DOMINGO DESESPERADO Y PLACIDO DOMINGO



DOMINGO DESESPERADO Y PLACIDO DOMINGO.


Daban las dos con veintidós minutos de la tarde dominical.
Una mujer que se acerca a los setenta, da pequeños pasos entre un mar de preocupados por sí mismos, intenta solicitarles alguna moneda incluso su situación precaria no encontraría obstáculo para aceptar hasta monedas de diez centavos. Lo que sea ella lo recibirá de buena gana. Oculta su cara indígena tras un rebozo que ha usado por años. Sus piernas morenas , ajadas por los fríos se intentan proteger con un par de medias azules. Su mirada es como la de un animal que vive cercano a sus dominios. La marea de personas se desplazan como si fueran felices no se sabe a dónde van.

Cuando nació esta mujer, sus padres celebraron con mucho gusto, incluso tuvo padrinos. Ella estaba ignorante de que terminaría sus días o los que le quedan por vivir pidiendo limosna en esta calle de presurosos.

Esos no es todo, acaba usted de dar quince pasos, cuando aparece otra persona que parece estar alterado de sus facultades. El pelo tiene un brillo causado por los días y días sin conocer el agua. Intenta pasar entre la turba y parece que nadie lo ve, incluso las mujeres y los hombres pasan de él como si de un fantasma se tratara. Posteriormente se detiene y encuentra un papel, es posible que fuera un poema de Emilio Pacheco quién se encuentra listo para los preparativos navideños.

Luego, sus ojos casi miopes descubren que por allá sentado otro anciano de uñas negras, intenta tocar un blues de Robert Johnson y sin llegar al atrevimiento de venderle su alma al chamuco satán intenta recabar en su sombrero dos o tres pesos. Asi que utiliza su trompeta y le vierte algunos alientos . Este hombre no se ha enterado que Guillermo Ortiz se ha retirado a la vida del jubilado con 190 mil pesos cada que el mes llegue a los treinta días.

Cuando nació este señor que tiene cara de José Luis sus padres lo celebraron y lo presentaron ante las autoridades divinas. Le echaron agua bendita y él se encontraba puro. Más tarde las agitaciones de la vida lo arrastraron hasta estas calles de Dios que le permite ganar para llenar la tripa.





Entonces usted dice con sorna que las autoridades sirven para puro pito. Es posible que los encargados de los programas sociales, incluso su jefe estén preocupados en abastecerse de víveres delicatessen y estén preguntándose cuantas inyecciones de vino de cepa le debo poner al pavo y a cuántos grados debe meterse al horno.
Lo mismo pasa con un perro que conozco. Los indiferentes tres, lo dejaron a su suerte incluso usted los calificó como auténticos mal paridos. El pobre, intenta ahora con su pata coja buscar el apoyo de los de otra especie y como ustedes son tan sensibles ya le encontraron hogar para guarecerse de los tiempos o los temporales.

Así que como los demás se aleja de esa basura social, de los desheredados por Dios y por los hombres y echa a andar para encontrarse que después de haber pasado quince o diez y ocho minutos, otro hombre robusto en su persona con una barba de tenor Santa Clos se planta en un escenario colocado en el Ángel de la Independencia. El intenta darles una satisfacción a los sensibles y les emite sus gorgoritos estudiados, sus arias de ópera y sus cantos celestiales. Parece que entran en una aguda comunión. Nunca sus ojos habían visto tanta ternura, la víspera de Navidad y los conmovidos disfrutando del bel canto . Después cuando el espectáculo crece crece y crece vuelve a aparecer el hijo de Pepita Embil portando un traje de charro y les canta a los solidarios Cielito lindo y les dice ay ay ay ay que canten y no lloren , porque cantándo se alegran los corazones. Más tarde se despide contento después de saber que confortó a las almas buenas.

Mañana cada uno y cada cuál andarán preocupados por buscar la sidra, los turrones, le darán sus palos a las piñatas y podrán mirar como son arrojados a ellos los frutos de la tierra. Incluso a algunos se les ablandará el corazón e intentarán ser hijos de sus papás, obedientes del respeto y plantarán un árbol y pasarán por Reforma o el eje Central ignorando al perro cojo, soslayando al hombre de la trompeta, evitando al indeseable, y ocultando la mirada para no apoyar a la señora de los calcetines azules y continuar por la vida azotando a quién se pueda, robando al más posible ,robar y hacerse el ofendido, emitir ofensas, engañar al pueblo y descubrirse como bestias….

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
Estados Unidos Mexicanos.
21 diciembre de 2009.

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