¡ QUE LA BARRA TU GOBERNADOR ¡ Una de las disposiciones que dictó don Domingo siendo ya gobernador, fue que todas las banquetas de los domicilios deberían amanecer regadas y barridas, incluyendo el área de calle que les correspondía, sin embargo un viejo ricachón del pueblo queriendo pasarse de listo no lo hacía, por lo que fue requerido por la autoridad, y queriendo burlarse de Arrieta le dice al policía: "Dile a tu gobernador que si quiere hacerlo él que venga y lo haga, pero díselo". El pobre policía fue y repite palabra por palabra lo que se le había dicho. Al día siguiente, a las cinco de la mañana se presentó el Gobernador armado de cubeta y escoba, procediendo a barrer la calle. Casi al terminar abre la puerta aquel rico, con cara de asombro y expresión burlesca. Acercándose a él, el general le dice: --¡Ya quedó barrida su banqueta y su calle, como usted lo solicitó, solamente que este servicio hecho por un gobernador le cuesta a usted la cantidad de 5,000 pesos oro, m