ME HABLARON DE UN MUERTO
ME HABLARON DE UN MUERTO.
Anoche me hablaron de un muerto. No es un muerto reciente no. Su muerte lleva casi un año completo a no ser que le quitemos de la fecha del calendario unos días. Este muerto ya sabía que iba a morir. Incluso abogó por que se le diera por lo menos un tiempo más. Que les quita, nos dijo a los ahí presentes. Me acerqué para decirle que caso tenía. A nadie le importa la muerte de otro. Su preocupación estaba en que ya no vería la luz de ningún amanecer. Ni tampoco podría comer esos tacos con sal que tanto le gustaban. Entonces antes de que se muera bien muerto, le traigo lo que guste, le dije. No es cosa de un taco hombre. Son solamente pretextos. Es que me apena el saber que mis perros andarán vagando sin que nadie los procure. Le dije al próximo muerto que no se preocupara. En este país, hay un interés mayúsculo por los animales. Lo más seguro es que cuando usted se vaya de inmediato las fuerzas de atención para la protección de los animales, de seguro estarán para darles protección y cobijo. El casi muerto se sonrío. El sabía que eso no era cierto. Si no les interesan las personas que carajos les va a interesar un perro. Si muerto, no debe de preocuparse, sus perros estarán a salvo.
Poco antes de morir me acordé de ese penar de Katy Jurado en donde acudía a hacer los trámites para que le entregaran los restos mortales de Julio Aldama. Le pidieron que llevara un cajón. Si no lo hacía no podrían entregarle el cadáver. No recuerdo quien lo llevaba en la espalda cargado aprovechando el mecapal.
Pasaron tres días con sus noches completas. Era tal el cansancio de sus familiares que incluso se podía interpretar que ya pedían que se lo llevara el creador de todas las cosas.
Al cuarto día me encontraba con un brazo roto, y un hongo en el pie. El brazo me lo rompí por pendejo, el hongo lo contraje una vez que acudí a las aguas de Buenavista en Michoacán. Me encontraba limpiando el hongo y limándome la uña cuando tocaron a la puerta del cuartucho en donde vivo. A sabiendas de quién era la voz pregunte: ¡ Quién es?. Soy la Chonita. Le vengo a avisar que ya se murió el señor…
Suspendí la curación y por lo tanto mi menester. Busqué un rosario que le entregó mi madre pero no lo encontré por ningún lado.
El muerto efectivamente ya había muerto. Todavía lo pude encontrar con la boca medio abierta y la mano entrecerrada.
Primero pensé en los perros. Si tendría que avisarle a la autoridad. Eso es lo que hice. Me presenté en la puerta del Palacio. Un soldado adusto ni siquiera se inmutó cuando le dije que el muerto había muerto. Incluso dejó dos perros . Mi pregunta señor soldado es quién me puede informar sobre la suerte de los perros.
El soldado me dijo en voz baja que nadie me haría caso. A nadie le importan dos pinches perros. Sáquelos a la calle. Total el muerto ya se murió.
Regresé derrotado y sin ganas de vivir. Ahora estaba más preocupado por la suerte de los animales que el mismo muerto. Espere que se lo llevaran al campo santo. Y así lo hice. Unos señores se cargaron la caja y en una procesión a las puertas del más alla. Los que lo conocían emitían unas lagrimitas discretas. Pero para serte sincero comprobé que lo llevaron más por una actitud de salubridad que por que en verdad alguien lo quisiera.
Cuando llegó el momento de echarle palas de tierra me alejé para irme directo a la casa del muerto. Los dos perros me miraban extrañados. Les hable como para que me comprendieran. Les dije que su amo se había muerto. Que lo habián estado anunciando por más de cuatro días. Les dije que me los llevaría. Claro si ellos estaban de acuerdo. Salí con ellos siguiéndome detrás. Ojalá que les dure un poco más.
De esta manera comprendí que el muerto tenía razón. Uno debe de estar siempre y si se puede más. Hay veces que pensamos que nadie nos necesita pero esto no es verdad.
Por suerte viví más que los perros. A los dos los enterré en el patio de la casa. Primero pensé sepultarlos en la tumba del muerto. Pero para serte sincero quedaron bien bajo la sombra de la higuera. Yo morí meses después…..
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
18 de noviembre de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.
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