Descalzo, en calzones, ciudad extraña, niño empapado, fuente.

Descalzo, en calzones, ciudad extraña, niño empapado, fuente.

































Ando descalzo, tengo los pies blancos.

Camino por el suelo de esta casa. Es una casa de cuartos grandes. Me dicen que debo de salir. Abro un refrigerador de esos donde guardan carnes. En este caso lo ocupan para guardar Coca Colas.

Toma un envase de vidrio. Le digo al acompañante que ahora están sacándo los envases de este refresco como los hacían hace años.

Seguimos caminando.

Me dice este señor que a él no le gusta el puto fut bol.

Me digo a mí sí..

Seguimos caminando.

Debemos de cruzar un riachuelo.

Me voy a mojar los pies?

Sí claro¡

Los pies son para mojarse..

Meto los pies y camino entre el agua. Veo las piedras del río, están lisas.

Luego salgo y me detengo en una roca gigante.

Cuantos años debieron pasar para que esta piedra estuviera aquí?

No lo sé sigue caminando que se nos viene la noche.

Llegamos a la casa de Margarita.

Ella me vió cuando era niño. Ahora no me reconoce.

Los rostros cambian la gente del engaño queda.

Margarita me pregunta que porque vine descalzo?

Y no solo eso Margarita¡

Se me olvidaron los zapatos, mi mochila y ni tiempo tuve de ponerme los pantalones de mezclilla.

No traes pantralones?

No. Ando en calzones.

Margarita me mira.

Luego va a un ropero y me dice que buscara algunos que me queden.

Son de mujer pero te servirán para tapar tus indecencias.

Esta bien Margarita.

Los pantalones me quedan guangos. Son anchos de arriba. Ni modo me los tengo que poner.

Voy a una fila. Me dicen que me adelante para pagar la entrada. Busco en mis bolsillos.


No puede ser¡ ya me dieron de nuevo otra moneda sin valor.

Quien me apura me entrega una bolsa de papel. Me dice que meta en esta bolsa la Coca Cola.

Sí la ve el de la entrada no te dejara.

Llego a al torniquete. Un señor de lentes y muy grande me dice que puedo pasar. Que conmigo no hay problema. Las puertas están abiertas para usted¡ Me dice.

Esta es una ciudad pequeña. Es extraña. Los habitantes son pequeños niños. Son niños de plástico negro. Brillan, están calvos, no tiene ojos, ni nariz ni boca, están lisos.

Tiene brazos y manos pero no tienen dedos.


Llevo a un niño güero conmigo. Lo tomo de la mano. El niño se llama Alfredo. Es decir soy yo mismo pero a los siete años.

Le digo que no se acerque a la fuente porque se puede caer. Entonces te mojarás y yo no traigo ropa para cambiarte. Margarita me acaba de prestar sueños atrás este pantalón holgado.

Alfredo no hace caso y se coloca de espalda a la fuente. Alfredo se va para abajo. Se sumerge en la fuente.

Lo saco empapado¡

Llega un doctor. Le da gusto ver a Alfredo de niño. Intenta alzarlo pero se moja la bata.

Dejo a Alfredo secándose al sol..

Voy a otra parte de esta ciudad.

Se asoma la fría.

Quiubas fría que haces?

La fría no me responde y comienza a correr.

Es entonces que la persigo.

La fría se sienta en otra fuente aparatada de todo.

Se recuesta boca abajo e intenta atrapar un lirio que reposa suave.

Me acerco por detrás y le beso las orejas. La fría deja de ser fría.

Caemos a la fuente y nos reímos. Luego en un abrazo nos fundimos. Nos fundimos los dos…


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
nec spe, nec metu
7 de Junio de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.



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