PUESTO DE FRUTAS.
PUESTO DE FRUTAS.
Un hombre joven, flaco y sin brazos me pide con la mirada que acuda a su puesto en el mercado. Lo hago treinta minutos más tarde, es que no le podía decir que primero debería de darle de comer al gato.
Son las doce del medio día. Entro al mercado del abasto. En la parte alta del puesto una mujer que es la madre, arroja gotitas de agua a la fruta entera. Con esta acción muestra que son del día.
Mis ojos contemplan la variedad y belleza que puede producir la tierra. Esto le recuerda que hace un tiempo otro joven que estaba fastidiado de todo y de todos y que estaba próximo a atentar con su vida misma.
Esto le dijo , hasta que una vez acudió como usted al mercado. Ahi descubrió que algunos olores de la fruta no los había percibido. Tomó una manzana , le pegó un mordisco .
Ahí comprendió que todavía tenía algo que hacer en este mundo vil y matraca en el que ninguna mujer, inclusive la más guapa se escapa de hacer de la caca.
Se hace tarde e intenta salir del sitio con sus dos kilogramos de fruta. Otro señor que es el padre del muchacho le dice que debe de quedarse. Afuera amenaza chaparrón. Se asoma y el agua se deja venir. Azota a los perros que van pasando.
Al no tener más remedio le dice que sí con la cabeza. Es entonces que baja de su sitio la mamá y se da a la tarea de colocar periódicos de día de ayer en pleno piso..
Les da a todos las gracias infinitas por su hospitalidad. Se recuesta en su cama de papel e intenta contabilizar corderos. Casi al filo de la madrugada no le queda más remedio que levantarse porque todo su cuerpo está mojado. Toma un trapo y comienza a pulir las frutas y también a recordar lo que ha vivido y hasta donde intenta llegar. Aunque parece que los caminos ya están acabados…
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
9 de junio de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
Un hombre joven, flaco y sin brazos me pide con la mirada que acuda a su puesto en el mercado. Lo hago treinta minutos más tarde, es que no le podía decir que primero debería de darle de comer al gato.
Son las doce del medio día. Entro al mercado del abasto. En la parte alta del puesto una mujer que es la madre, arroja gotitas de agua a la fruta entera. Con esta acción muestra que son del día.
Mis ojos contemplan la variedad y belleza que puede producir la tierra. Esto le recuerda que hace un tiempo otro joven que estaba fastidiado de todo y de todos y que estaba próximo a atentar con su vida misma.
Esto le dijo , hasta que una vez acudió como usted al mercado. Ahi descubrió que algunos olores de la fruta no los había percibido. Tomó una manzana , le pegó un mordisco .
Ahí comprendió que todavía tenía algo que hacer en este mundo vil y matraca en el que ninguna mujer, inclusive la más guapa se escapa de hacer de la caca.
Se hace tarde e intenta salir del sitio con sus dos kilogramos de fruta. Otro señor que es el padre del muchacho le dice que debe de quedarse. Afuera amenaza chaparrón. Se asoma y el agua se deja venir. Azota a los perros que van pasando.
Al no tener más remedio le dice que sí con la cabeza. Es entonces que baja de su sitio la mamá y se da a la tarea de colocar periódicos de día de ayer en pleno piso..
Les da a todos las gracias infinitas por su hospitalidad. Se recuesta en su cama de papel e intenta contabilizar corderos. Casi al filo de la madrugada no le queda más remedio que levantarse porque todo su cuerpo está mojado. Toma un trapo y comienza a pulir las frutas y también a recordar lo que ha vivido y hasta donde intenta llegar. Aunque parece que los caminos ya están acabados…
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
9 de junio de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.
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