LOURDES , DIABLO.
LOURDES, DIABLO
Me dirigi al sitio de donde no debí salir.
Penetro a la casa de mi abuela, alla por el 71. No vive nadie de los que conocí, todos están el el polvo, son más bien escencia de la tierra o de la nada.
Lourdes, se encuentra sentada en el comedor familiar, No sé que hace ahí porque en la verdad todavía no se aparecía. Guisa una papa y una cebolla, le vierte aceite de oliva, le da vueltas lentamente, también le pone dos dedos de sal y una pizca de pimienta.
ella no habla, aunque no es muda. Solo me mira. Cada que le pregunto contesta con un gesto, un movimiento de mano, o un levante de hombros.
Miro el techo del pasillo, le han cambiado el cemento y la cal por uno plástico.
Vive sola, las otras almas se fueron hace tiempo.
Al ver que no tiene conversación le digo que me voy. Ella me pide con los dedos que la espere. Desaparece y casi al momento vuelve a escena. Me muestra un manojo de fotografías que no conocía. Salgo joven como de 23. Hay una en que me encuentro trepado en un camión con placas de Michoacán, no sé porque si nunca acudí a esos lugares y menos en esas edades.
Estoy acompañado de muchas caras conocidas y otras que ya se fueron y otras que están por hacerlo.
Ella me dice con gestos que me puedo quedar con esas imagenes. Le agradezco y casi al salir me encuentro con Patricia. Ella es mi hermana hace muchos años que no le veo, se marchó a más de dos mil kilómetros al norte.
Le preguntó que es lo que hace ahí. Su contestación es que intento regresar al hogar pero se dió cuenta que nunca tuvo hogar. Y que solamente se acordó que de los pocos que la querían en este mundo era su abuelita. Asi que esa es la causa.
Le dije que me parecia bien que viviera en la casa familiar. Después se hizo un silencio y ella salió. Decidi seguirla por una calle empedrada. El lugar era muy parecido al barrio de San Angel en la ciudad de México, sitio de vida de ricachones de estiércol, de hipócritas y acaso desalmados. Ella Patricia subió calle arriba y caminé detrás hasta que me detuvo una especie de fiesta de carnaval en donde venia pero calle abajo un grupo de mujeres chiapanecas vestidas con floridos atuendos y rostros de excesivo maquillaje. Pero esto no podía impedir que debajo de estos apliques y rostros de payaso no se pudiera descubrir la belleza interna de estas chavalas del sur.
Me hice a un lado repegado a la pared hasta que ellas pasaron en medio de su algarabía y de su música de marimba.
Después emprendí la búsqueda de la Paty hasta que me la encontré en la puerta de otra calle en vertical. Las casas se encontraban unas a otra de frente. Entre con ella. En el interior había un hombre cojo. Patricia se fue hasta una sala. En un sofá descansaba el diablo. Le pregunté a la consanguinea que estaba haciendo ahí Mejor sería que te fueras con Lourdes. Es que el diablo me maltrata. ¿ Este pendejo que duerme ahí?. Si contestó lacónicamente.
Me acerque, luego me senté en un banquito a tres patas. Iniciaba mi perorata al diablo cuando uno disfrazado de macho cabrio me dijo que él no era el diablo, que él era una cabra al mismo tiempo que me mostraba sus pezuñas.
comprendiendo mi error viré la cara un poco y le dije al diablo:
¡ MIra hijo de puta te lo voy a decir muy claro ¡. Sí sigues molestando a mi hermana no solo te voy a partir la madre¡. ¡ te voy a cortar la cabeza¡. Yo no me ando con chiquitas. Y no sé si tú eres el pinche diablo o si eres un ojete disfrazado que ni a puto llegas.
El diablo si era el diablo, pero se intimidó por la fuerza y el tono que uliticé. Se hizo el dormido pero estoy seguro que escucchó lo que le dije.
Acto después salí del lugar no sin antes decirle al cojo que le encargaba a mi hermana. Si alguna cosa le sucediera tal y como lo escucho porque ahi tambien estaba les cortaría la cabeza a él, a la puta cabra y al puto diablo....
original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra.
