algunos
objetos que usaron ciertas personas en su vida. Aquí está la, pistola de mi papá y el peine que usaba mi tío Lalo
para quitarse la caspa.
Esa pistola una vez la tuve en mis
manos. Mi papá ya se iba en su carro, me llamó y me dijo Alfredo tráeme mi
pistola la tiene mi mamá. Fui con la abuela y le dije: Dice mi papá que le
mandes su pistola. Mi abuela abrió un cajón y la saco. Después me apunto y me
dijo ten. Perame abuela me vas a matar.. Me entro un susto. Tomé el arma y se la entregué.
Entro a otra sala. Hay en las
paredes las fotografías de cinco señores. Estos bueyes eran filósofos. Según
leo. Un señor se acerca y me explica que debo de leer las obras completas de
todos ellos. Aquí están sus libros y me los entrega. Hay una notita
escrita con pluma roja. La nota dice: Señor usted que me trae ganas. Cuando
haya terminado de darle de comer a los
gatitos tendrá que leer las obras de todos los filósofos. Después seré suya…
Hago el papel bolita y lo arrojo a un bote.
Está si que pone impedimentos me digo..
Abro un libro y comienzo a leer . Tengo mucho
tiempo disponible…
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe nec metu.
19 de enero de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
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