QUE LA BARRA TU GOBERNADOR.





¡ QUE LA BARRA TU GOBERNADOR ¡







Una de las disposiciones que dictó don Domingo siendo ya gobernador, fue que todas las banquetas de los domicilios deberían amanecer regadas y barridas, incluyendo el área de calle que les correspondía, sin embargo un viejo ricachón del pueblo queriendo pasarse de listo no lo hacía, por lo que fue requerido por la autoridad, y queriendo burlarse de Arrieta le dice al policía: "Dile a tu gobernador que si quiere hacerlo él que venga y lo haga, pero díselo". El pobre policía fue y repite palabra por palabra lo que se le había dicho.


Al día siguiente, a las cinco de la mañana se presentó el Gobernador armado de cubeta y escoba, procediendo a barrer la calle. Casi al terminar abre la puerta aquel rico, con cara de asombro y expresión burlesca.


Acercándose a él, el general le dice: --¡Ya quedó barrida su banqueta y su calle, como usted lo solicitó, solamente que este servicio hecho por un gobernador le cuesta a usted la cantidad de 5,000 pesos oro, misma cantidad que deberá de pagar en este mismo instante, si no se le embargarán sus propiedades por el valor ya señalado!
Se retiró el general Arrieta con dignidad, y aquel hombre más que corriendo fue a liquidar su deuda.


Datos históricos tomados del libro Historia del Ejército Constitucionalista, del general Juan Barragán Rodríguez, y las Anécdotas del General Arrieta, fueron tomadas del libro La Sonrisa de la Historia, de la escritora Victoria Von Versen.


Por Heriberto Robles Rosales

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