Nec spe, nec metu
07 de noviembre de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.
Me dirigi al sitio de donde no debí salir.
Penetro a la casa de mi abuela, alla por el 71. No vive nadie de los que conocí, todos están el el polvo, son más bien escencia de la tierra o de la nada.
Lourdes, se encuentra sentada en el comedor familiar, No sé que hace ahí porque en la verdad todavía no se aparecía. Guisa una papa y una cebolla, le vierte aceite de oliva, le da vueltas lentamente, también le pone dos dedos de sal y una pizca de pimienta.
ella no habla, aunque no es muda. Solo me mira. Cada que le pregunto contesta con un gesto, un movimiento de mano, o un levante de hombros.
Miro el techo del pasillo, le han cambiado el cemento y la cal por uno plástico.
Vive sola, las otras almas se fueron hace tiempo.
Al ver que no tiene conversación le digo que me voy. Ella me pide con los dedos que la espere. Desaparece y casi al momento vuelve a escena. Me muestra un manojo de fotografías que no conocía. Salgo joven como de 23. Hay una en que me encuentro trepado en un camión con placas de Michoacán, no sé porque si nunca acudí a esos lugares y menos en esas edades.
Estoy acompañado de muchas caras conocidas y otras que ya se fueron y otras que están por hacerlo.
Ella me dice con gestos que me puedo quedar con esas imagenes. Le agradezco y casi al salir me encuentro con Patricia. Ella es mi hermana hace muchos años que no le veo, se marchó a más de dos mil kilómetros al norte.
Le preguntó que es lo que hace ahí. Su contestación es que intento regresar al hogar pero se dió cuenta que nunca tuvo hogar. Y que solamente se acordó que de los pocos que la querían en este mundo era su abuelita. Asi que esa es la causa.
Le dije que me parecia bien que viviera en la casa familiar. Después se hizo un silencio y ella salió. Decidi seguirla por una calle empedrada. El lugar era muy parecido al barrio de San Angel en la ciudad de México, sitio de vida de ricachones de estiércol, de hipócritas y acaso desalmados. Ella Patricia subió calle arriba y caminé detrás hasta que me detuvo una especie de fiesta de carnaval en donde venia pero calle abajo un grupo de mujeres chiapanecas vestidas con floridos atuendos y rostros de excesivo maquillaje. Pero esto no podía impedir que debajo de estos apliques y rostros de payaso no se pudiera descubrir la belleza interna de estas chavalas del sur.
Me hice a un lado repegado a la pared hasta que ellas pasaron en medio de su algarabía y de su música de marimba.
Después emprendí la búsqueda de la Paty hasta que me la encontré en la puerta de otra calle en vertical. Las casas se encontraban unas a otra de frente. Entre con ella. En el interior había un hombre cojo. Patricia se fue hasta una sala. En un sofá descansaba el diablo. Le pregunté a la consanguinea que estaba haciendo ahí Mejor sería que te fueras con Lourdes. Es que el diablo me maltrata. ¿ Este pendejo que duerme ahí?. Si contestó lacónicamente.
Me acerque, luego me senté en un banquito a tres patas. Iniciaba mi perorata al diablo cuando uno disfrazado de macho cabrio me dijo que él no era el diablo, que él era una cabra al mismo tiempo que me mostraba sus pezuñas.
comprendiendo mi error viré la cara un poco y le dije al diablo:
¡ MIra hijo de puta te lo voy a decir muy claro ¡. Sí sigues molestando a mi hermana no solo te voy a partir la madre¡. ¡ te voy a cortar la cabeza¡. Yo no me ando con chiquitas. Y no sé si tú eres el pinche diablo o si eres un ojete disfrazado que ni a puto llegas.
El diablo si era el diablo, pero se intimidó por la fuerza y el tono que uliticé. Se hizo el dormido pero estoy seguro que escucchó lo que le dije.
Acto después salí del lugar no sin antes decirle al cojo que le encargaba a mi hermana. Si alguna cosa le sucediera tal y como lo escucho porque ahi tambien estaba les cortaría la cabeza a él, a la puta cabra y al puto diablo....
original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra.
Nec spe, nec metu
07 de noviembre de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.
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