La muerte encontrò a Zitarrosa pero no a su legado musical y poètico
La muerte encontrò a Zitarrosa pero no a su legado musical y poètico
por Alfredo Arrieta Ortega.
Una de las mejores composiciones de Alfredo Zitarrosa dice : “ De golpe no estàs nada màs sucediò, borrachera fetal que tu muerte me deja”, en este enero parece que el cantor se despide con esta frase.
La primera vez que tuve conocimiento de la existencia humana y musical de Alfredo Zitarrosa, fue cuando en alguna ocasión escuchè en Radio Mundo “ Doña Soledad”, una canciòn especial tanto en su composición como en la acertada intenciòn de incorporar el candombe, la excelencia en la guitarra.
Al tèrmino de este tema el locutor externô : escuchamos mùsica del Uruguay con Alfredo Zitarrosa “. Este primer encuentro fue casual pero importante. Recurrì a la bùsqueda musical del cantor, y urgè en casas especializadas material discogràfico.
Asì me fui adentrando en todo tipo de composiciones; “ y de borracho yo le dirè arrègleme la cuentita patròn no quiero màs trabajar por aquì quiero irme para el poblao “ “ Al compadre Juan Miguel no le pagan el jornal y aunque no haiga de comer lo mesmo hay que trabajar “ “ No te olvides del pago si te vas pà la ciudad “.
Màs adelante encontrè al gran Alfredo en aquellas jornadas de la cultura uruguaya en el exilio y supe de su participación radiofònica en Radio Educación, en una serie de programas que se trasmitìan los domingos aquì en Mèxico.
En todos lados Zitarrosa se mostrò como un compositor capaz de mostrar la problemática rural con una voz enèrgica y sorprendente.
Tambièn compuso populares canciones de corte amoroso, infantiles y urbanas, todas estas vestidas con estupendas armonìas y bellos acordes.
El conjunto de guitarras utilizado por Zitarrosa es poco probable que algún mùsico inexperto pudiera igualar, a mi juicio nadie podrà interpretar como Zitarrosa sabìa hacerlo el violìn de Becho o el Gato del perro..
Alfredo Zitarrosa estuvo en varias ocasiones en nuestro paìs. Lo vi actuar dos veces: En la Sala Netzahualcòyotl y Teatro de la ciudad. Después con la pena del exilio viviò entre nosotros algún tiempo, en el que vino a enriquecer sin duda el panorama musical del Mèxico contemporàneo.
Zitarrosa aportò sin limitaciones su arte, es màs supe que grabò canciones como Jacinto Cenobio y Niña Huichola, debidas a Pancho Madrigal, compositor mexicano.
Posteriormente el cantor uruguayo anuncio su regreso al paisito como el lo llamaba y allì, en el Uruguay, fue recibido por el propio pueblo con un jùbilo inusitado,. Zitarrosa volviò a cantar en su pago: “ cierto que hay muchas cosas que se pueden olvidar pero algunas son olvido y otras son cosas nomàs”.
Ahora en estos primeros dìas de 1989, me entero que vìctima de una peritonitis muere en la Repùblica Oriental de Uruguay el querido compositor.
Zitarrosa no era un artista comercial, era màs bien un cantor ìntimo, tal vez en el mejor de este continente , en lo que se refiere a mùsica popular, sòlo igualado guardando las proporciones con Atahualpa Yupanqui, Daniel Viglietti y Joan Manuel Serrat.
Con Alfredo Zitarrosa se acaba una etapa de canciòn de compromiso, de canciòn social utilizada como un mecanismo de comunicación que no podrà ser olvidada fácilmente.
En suma, Zitarrosa sin temor a equivocarnos fue uno de los compositores màs importantes de Amèrica Latina, al grado tal que su obra es estudiada en algunas ciudades europeas.
La noticia de su deceso es un balde de agua frìa para el mundo de la cultura y la mùsica. Zitarrosa representò un papel digno durante su vida, exiliado por diferentes razones en Argentina, España y Mèxico, logrò por medio de sus canciones la comunicación con los hombres de habla hispana a pesar de modismos uruguayos y aùn màs, interesò a otros pensadores en otros continentes.
Alfredo Zitarrosa Iribarne siempre me impresionò por el valor que imprimìa a sus canciones, se podrà decir que les impregnaba valor y hombrìa. Zitarrosa fue la voz del pueblo uruguayo, “ el cantor de la flor en la boca “, el juglar y guitarrero era ternura en sus temas. Fue un compositor de talla internacional, un rebelde natural, un hombre con mucha fuerza ciudadana.
Aquì en Mèxico solo fue conocido en los medios de comunicación serios, es por eso que no es de extrañar que a su muerte solo se dedican un informe noticioso escueto con Abraham Zabludosvsky, repitièndose lo mismo con Guillermo Ortega. ECO fue parca en esta cuestión. IMEVISION, en sus noticieros comentò el asunto en forma breve. El canal del Politècnico ingorò el asunto. Es de mencionar la oportuna intervención de Mario Dìaz Mercado al incluir un programa especial sobre el cantor, en VIDEO MUNDO y ademàs de una plana completa en el periòdico UNO MAS UNO.
Zitarrosa podrìa gustar o no, en lo personal, considero que al partir estos personajes, difícilmente podràn ser sustituìdos, perduraràn solamente – para nuestra desgracia-, figuras saltarinas y payasas de papel, que ensucian la escencia bella de la canciòn. Zitarrosa Iribarne representò la rebeldìa para los gobiernos anteriores a Sanguinetti, cantò como pocos saben hacerlo. Zitarrosa era para el Uruguay lo que Serrat para Cataluña. “ Hijos de estas tierras “.
Alfredo Zitarrosa grabò una impresionante obra musical que servirà para el estudio de investigadores y pensadores en este planeta. No es exageración afirmar que fue un compositor con un alto nivel de calidad. Dejo todo tipo de temas, utilizò el vals, la chamarita, la milonga habaneras, triunfos y vidalitas.
Sus canciones las màs importantes: “ Doña Soledad”, “ Adagio en mi paìs “, “ guitarra Negra “, que es un poema canciòn o poema por milonga, “ Mi tierra en invierno “, “ Mariposa Negra “, “ Nene patudo “, “ Carta a Doña Tomasa “, “ Estefanie “, “ Mire Amigo “ y tantas y tantas como las famosas coplas al compadre Juan Miguel ( De Yamandù Palacios ).
Uno de los ùltimos contactos que Zitarrosa tuvo con la vida fue cuando expresò: “ Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa “… etc.
La muerte encontrò a Alfredo, pero no importa, el legado musical lo continuarà en el pensamiento de todos los que lo conocimos, esa voz “ la del trueno estrepitoso “, seguirà derramando ternura.
Alfredo Zitarrosa Iribarne : “ El futuro es nuestro “, como tù decìas…
Fuente : UNO MAS UNO, periòdico mexicano. 31 de enero de 1989.
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