Lluvia en un mercado mujer en
bata blanca.
En lo alto de techo de este
mercado puedo escuchar como cae el agua de una manera torrencial.
Yo soy de las personas que no se
pueden quedar quietas jamás.
Así que busco algo para
entretenerme por un lado y por el otro buscar información.
Me acerco a una sexagenaria la mujer tiene lentes gruesos y unas trenzas enganchadas a unos listones negros.
Oiga usted le pregunto. Veo que
algunos locatarios están vendiendo sus locales.
¿Me puede decir porque razón?
Los venden por diferentes motivos. ¿Este de aquí cuanto vale?
Este lo están vendiendo en
setecientos mil.
¿ Y que Acaso ustedes los
locatarios no saben que no son
propietarios de estos espacios?.
La mujer me mira y no me dice
nada..
¿Y este otro?
Este como es más grande lo están vendiendo en ocho
millones..
¿ Ocho millones?. Con ese dinero
me compro una casa en una zona muy buena.
Creo que acudiré a la delegación
para informarles que ustedes están vendiendo
locales. No creo que sean los
propietarios. Sí acaso tiene un documento que los acredita como concesionarios
pero lo que se dice propietarios
propietario no lo creo.
La lluvia cede.
Parece que son las cuatro de la
madrugada. Escucho unos pájaros cantar y el murmullo que hace el agua del río..
Me encuentro en una casa en la
que nunca había estado.
Es una casa que fue diseñada
hacia abajo. Esta como construída en un
sótano.
Parece que no hay nadie..
¿Hay alguien aquí?
Nadie responde.
Debo cagar…
Busco el baño. Entro. Veo una
taza de color crema. Me bajo los pantalones.
Enfrente de mí un cuadro hecho en vidrio. Es un paisaje como
alpino.
El piso de este baño es de unos mosaicos chiquitos…
Los cuento. Uno dos tres, cuatro….
Escucho que alguien baja por la escalera.
Me apresuro…
Me subo los pantalones, me abrocho
el cinturón, me lavo las manos, me secó las manos. Salgo.
Por la escalera viene bajando Lizbeth
Carolina . Ella porta una bata blanca como de esa confeccionadas con tela de toalla.
No trae el pelo mojado. Viene maquillada y luciendo una melena bien cuidada.
Me acerco y le pregunto que
sí me puede dar un beso. Ella me
responde que no porque acaba de comerse
un mango y que los besos le causan cosquillas. Entonces démonos un abrazote y
nos contámos las costillas.Hum.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
22 de enero de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.
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