La actriz.

La actriz.






























Equivocadamente cruzaste la calle. Buscabas una dirección, solo que el cambio arquitectónico de México la había escondido.

Llegaste a pensar que no existía, posiblemente el buldogser la suprimió de golpe, la numeración terminaba con las vías del tren y ningún transeúnte de las seis de la tarde te podían dar razón de ella.

La recordabas con debilidad; deberá de contar con sesenta años.

Cuando la dejaste de ver fue precisamente el día que la abandonaste.Te recuerdo se posó en esas ocho de la noche,no soportabas aquellos sudores de vieja, sus pláticas rayadas,huecas, ni el tiradero de trapos y escobas, ni la humedad de las paredes.

Sorbía café con leche a punto de incinerarle la boca y despedazaba pequeños trozos de manchego en este.

Paleaba los frijoles sin recato hasta que llenaba el huacal de su estómago.

Apagaste el foco, en tinieblas le insinuaste que saldrías a comprar cigarrillos , ella replicaba irritada: pero sí tú no fumas¡

Pués fumaré lo que se me antoje ¡

Soy dueño absoluto de mis pulmones.

No la soportabas y menos cuando comenzaba a decir insensatez y media , te hablaba de cien historias, de que fue actriz, solo que sus padres mostraron repudio inmediato a tales oficios por considerarlo de gente de segunda, la condenaron al anonimato de su propia actuación.

Esta mujer debe de estar loca, era tu observación precisa.

Cada que te platica su historia histriónica, extrae del ropero pulseras y peinetas, una capa bordada de lentejuelas que le regaló la tiple en épocas de la gatita blanca.

Baila, une los tacones y entona la canción gitana de Lorca, el ridículo lo hace contigo o sin ti , después se deja caer al suelo y se retuerce, llora, grita, eso ocurre cada vez que se transforma en española; se deprime y te abrazam implora que no la dejes de querer, que no la vayas a olvidar..

Esperas otra ocasión para huír, tal vez cuando comiences el desvarío decidas volar y dejarla en su mundo, que se pudra como carne muerta.

Treinta años te parecieron pocos, gobernaba en aquellos ayeres Alemán.

Escapaste un día que se encontraba dormida, envuelta en su capa otoñal, cayó fatigada después de una canción de Federico.

Las vías te indicaban que ese lugar era precisamente el sitio que una vez dejaste. Solo que hoy en el suelo, se posan despampanantes edificios.

Absorto estabas y una mano miedosa, tímida, tocó tu espalda, mencionó tu nombre. Preguntaste quién era y respondió:

Soy amiga…

Viene a buscarla?

Afirmaste con la cabeza.

Su madre dejó hace muchos años este papel, lo he guardado porque supuse que usted vendría; “ olvidarán las veredas pero la querencia cuando”

La vieja decrépita desapareció dejando sobre tus manos un pedazo de papel ya amarillo, comiste sin prisa las letras mal hechas de tu madre…


19 de Septiembre de 1983.
11 horas AM
Original de Alfredo Arrieta
Nec spe, nec metu
Para elpueblodetierra.
Estados Unidos Mexicanos.






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